MSC Splendida del 7 al 14 Enero 2013 ✏️ Blogs de Mediterráneo

Nos esperaba otra noche movidita por el golfo de León. Esa noche estuvimos hasta la una de la madrugada preparando las maletas y recogiendolo todo. Es que nosotros somos muy desastrados, la pesadilla de los camareros de habitación.
La tarde anterior nos habían dejado en el camarote las instrucciones para el desembarque. Teníamos que poner unas etiquetas de colores al equipaje. Nos habían agrupado por zonas del barco y a nuestra zona le tocaba desembarcar a las 9,45. Teníamos que estar en el teatro a esa hora. Pero teníamos que desalojar la habitación a las 8. Nos parecía muy temprano y excesivo desalojar la habitación tan pronto, y fuimos a preguntar a recepción, que nos dijeron que como mucho a la 8,15 debíamos estar fuera de la habitación. A nosotros no nos salían las cuentas, si salimos del barco a las 9,45 y los siguientes pasajeros no pueden embarcar hasta la 1,30 tienen tiempo de sobra para arreglar la habitación.
Asi que decidimos amotinarnos! .
Estuvimos disfrutando del camarote hasta las 9,30!
Y nadie nos molestó, nadie apareció por la habitación, ni nadie nos dijo nada!
Subimos relajadamente a desayunar, ya que el último día no te sirven el desayuno en la habitación.
Vimos todo el proceso de atraque en el puerto de Barcelona.
Vinos a nuestro compañero de navegación: el Costa Pacifica persiguiéndonos.
Y a la hora convenida acudimos al teatro, de donde salimos para desembarcar con un poco de retraso. Salimos a la terminal y en el mismo momento que nos acercábamos a las cintas transportadoras de las maletas aparecieron en la cinta. Muy buena la coordinación de los trabajadores del MSC Splendida.
Me fuí en taxi hasta el parking de las Tres Chimeneas, en donde había dejado el coche hacía un siglo (o eso me parecía a mi), y sorpresa me cobró 10€ por el trayecto. Con un suplemento de 4 euros. Como ya llevaba la tarjeta de salida enfilé a por mi mujer y nuestros amigos a la terminal A, en donde me los encontré en la calle, pues habían cerrado la terminal.
Y de ahí para casa...

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Los que ya sois cruceristas ya conoceis esta sensación. La sensación de sentirte protegido, en un cascarón confortable, cálido y acogedor. La sensación no es distinta en este crucero en el MSC Splendida, aunque un poco menor que en otros cruceros anteriores.
El recorrido del viaje es bastante acertado, aunque para mi gusto hubiera cambiado la etapa de Marsella por otro puerto más bonito y más accesible para los pasajeros.
El barco es enorme y muy confortable. No se pasan dedicando espacio a los restaurantes de pago, que hay pocos, y con poco éxito.
Las tiendas, que son temáticas no están adecuadamente surtidas.
La joyería es muy cara para estar libre de impuestos.
No pudimos encontrar en todo el barco una libreta de recuerdo para anotar nuestro diario de viaje. Es una tradición que mantenemos en todos los viajes. Y no la pudimos cumplir en este, así que escribo este diario de memoria.
El trato con el personal de a bordo era mediocre. La amabilidad no es su fuerte. Los encargados de las habitaciones intentaban ser amables, y también en los restaurantes y en los bares. Pero en recepción y en otros puestos del barco eran mas bien antipáticos. Incluso tuvimos que reprender a la encargada de las afiliaciones a la tarjeta MSC Club por su falta de respeto. Los más antipáticos son los tripulantes italianos sin ninguna duda.
El capitán solo se dejó ver el rato de la presentación en el teatro, y el rato de las fotos con el capitán.
Las excursiones eran muy caras (por eso no hicimos ninguna) y no puedo valorar su calidad por que no conocí a nadie que se hubiera apuntado a alguna.
Las instalaciones son muy buenas y confortables. La piscina interior tenía el agua fría a pesar de estar climatizada, y había pocos jacuzzis para tanto viajero a bordo.
La comida era bastante mala, como ya he dicho.
El café era de buena calidad, sin acidez. Y las infusiones de marca. El agua osmotizada, desalada por el barco, era de buena calidad.
La decoración muy mediocre, atonal y en algunos lugares hortera.
La cabina era fantástica, aunque de mediocre decoración, y es cómoda como no os podeis imaginar. El aislamiento acústico de la habitación es muy bueno. La regulación del aire acondicionado muy fina, podías ajustarlo exactamente a tu gusto, con resultados casi instantáneos.
La conexión a internet muy cara (12€ 60minutos), se hacía por cable de red en la cabina, y por wifi en algunos puntos del barco. Por supuesto no tiene la calidad de la conexión en casa, no se puede pedir más a las conexiones por satélite.
Las actividades del equipo de animación a bordo patéticas.
Los espectáculos del teatro muy malos.
Los músicos de los bares y el atrio eran muy buenos.
La variedad de bares y discotecas muy buena.
La calidad de los combinados y copas era muy buena y eran baratas.
La calidad de la navegación era muy alta, el barco se movía, pero muy poco teniendo en cuenta el viento al que se vio sometido y a la tremenda altura del navío: un edificio de 9 pisos de altura. La maniobrabilidad del barco era sorprendente, teniendo en cuenta el tremendo tamaño del MSC Splendida. Las vibraciones muy bajas, apenas se notaban.
Todos los horarios se cumplieron rigurosamente, incluso cuando zarpamos de Tunez con una hora de retraso por culpa de una excursión, llegamos al día siguiente a Palermo a la hora prevista.
El viaje en invierno es siempre peor que en verano, no hay casi animación turística en los puertos de atraque, el tiempo es malo y hace frio, pero a cambio el precio es mucho más barato.
En general el viaje me supo a poco, pero eso no es por culpa del barco, es por mi culpa, que soy un insatisfecho constante...

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