El lunes 8 atracamos en Livorno. Normalmente en esta escala la gente suele hacer la excursión de Florencia y pisa, pero como nosotros ya habíamos estado en ambos sitios, y consideramos que iba a ser mucha paliza para las chicas, decidimos ir por libre solamente a Pisa, ya que creímos que a Elena le haría gracia la torre inclinada.
Subimos autobús que te saca del puerto (5 euros ida y vuelta por persona) y una vez en Livorno, cogimos el autobús a la estación de tren (se pueden comprar los billetes allí mismo en un quiosco).
Normalmente, es mi marido quien lleva la mochila con las cámaras, pero como había que subir el carrito de Laura, pues la llevé yo. Y en qué mala hora. A mitad trayecto se da cuenta mi marido de que llevaba toda la mochila abierta. Qué susto, qué sofocón. Mira, yo no hacía más que pensar en las fotos y en los vídeos que habíamos perdido, en ese momento las cámaras no me importaban. En fin, que mi marido me cogió la mochila y metió la mano a ver que se había llevado. Nada. No nos lo podíamos creer. No se habían llevado nada. Igual les vió alguien, o no dio tiempo, no lo sé. El caso es que allí estaban las cámaras.
Con el susto aún en el cuerpo, llegamos a la estación de tren y compramos los billetes. El siguiente tren salía a las 12.10. No tardamos mucho en llegar, creo que fueron unos 20 minutos. Una vez en Pisa, hay dos opciones para ir a la Plaza de los Milagros. Una es coger el autobús, y otra ir andando. Bien, pues si no tenéis prisa, recomiendo esta última, ya que Pisa es muy bonita de callejear. Os pongo algunas muestras de lo que os podéis encontrar simplemente yendo por el camino más corto (coger desde la estación de tren la calle Corso Italia).
Subimos autobús que te saca del puerto (5 euros ida y vuelta por persona) y una vez en Livorno, cogimos el autobús a la estación de tren (se pueden comprar los billetes allí mismo en un quiosco).
Normalmente, es mi marido quien lleva la mochila con las cámaras, pero como había que subir el carrito de Laura, pues la llevé yo. Y en qué mala hora. A mitad trayecto se da cuenta mi marido de que llevaba toda la mochila abierta. Qué susto, qué sofocón. Mira, yo no hacía más que pensar en las fotos y en los vídeos que habíamos perdido, en ese momento las cámaras no me importaban. En fin, que mi marido me cogió la mochila y metió la mano a ver que se había llevado. Nada. No nos lo podíamos creer. No se habían llevado nada. Igual les vió alguien, o no dio tiempo, no lo sé. El caso es que allí estaban las cámaras.
Con el susto aún en el cuerpo, llegamos a la estación de tren y compramos los billetes. El siguiente tren salía a las 12.10. No tardamos mucho en llegar, creo que fueron unos 20 minutos. Una vez en Pisa, hay dos opciones para ir a la Plaza de los Milagros. Una es coger el autobús, y otra ir andando. Bien, pues si no tenéis prisa, recomiendo esta última, ya que Pisa es muy bonita de callejear. Os pongo algunas muestras de lo que os podéis encontrar simplemente yendo por el camino más corto (coger desde la estación de tren la calle Corso Italia).
Y así llegamos a la torre. Mi hija estaba superpreocupada porque se iba a caer, je, je.
En fin, que nos hicimos unas cuantas fotos porque la última vez, se nos había olvidado la batería de la cámara digital y tuvimos que comprar una de usar y tirar. No entramos a ninguno de los edificios porque ya habíamos estado.
En fin, que nos hicimos unas cuantas fotos porque la última vez, se nos había olvidado la batería de la cámara digital y tuvimos que comprar una de usar y tirar. No entramos a ninguno de los edificios porque ya habíamos estado.
Después de comprar un par de cosas en los puestos de souvenirs de la plaza, nos dirigimos a buscar algún sitio que comer, que ya era hora y además hacía muchísimo aire (mira que somos de Zaragoza y estamos acostumbrados al cierzo, pero ni así, mi marido tenía que sujetar el carro para que no volcara).
No había anotado ninguna sugerencia del foro en cuanto a restaurantes, ya que preferimos ir sobre la marcha, así que entramos en el primer lugar que encontramos con sitio (recordad que íbamos con el carrito). Era un local no muy grande, situado en una plaza, en un extremo desde el cual sale una calle que va al Palacio. En la puerta sólo ponía Pizzería, así que no puedo dar más señas. En fin, que comimos superbien: pasta, pizza y pannacota y muy bien de precio. Para que os hagáis una idea, los platos de pasta y pizza no llegaban a los 6 euros, las botellas de 1.5l de agua eran 2.50 y el café 0.70. En fin, espero que si vais lo encontréis porque la verdad es que estaba todo buenísimo (recomiendo los gnochis con salmón).
Se nos hizo la hora de volver, y lo hicimos caminando como a la ida, pero por otras calles. Y otra vez lo mismo, tren hasta Livorno, bus hasta el centro, y bus hasta el barco. Nos mojamos un poco porque en el camino desde la estación de tren empezó a llover. Menos mal que el otro autobús ya estaba esperando.
Aquella noche nos fuimos pronto al camarote ya que al día siguiente tocaba Roma, y había que madrugar. Para que nos fuéramos ambientando, nos pusieron en la tv la película Ángeles y Demonios .
No había anotado ninguna sugerencia del foro en cuanto a restaurantes, ya que preferimos ir sobre la marcha, así que entramos en el primer lugar que encontramos con sitio (recordad que íbamos con el carrito). Era un local no muy grande, situado en una plaza, en un extremo desde el cual sale una calle que va al Palacio. En la puerta sólo ponía Pizzería, así que no puedo dar más señas. En fin, que comimos superbien: pasta, pizza y pannacota y muy bien de precio. Para que os hagáis una idea, los platos de pasta y pizza no llegaban a los 6 euros, las botellas de 1.5l de agua eran 2.50 y el café 0.70. En fin, espero que si vais lo encontréis porque la verdad es que estaba todo buenísimo (recomiendo los gnochis con salmón).
Se nos hizo la hora de volver, y lo hicimos caminando como a la ida, pero por otras calles. Y otra vez lo mismo, tren hasta Livorno, bus hasta el centro, y bus hasta el barco. Nos mojamos un poco porque en el camino desde la estación de tren empezó a llover. Menos mal que el otro autobús ya estaba esperando.
Aquella noche nos fuimos pronto al camarote ya que al día siguiente tocaba Roma, y había que madrugar. Para que nos fuéramos ambientando, nos pusieron en la tv la película Ángeles y Demonios .