Volvíamos a Berlín en nuestro último día completo en Alemania. Cogimos el tren a media mañana tras desayunar en la Hauptbahnhof de Hamburgo. Tras hora y media de trayecto fuimos a por nuestro Hostal en la zona de Charlottenburg, el Berolina Hostel.
Fue este en el primer hostal/hotel que tenían un baño malo. Tenían una ducha que parecía un tanto sucia y con una cortinilla que dejaba pasar todo el agua fuera. La habitación era amplia pero no muy bien aislada ni acondicionada, en definitiva, no muy recomendable. Pero es que lo que buscábamos era tener un sitio cercano al aeropuerto de Tegel para no tener que andar con prisas a la mañana siguiente ya que teníamos que estar a las 6:30 en el aeropuerto.
Salimos rápido hacia Alexanderplatz ya que ese día queríamos visitar la torre de televisión. Personalmente me hacía mucha ilusión subir a la torre. Me gustan las vistas desde lo alto y cuando fuimos a Londres me quedé con ganas de montar en el London Eye, así que la subida a la torre era inexcusable.
Primero repetimos el restaurante del primer día, el Brauhaus Mitte. Probamos el famoso codillo y nos pegamos un buen homenaje final de comida alemana.
Nos dirigimos según acabamos de comer a la torre de televisión e hicimos una pequeña cola para coger los tickets. La chica que daba los billetes nos comentó literalmente lo siguiente: "There´s a small part of the exhibition that is closed". Tras mirarnos brevemente decidimos que obviamente sí, que había que subir a pesar que hubiese una pequeña parte cerrada. Nos dieron entrada para una hora después así que fuimos a dar una vuelta.
Llegó nuestro momento y subimos el ascensor, y allí nuestra sorpresa. Estaba cerrada LA MITAD de la torre. No una "small part"!, toda la parte este de Berlín estaba cerrada porque al parecer iba a haber un "sarao" esa noche en la torre.
Con esta decepción de no poder ver la mitad este de la ciudad os podéis imaginar que la impresión que se me quedó de la torre fue bastante pobre. Encima tratamos de subir a tomar algo a la cafetería y nos dijeron que para dos personas solo había sitio en el centro, no en las ventanas. Así que pasamos de subir.
Había que calmar el desánimo y nos fuimos a la zona de Kurfürstendamm donde tomamos la penúltima cerveza alemana y donde compré una nueva sudadera de un equipo de fútbol en la tienda oficial del Hertha de Berlín.
Ya entrada la tarde decicimos planear nuestro itinerario del día siguiente al aeropuerto. Tras examinar varias combinaciones y viendo que los transportes públicos en Berlín comienzan a las 4 de la mañana decidimos que lo mejor era ir en metro desde Charlottenburg a Zoologischer Garten y de allí coger el Bus X9.
Esa noche también queríamos una cena frugal así que cogimos algo de embutido y yogures en un puestecillo a la salida del metro y al hostal a dormir unas pocas horas.


