Amanece un nuevo día y ya estamos atracados en el Dique del Oeste, en Palma de Mallorca.
[align=center]MAPA DIGITAL DEL PUNTO DE ATRAQUE EN PALMA DE MALLORCA

Como hoy toca día de playa nos pasamos, antes de desayunar en el bufé Windjammer, por la zona de recogida de toallas y recogemos un par de ellas para llevarlas a tierra cuando bajemos del crucero. Llegamos al bufé y conseguimos sitio relativamente pronto. De nuevo, otra decepción en cuanto a variedad de lo que se ofrece en comparación a barcos anteriores. Sin ir más lejos, en la sección de bollería, habitualmente había muchas opciones de croissants, de donuts, de muffins y demás y ahora esto ha quedado en la mínima expresión. Recorte tras recorte…. Alguien me podrá decir que existe en el propio barco un lugar que ofrece mucha variedad de donuts, el Boardwalk Donuts, en la cubierta 6, junto al carrusel, pero me parece ilógico tener que complementar la oferta teniendo que bajar nueve cubiertas para conseguirlo.

Con esto hago la primera digresión del día y es cómo tienen montado en este crucero el tema de las bebidas sin coste añadido. A saber:
• En el bufé Windjammer han eliminado las máquinas autoservicio de bebidas sin coste tanto en el desayuno (los zumos) como en comida y cena (aguas saborizadas). Ahora tienen vasos ya llenos para recogerlos o bien te los trae un camarero. En la comida y cena van a tope de hielos y, al menos, en el desayuno, se cortan y están frescos sin más. Si quieres beber aguachirri, ya sabes lo que hay.
• En los bares de las piscinas, en el Boardwalk dog house, en el Sorrento´s y el Café Promenade hay dispensadores autoservicio de agua con presunto sabor a naranja o limón (no he visto té helado como sí había en otros barcos). En estos lugares no hay hielos a disposición pero el agua está fresquita porque ya le arrean los hielos con profusión al propio dispensador. En verano, siguiendo la dinámica, lo mismo lo que ofertan es granizado.
• Si quieres agua saborizada de máquina (limonada, fruit punch, kiwi, mango, strawberry..) te tienes que ir al Loco Fresh (cubierta 15) y su máquina autoservicio, en su horario de funcionamiento, y el líquido sale simplemente fresquito. Allí no hay hielos por lo que si quieres enfriar más la bebida te tienes que bajar a la cubierta 8, Park Café, en su horario de funcionamiento, dado que allí es el único sitio que he visto que tenga dispensador de hielo, junto con otra máquina autoservicio de aguas saborizadas pero, que extrañamente, sólo dispensa agua, mango y kiwi. Si estás en el Park Café o cualquier otro sitio y quieres tomar limonada o fruit punch bien fresquitos (cuando haga mucho calor en cuestión de semanas) tienes que ir allí si no lo estás, coger un vaso, llenarlo de hielo y subirte a la cubierta 15 a la máquina del Loco Fresh a echarte el néctar de los Dioses.
Como podréis observar, un completo sinsentido al que todavía no le encuentro explicación lógica cuando el sistema anterior funcionaba correctamente. Que eliminando las máquinas en el bufé agilizas el servicio y ganas en higiene, lo puedo comprar pero el resto, simplemente no lo entiendo, pudiendo tener todo en todos los puntos. Los clavos en la tumba van aumentando si bien es cierto que no se va pasar sed en ningún momento sin tener que aflojar la cartera si no quieres.

Retomando la narración, las opciones del desayuno son las típicas y siempre las mismas a lo largo de la semana: parte salada, parte dulce, fruta, cereales, tortillas al gusto y leche, café, cacao, infusiones y demás. Abundo en lo mismo: si otras veces había 4 variedades de fruta, por ejemplo, esta vez hay 3, si otras ocasiones había 2 tipos de salchichas, esta vez sólo hay una… Maestros de la costura con la tijera en ristre….
Nos avituallamos y con hambre no nos quedamos, todo hay que decirlo. Nos recogemos al camarote, llenamos las mochilas con todos los accesorios de playa y bajamos a tierra.
El enero pasado, en la feria de turismo Fitur, me acerqué al stand de Mallorca y les consulté sobre una playa que estuviera próxima al dique del oeste, donde atracaría el crucero. Mapa en mano me recomendaron la Cala de Illetes y, como segunda opción, Cala Major, más próxima al puerto. Puesto que Cala Major es de mayor tamaño y habría que desplazarse menos decidimos ir a ésta en detrimento de la primera, que quedó como segunda opción.
Así, el itinerario previsto era:
- Ir andando desde el dique del oeste hasta Cala Major lo que nos llevaría una media hora y que ayudaría a compensar los excesos gastronómicos.
- Parar durante el trayecto en los jardines del Palacio de Marivent para descansar, ver el entorno y usar el baño si fuera necesario.
- Llegar a cala Major, darnos unos chapuzones, tomar el sol y hacer la croqueta.
- A la que volvamos al barco parar en una terraza y degustar un zumo de cebada bien fresquito.
- Pasar por el centro comercial Portopi, muy próximo a la entrada del puerto, para adquirir alguna cosa típica.
- Regresar andando y así hacer hambre también.
Esta era la teoría pero la realidad fue otra....
Por la mañana, al ir a coger la toalla, ya el tiempo estaba revuelto y se había levantado ventolera. Mirando el pronóstico del tiempo por internet daban incluso lluvia durante la mañana lo que venía a ser lo opuesto de lo previsto dos días atrás. Aun así, confiando en que el día fuera mejorando, continuamos con el plan previsto.

Sucede que fue salir de la terminal de cruceros de Palma y se puso a llover con cierta intensidad, unido a una bajada de temperatura bastante apreciable. ¡Se fastidió el día de playa!... Decidimos, por tanto, recalcular ruta y, por de pronto, volver al camarote y dejar los aperos playeros. No somos los únicos porque bastantes pasajeros también están dando la vuelta y reorganizando los planes de la escala.
Mientras estuve organizando el viaje asigné planes B a cada visita por si hubiera cambio obligado de los mismos. En el caso de Mallorca encontré una ruta por patios mallorquines en el casco antiguo de Palma pero tampoco profundicé demasiado y planteándolo a mi acompañante, éste prefería dar una vuelta por la zona de la catedral sin más para rellenar la mañana. Así, había que buscar transporte y lo más próximo sería coger la línea 1 de bus en la parada del museo de San Carlos, a 15 minutos andando desde el atraque.

Para mejorar la situación, llegamos a la parada justo cuando acaba de marcharse el autobús por lo que nos toca esperar 20 minutos al próximo. Al menos el tiempo se ha estabilizado y no llueve por lo que la espera es llevadera. Por fin aparece el siguiente pagamos los 3 euros del billete y nos bajamos en la parada Argentina - Sa Feixina, que parece la más próxima a la catedral. La ciudad nos recibe con entusiasmo.

Llegamos a la catedral y mi acompañante propone entrar dentro a visitarla. Yo declino la oferta porque ya entré hace unos años y no me llama la atención repetir. Quedamos entonces en que él entrará (por situación de desempleo la entrada le cuesta 8 euros en vez de 10 euros la normal) y yo me quedaré fuera esperando mientras atiendo asuntos laborales, me doy un garbeo por la zona y busco alguna tienda para comprar sobrasada casera. Todos contentos.
De la continuación de la jornada se dará buena cuenta en la próxima y palpitante etapa.[/align]