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Tras llegar a Milán alrededor de las 6 de la tarde fuimos andando al hotel que estaba a unos 5 minutos de la estación Central. Elegimos el Berna por las críticas y un poco guiado por la página del hotel (error) Elegimos una superior (poco más de 100 euros la noche) y nos dieron una interior a un patio de luces y no estaba reformada, especialmente el baño años 70, eso si, limpio. La bañera vieja, la mampara rota y ventanas de madera que dejaban pasar el frio. El resto del mobiliario bien, la alfombra para cambiar y una "pequeña" telaraña en una de las esquinas. Gratis minibar sin alcohol y calentador de agua con café solublre, te y pastas. El desayuno bien, correcto, pero la sala muy pequeña y resta intimidad. La zona bien y cerca de un MC Donalds, un restaurante autoservicio y varias tratorias.
Salimos pronto del hotel y cogimos la L3 del metro hacia Duomo. Nos quedaba medio día en Milán así que aprovechamos para ver el Castillo Sforzesco, el parque Sempione y de vuelta las calles del Quadrilatero de la moda.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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El Castillo es una de las visitas imprescindibles de Milán. Es de estilo renacentista y sus origenes fueron la fortaleza de los Visconti alrededor de 1358. Luego fue derruido y Sforza lo convirtió en una suntuosa residencia. Fue cuartel de las tropas de Napoleón y actualmente es museo. A destacar la torre Filarete, la colección de esculturas con Piedad de Miguel Angel incluida, Galería de arte con obras de Bellini, Lippi, colección de tapices, intrumentos musicales y en los sótanos el museo arqueológico. Su horario de 7 a 19 en verano (museos hasta 17'30) Cierran el 1 de enero, domingo de Pascual, 1 de mayo y 25 de diciembre.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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El poco tiempo que nos quedaba lo dedicamos a ver el gran Parque Sempione que fue la zona de caza de los Sforza con un lago central y mucho arbolado. Alberga la Arena Cívica,la Torre Branca y el Arco della Pace al final (se ve desde el lago) Tomamos algo en uno de los kioskos del parque porque hacía calor y volvimos al centro, hacia las calles de la moda pues el hotel queda cerca. Son las calles que quedan entre la Via della Spiga y la Via Monte Napoleone. Moda a precios astronómicos.
Recogimos maletas y con el bus a Bérgamo que sale de la estación central salimos de Milán. La vuelta un poco accidentada, primero una avería lo que retrasó la salida unos minutos al llevarnos desde la cabecera de la pista a una zona de hangares para repararla y luego hubo turbulencias, pero finalmente llemos a nuestro destino, Valencia, una lluviosa tarde de octubre.
De todo lo visto destacar Venecia y Verona. No hay que perdérselas. Animaos a viajar en tren por Italia, son puntuales y cómodos y te permiten como hicimos nosotros, ver varias ciudades sin depender del aparcamiento.
Espero que os haya gustado.
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