Día 13/08/2024
Otro día que me levanto poco después de las 6. Hoy me dirijo a Covarey, a unos 35 minutos en coche desde el alojamiento, para hacer una ruta por el Parque Natural Mont Avic, que limita con el Parque Nacional del Gran Paradiso. El trayecto hasta allí consiste en una empinada carretera que asciende por la ladera formando un sinfín de curvas. Una buena etapa del Giro de Italia podrían trazar por aquí: ¡menudo desnivel!
Aparco junto al Parque Faunístico y tomo el sendero número 5, que bordea dicho parque y tiene como destino el refugio Barbustel. El primer kilómetro es totalmente llano, por un camino amplio con buenas vistas al principio. Luego desciende hasta un puente que cruza el arroyo Chalamy, el cual marca el límite del parque natural. A partir de aquí se acaba el paseo fácil. En los siguientes dos kilómetros me adentro en el bosque para afrontar una subida constante por la ladera: 500 metros de desnivel que me hacen sudar la gota gorda, ¡y eso que aún es temprano y estoy a la sombra!
Los árboles comienzan a espaciarse y, sumado a que la pendiente se suaviza, vuelvo a disfrutar del camino.
Por la zona de Laser Damon (una construcción pastoril con vacas), pierdo brevemente el sendero, pero lo recupero después de llenar las zapatillas con una mezcla de barro y estiércol.
Al salir del bosque, se empieza a vislumbrar el hermoso panorama hacia el norte, donde se pueden admirar el Monte Barbeston y el macizo del Monte Rosa.
Sigo por el sendero n.º 5 y, tras 4,5 km de ruta, llego por fin al primero de los lagos: el Lago di Leser. Fotos de rigor y emoción con su reflejo.
La ruta continúa en ascenso, con el lago a mis pies y unas vistas que no dejan de mejorar. Ahora asoma el Monte Cervino o Matterhorn.
Poco antes de llegar a un mirador con paneles informativos sobre las cimas visibles, oigo un fuerte ruido muy cerca. Me parece ver el lomo de un gran animal que baja la ladera a toda velocidad. Supongo que sería un íbice, por el tamaño y porque el parque alberga algunos.
A partir de aquí, y durante muchos kilómetros, la ruta es una auténtica maravilla: cimas por todos lados, entre ellas la del Mont Glacier (3185 m), la más alta del parque.
De izquierda a derecha: La Torretta (2539 m), Tête des Hommes (2619 m), Bocon Damon (2792 m), Gran Rossa (2865 m) y Mont Glacier (3185 m)
El sendero continúa entre rocas y cruza dos puentes de madera algo expuestos, pero sin peligro. Llego a la bifurcación con el camino al Col de la Croix, cruzo prados salpicados de pinos y alcanzo las inmediaciones del precioso Lago Vallette.
Finalmente, el sendero rodea el lago y alcanza el punto medio de la excursión: el refugio Barbustel.
Desde allí, me dirijo directamente a una serie de lagos próximos. Comienzo con el Lago Nero, aunque desde allí también se ve el más conocido Lago Bianco.


Lago Nero y Lago Bianco
Desde el Lago Nero parte una pequeña vereda que lleva hasta el Lago Cornuto, el más grande. Me entretengo más de la cuenta porque me equivoco de camino y acabo trepando entre rocas hasta dar la vuelta y encontrar una manera mucho más sencilla de llegar al lago.
Después de un vistazo rápido al Lago Bianco, regreso al refugio y hago una breve parada para tomar unas galletas. Tengo que aligerar el paso, el trayecto me ha llevado más tiempo del previsto.
Tomo el sendero 5C para el descenso hacia La Veulla. Si pensaba que sería más sencillo, me equivocaba: hay un tramo con un descenso bastante pronunciado.
El recorrido, bien señalizado con marcas y flechas, pasa cerca de la meseta de Coucy, donde se encuentra la bifurcación que conecta con el sendero n.º 5, el que seguí al inicio. Continúo por el 5C en dirección oeste, que desciende rápidamente hacia el valle donde se sitúa el hermoso Lago di Selva.


