París, je t´aime ✏️ Blogs de Francia

Como el día anterior no pudimos comprar la Paris Musseum Pass, fuimos por la mañana a hacernos con ella y así empezar a disfrutarla. Tras hacernos con ella nos pudimos dar cuenta que el turismo en París es cansado. Las 400 escaleras del Arco del triunfo fueron el primer ejemplo de ello. Cuando ya no sabes cuantas más escaleras te quedan por subir llegas a un mini-museo sobre este monumento con sus correspondientes toilettes (W.C). Tras mirar lo que allí había fuimos a lo alto del monumento a divisar las espléndidas vistas que allí se podían ver. Increíble ya que el Arco del Triunfo es una "rotonda" en la que confluyen 12 avenidas. Una curiosidad en la tumba del soldado desconocido es que dice la leyenda que la llama que hay por allí lleva 100 años sin apagarse.

Fuimos a Tulleries a comer los bocatas ya que el sitio era muy agradable para estar allí. Como la Paris Musseum Pas incluía muchos museos, decidimos sacarle partido y fuimos al museo Rodin. No entraba dentro de nuestros planes pero ampliar cultura nunca viene mal. Lo mejor de todo eran los jardines en los que había obras expuestas. Una advertencia para los que vayáis: el pensador enorme que hay nada más entrar es una copia ya que el original se encuentra dentro en el museo y medirá unos 50 cm. Y una de las ventajas de la Paris musseum era que en muchos sitios te evitabas la cola por tener ya la entrada.

El siguiente objetivo era subir a la Torre Eiffel. Impresionaba a la vez que caminabas hacia ella, tanto por la gente que allí había como la plenitud de la obra. Decidimos subir por las escaleras ya que te evitabas mucho tiempo de cola y como no había prisa pues era una opción. Nos esperaban 1600 escaleras pero las ganas por estar arriba eran las que nos empujraon a subir relativamente rápido. En la cola para subir sólo estuvimos 20 minutos, increíble pero cierto. Las escaleras no son otra opción para mucha gente. El primer piso es como un centro comercial selecto con unas vistas increíbles; eso sí los precios también estaba a la altura a la que estaban; desorbitados. La mejor manera de que no se te olvide nunca ese momento es disfrutándolo. Se podía ver el motor de los ascensores y la corrosión de la pintura debido al paso del tiempo y a los agentes atmosféricos. Tras dar una gran vuelta por el primer piso, fuimos al segundo. El viento era nuestro acompañante ya que nos encontrábamos ya a una cierta altura. Más tiendas de souvenirs y mucha más gente para subir hasta el último piso, esta opción la descartamos para dejarla para el que sea nuestro próximos viaje de retorno a la ciudad de las escaleras y por haber demasiada gente y falta de tiempo. Después de bajar y tener una sensación de impresión durante al menos 2 horas fuimos en busca de nuestra cena en plan Quick o similares. Nos costó mucho encontar el sitio pero encontramos un kebab por casualidad. Decir que el kebab con bebida y patatas costaba 5,70 euros; difícil de encontrar por España ese precio. Ya que estábamos allí nos quedamos a ver cómo se iluminaba la torre cuando entrara la noche. Kebab en mano y la noche entrando en la Torre pasamos uno de los momentos más maravillosos del viaje, estar allí en ese ambiente trankilamente degustando la cena y esperando a que la Torre se pusiera azul del todo. A partir de las 10 de la noche y con las horas en punto hacen un "show" de luces especial; millones de bombillas parpadean a lo largo del monumento y con el azul de fondo os podéis hacer una idea del espéctaculo al que estábamos asistiendo. Como ese momento era único y no sabía si lo iba a ver otra vez eché a correr sin esperar casi a mi novio pk la emoción de captar con la cámara ese momento me podía. Estuvimos corriendo un buen rato para sacar una foto de la torre con las bombillitas, muy chulo.

El día para nosotros llegaba a su fin y nos costó encontrar una estación de metro para volver al hotel. Nos enteramos mucho más tarde que el billete de metro era compatible con el RER que pasaba por allí.

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Lo primero que hicimos ese día es ir al Louvre y para ello nos bajamos en Palais Royal-Musée du Louvre. La ventaja de la Paris Musseum, como ya he comentado anteriormente, es el ahorro de colas en multitud de lugares. Entramos muy rápido tras pasar los controles de seguridad pertinentes. Si no te haces con un plano del museo casi seguro que des muchas más vueltas de las necesarias. Yo sé que conozco poco mundo, y menos museos. Allí había mucha gente a cada paso. El Louvre está dividido en pabellones. Empezamos por el Sully en el que nos encontramos a Ramsés II. Las obras más populares están señalizadas y la primera en la que paramos fue la Venus de Milo. Dimos alguna que otra vuelta hasta llegar a ella, pero mereció la pena tener ante tus ojos esas obras que parece que sólo era posible ver en los libros del colegio. El siguiente objetivo fue la gran obra de Leonardo da Vinci, la Gioconda. Una ha oído hablar mucho de ella y se puede hacer una idea de cómo puede ser. Lo que nunca hubiera imaginado es el tamaño de la obra, bastante reducido. Es la niña bonita allí, ya que tiene muchísimas visitas por segundo y con una seguridad importante. Intenté hacer una buena foto pero el cristal que la protege me lo impidió. Me mezclé con toooooda la gente que había allí y luché durante 20 minutos para llegar a la primera fila. Fue un momento raro pero lo recuerdo con cierta nostalgia. En el pasillo de los pintores italianos ahí casi sin quererlo se forma una gran aglomeración ya que esta ésta grandísima obra allí espuesta. Dimos una pequeña vuelta ya que el Louvre es enorme y bueno ya que no tenemos un punto artístico tan profundo decidimos salir del Louvre para seguir explorando la ciudad.

