Nuestro tercer y último día en Londres, realmente “medio-día” ya que a las 14.30 nos esperaba el “transfer” en el hotel para trasladarnos al aeropuerto, lo dedicamos a visitar otro de los grandes museos de Londres, el Natural History Museum.
Una visita ineludible.
El edifico es una verdadera maravilla, parece más una catedral que un museo y tanto en su fachada como en el interior la decoración es sorprendente.
El museo tiene dos entradas, la de La Vida (entrada por Cromwell Rd) y la de La Tierra (entrada por Exhibition Rd

La entrada por Exhibition Rd es también sorprendente, en este caso, las paredes están pintadas de un intenso color azul donde están representadas las constelaciones, y un enorme y metálico globo terraqueo que puedes atravesar gracias a una escalera mecánica que sirve de entrada a la sección sobre la Tierra.
Lo más espectacular: La zona dedicada a los Dinosaurios, con multitud de fósiles, un enorme esqueleto de Megatherium , una magnífica cabeza de mi dinosaurio favorito, el Triceratops y al final de la sala, una recreación animada de un Tiranosaurius rex muy “enfadado” que con sus 12 metros de largo y más de 5 de alto debía ser una criatura realmente temible.
Nos quedaba poco tiempo y decidimos ir caminando y hacer una última visita no tan “cultural” a los Almacenes Harrods que quedaban cerca.
En diciembre de 1883 Harrods fue víctima de un gran incendio y se derrumbó. Al poco tiempo, el edificio fue reconstruido a mayor escala.En 198 Harrods fue comprada por los hermanos Al-Fayed por 615 millones de libras.
Después de una visita rápida y de ver, además de unos precios prohibitivos, el pequeño “altar” en memoria a Dodi y Diana (aunque a mi estas cosas no me gustan demasiado) regresamos en el metro a nuestro hotel.
Y ahora sí, esto se acaba. Londres es una ciudad muy grande y con un patrimonio enorme. Durante el vuelo de vuelta fui pensando cuándo volver para ver y disfrutar todo lo que nos faltó por visitar. Se hará necesario una segunda visita…..Estoy segura.