Lago di Selva. Ya en el pequeño valle del lago
El sendero sigue bajando hasta llegar a la construcción de la Serva Desot, donde se convierte en una pista de ripio que lleva hasta La Veulla y, finalmente, hasta Covarey. Hago esta última parte medio corriendo, medio andando, porque voy algo justo de tiempo. Aun así, el tramo es disfrutable, con numerosas cascadas a los lados.
En total, algo más de 16 kilómetros y 1000 metros de desnivel positivo. Ruta Lagos Mont Avic
Ya en el alojamiento, lo primero es una ducha: hoy he sudado como un pollo.
Una vez limpios, salimos toda la familia. El plan era dirigirnos por el valle de Valtournenche hasta el final, hasta Breuil-Cervinia, y allí coger el teleférico hasta Cima Bianchi, para luego bajar hasta Plan Maison. Después iríamos haciendo paradas por distintas zonas del valle.
Desde el alojamiento se tarda unos 40 minutos en llegar. Una vez allí, primera odisea: encontrar aparcamiento. Hay que tener en cuenta que la localidad, situada a más de 2000 metros de altitud, es muy conocida por estar a los pies del mítico Monte Cervino. Es un punto neurálgico tanto en invierno para los esquiadores como en verano para senderistas. Y, claro, a la hora que llegamos, aquello estaba abarrotado. Además, no había mirado previamente dónde se encontraba el teleférico, así que tardamos un buen rato en localizarlo. Para colmo, empezó a chispear. Viendo que ya eran las 2 de la tarde y que el último teleférico bajaba sobre las 16:30, decidimos posponer la visita para el día siguiente. www.cervinia.it/en
Dimos una vuelta por el pueblo y regresamos al coche. Decidimos comer nuestro picnic en un banco con unas vistas increíbles, aprovechando que ya no llovía.
Después de comer, bajamos por el valle haciendo algunas paradas. La primera fue en el famoso Lago Blu. Esta vez tuvimos suerte y encontramos aparcamiento a la primera. El lago es, sin duda, muy bonito, pero estaba lleno de gente. Visitarlo a primera o última hora del día debe ser una maravilla.
Seguimos bajando y paramos en la presa de Perrères, desde donde iniciamos una ruta de senderismo por una antigua vía verde que va de Perrères hasta Promoron. Es un recorrido de unos 10 kilómetros entre ida y vuelta, muy suave. Aunque de los viejos raíles ya no queda nada, aún se conservan túneles excavados en roca y algunos puentes de madera. El último, renovado por la Comunidad Montana Monte Cervino, ofrece una vista vertiginosa del valle.
Cruzamos el puente sobre el torrente Marmore y subimos hasta enlazar con el sendero número 8, que seguimos durante todo el trayecto.
Pronto encontramos los túneles, y el camino va ganando terreno. De vez en cuando se adentra en el bosque. El día sigue nublado y tememos tormentas vespertinas, pero seguimos avanzando.
Pasamos por una zona abierta con cuatro casas dispersas, aparentemente deshabitadas.
El sendero es muy agradable. Además de túneles y puentes, cuenta con mesas de picnic repartidas por el camino. Desde una de ellas se ve el Lago Maen, que curiosamente tiene un tono marrón, más que verde, al contrario de lo que había visto en fotos.
Ya cerca del final, comenzamos a oír truenos. A menos de 500 metros del destino, un trueno impresionante nos hace decidir que es hora de volver: estamos a 5 kilómetros del coche y no queremos empaparnos.
El regreso lo hacemos a paso ligero. Aunque el cielo se oscurece más y más, conseguimos llegar sin mojarnos. Eso sí, al final un poco de tensión: dos perros grandes sueltos y nosotros con nuestra mini pinscher que se cree un rottweiler.


En total, algo más de 10 kilómetros. Ruta
Y con esto damos por finalizada la jornada. Hora de regresar al alojamiento y descansar.
Aparco junto al Parque Faunístico y tomo el sendero número 5, que bordea dicho parque y tiene como destino el refugio Barbustel. El primer kilómetro es totalmente llano, por un camino amplio con buenas vistas al principio. Luego desciende hasta un puente que cruza el arroyo Chalamy, el cual marca el límite del parque natural. A partir de aquí se acaba el paseo fácil. En los siguientes dos kilómetros me adentro en el bosque para afrontar una subida constante por la ladera: 500 metros de desnivel que me hacen sudar la gota gorda, ¡y eso que aún es temprano y estoy a la sombra!

Los árboles comienzan a espaciarse y, sumado a que la pendiente se suaviza, vuelvo a disfrutar del camino.
Por la zona de Laser Damon (una construcción pastoril con vacas), pierdo brevemente el sendero, pero lo recupero después de llenar las zapatillas con una mezcla de barro y estiércol.
Al salir del bosque, se empieza a vislumbrar el hermoso panorama hacia el norte, donde se pueden admirar el Monte Barbeston y el macizo del Monte Rosa.
Sigo por el sendero n.º 5 y, tras 4,5 km de ruta, llego por fin al primero de los lagos: el Lago di Leser. Fotos de rigor y emoción con su reflejo.

La ruta continúa en ascenso, con el lago a mis pies y unas vistas que no dejan de mejorar. Ahora asoma el Monte Cervino o Matterhorn.