En una de las informaciones que obtuvimos de uno de los diarios de esta web obtuvimos la información mejor guardada de Abbesses; el muro de los te quieros. Dicha pared en cuestión tiene escrito Te quiero en 400 idiomas. Para sorpresa nuestra no había casi gente y encontramos un te quiero especial para nosotros; el Maite zaitut que para los que no conozcais el idioma vasco (el euskera) es te quiero en "vasco". Parece que cada uno tira más para su tierra cuando está fuera de ella y encontrar esas dos palabras no estaba para nada entre nuestras expectativas, dulce momento. Ya que andábamos por esa zona y sin quererlo empezamos a buscar el bar en donde se grabó la película de Amelie; se llama café deus moulins y está a día de hoy operativo. Puede parecer un bar más en la Rue Lepic.

Nos trasladamos hasta la parada de metro de Cité para ver la Conciergerie al entrar en la Paris Musseum. Un edificio antiguo con historia ya que en una de las cárceles que allí guardan estuvo María Antonieta antes de pasar por la guillotina de la plaza de la Concordia.

Andando llegamos hasta Notre-Dame para ver las famosísimas gárgolas. La cola más larga del viaje fue allí, una hora y cuarto más o menos. Se nos hizo amena la espera ya que entablamos conversación con una familia de mexicanos. Intercambiamos cultura ya que ellos nos hablaban de su país y nosotros del nuestro; buena forma de pasar el rato. 422 escaleras en caracol después, llegamos a la primera altura de la iglesia en una de las torres habilitadas para el turismo. Es muy antiguo y estrecho el espacio que hay para circular. Las vistas son increíbles y esas gárgolas que vigilan la ciudad de lo más fotogénicas. El segundo y último piso es para obtener todavía una vista mejor sobre la ciudad. Lo impresionante era la cantidad de españoles que se podían encontrar. Al bajar de la torre y las escaleras correspondientes decidimos entrar a la iglesia de Notre-Dame porque ya que estábamos allí pues no nos costaba nada.

El día llegó a su fin porque el cansancio así lo reclamaba, así que volvimos a descansar a nuestro pequeño y encantador hotel.

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Vimos todo lo que nos ofrecía la Paris Musseum y entre todos los monumentos y edificios incluía el acuario en Porte Dorée. Si tenéis intención de pasaros por allí que sepáis que está un poco alejado del "centro". Nos costó un poco llegar pero con paciencia y plano en mano lo conseguimos. El acuario era sencillito con algunos cocodrilos allí esperando. Había muchos niños.

Posteriormente nos dirigimos al museo de Art et metiers (arte y oficio). Si os gusta saber como han evolucionado las cosas es muy entretenido ya que tienen desde el primer ordenador hasta uno de los últimos satélites. Hay una minirepresentación del proceso de construcción de la estatua de la libertad y mucha evolución de muchas cosas. Uno de los museos que más me gustó.

Comimos a la puerta de este museo para luego dirigirnos al museo Pompidou. Quisimos tener un detalle con algunos amigos y mandamos unas postales de las de toda la vida. Fue fácil mandarlas ya que lo haces tu mismo en una máquina pero fue más difícil encontrar La poste (correos). Una vez ene el Pompidou el ambiente era muy ameno, músicos urbanos haciendo espéctaculos y mucha gente sentada en el suelo disfrutando simplemente de ese momento. Al entrar en el edificio no nos quedó claro por donde empezaba el museo en sí, ya que parecía un centro comercial. Había que subir por unas escaleras mecánicas que daban unos calambrazos que metían miedo. Si mal no recuerdo el museo empezaba en la planta 4ª.

No tardamos mucho en salir y fuimos a las pequeñas tiendas de souvenirs de alrededor y encontramos una en la que unas camisetas muy chulas salían por 5 euros cada una. Ya uqe estábamos allí y los crepes son una obligación hicimos uso de uno de nutella. Podéis imagianr a que sabes eso, a gloria.

Seguido nos fuimos a los Inválidos y entramos al museo de la armada, interesante todo aquello. Cerca se encontraba la plaza de la Concordia, solo la pudimos disfrutar a lo lejos ya que estaba en obras y no se podía pasar por allí.

Yo había leído en la información que obtuvimos antes de viajar que existía algo así como otra estatua de la libertad. No era una información muy certera pero yo me empeñé en ir a ver si eso era cierto. Anduvimos varios kilómetros con la esperanza casi nula de poder ver esa estatua. Al fin, llegamos a una de "isla" por llamarla de alguna forma en el que se encontraba esa réplica de la estatua de la libertad americana. Por supuesto no es del mismo tamaño que la americana pero la francesa es un sigo de agradecimiento de los americanos a los franceses por su hermana mayor. Es algo muy curioso y que no está como visita principal en las agencias ni en los folletos. Disfruté mucho ese momento.

Con la sensación de estar en el París no turístico ya que esa zona era de edificios y mu diferente de la que ya nos habíamos acostumbrado fuimos al barrio Latino. Nos dimos un paseo por allí para ver el ambiente que por allí se decía que había.

No nos daban más de sí las piernas así que marchamos a recuperarnos para otro maravilloso día en esta increíble ciudad.

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