Poco antes de llegar a un mirador con paneles informativos sobre las cimas visibles, oigo un fuerte ruido muy cerca. Me parece ver el lomo de un gran animal que baja la ladera a toda velocidad. Supongo que sería un íbice, por el tamaño y porque el parque alberga algunos.
A partir de aquí, y durante muchos kilómetros, la ruta es una auténtica maravilla: cimas por todos lados, entre ellas la del Mont Glacier (3185 m), la más alta del parque.

El sendero continúa entre rocas y cruza dos puentes de madera algo expuestos, pero sin peligro. Llego a la bifurcación con el camino al Col de la Croix, cruzo prados salpicados de pinos y alcanzo las inmediaciones del precioso Lago Vallette.

Finalmente, el sendero rodea el lago y alcanza el punto medio de la excursión: el refugio Barbustel.

Desde allí, me dirijo directamente a una serie de lagos próximos. Comienzo con el Lago Nero, aunque desde allí también se ve el más conocido Lago Bianco.


Lago Nero y Lago Bianco
Desde el Lago Nero parte una pequeña vereda que lleva hasta el Lago Cornuto, el más grande. Me entretengo más de la cuenta porque me equivoco de camino y acabo trepando entre rocas hasta dar la vuelta y encontrar una manera mucho más sencilla de llegar al lago.

Después de un vistazo rápido al Lago Bianco, regreso al refugio y hago una breve parada para tomar unas galletas. Tengo que aligerar el paso, el trayecto me ha llevado más tiempo del previsto.
Tomo el sendero 5C para el descenso hacia La Veulla. Si pensaba que sería más sencillo, me equivocaba: hay un tramo con un descenso bastante pronunciado.
El recorrido, bien señalizado con marcas y flechas, pasa cerca de la meseta de Coucy, donde se encuentra la bifurcación que conecta con el sendero n.º 5, el que seguí al inicio. Continúo por el 5C en dirección oeste, que desciende rápidamente hacia el valle donde se sitúa el hermoso Lago di Selva.


Lago di Selva. Ya en el pequeño valle del lago
El sendero sigue bajando hasta llegar a la construcción de la Serva Desot, donde se convierte en una pista de ripio que lleva hasta La Veulla y, finalmente, hasta Covarey. Hago esta última parte medio corriendo, medio andando, porque voy algo justo de tiempo. Aun así, el tramo es disfrutable, con numerosas cascadas a los lados.

En total, algo más de 16 kilómetros y 1000 metros de desnivel positivo. Ruta Lagos Mont Avic
Ya en el alojamiento, lo primero es una ducha: hoy he sudado como un pollo.
Una vez limpios, salimos toda la familia. El plan era dirigirnos por el valle de Valtournenche hasta el final, hasta Breuil-Cervinia, y allí coger el teleférico hasta Cima Bianchi, para luego bajar hasta Plan Maison. Después iríamos haciendo paradas por distintas zonas del valle.
Desde el alojamiento se tarda unos 40 minutos en llegar. Una vez allí, primera odisea: encontrar aparcamiento. Hay que tener en cuenta que la localidad, situada a más de 2000 metros de altitud, es muy conocida por estar a los pies del mítico Monte Cervino. Es un punto neurálgico tanto en invierno para los esquiadores como en verano para senderistas. Y, claro, a la hora que llegamos, aquello estaba abarrotado. Además, no había mirado previamente dónde se encontraba el teleférico, así que tardamos un buen rato en localizarlo. Para colmo, empezó a chispear. Viendo que ya eran las 2 de la tarde y que el último teleférico bajaba sobre las 16:30, decidimos posponer la visita para el día siguiente. www.cervinia.it/en
Dimos una vuelta por el pueblo y regresamos al coche. Decidimos comer nuestro picnic en un banco con unas vistas increíbles, aprovechando que ya no llovía.

Después de comer, bajamos por el valle haciendo algunas paradas. La primera fue en el famoso Lago Blu. Esta vez tuvimos suerte y encontramos aparcamiento a la primera. El lago es, sin duda, muy bonito, pero estaba lleno de gente. Visitarlo a primera o última hora del día debe ser una maravilla.

Seguimos bajando y paramos en la presa de Perrères, desde donde iniciamos una ruta de senderismo por una antigua vía verde que va de Perrères hasta Promoron. Es un recorrido de unos 10 kilómetros entre ida y vuelta, muy suave. Aunque de los viejos raíles ya no queda nada, aún se conservan túneles excavados en roca y algunos puentes de madera. El último, renovado por la Comunidad Montana Monte Cervino, ofrece una vista vertiginosa del valle.
Cruzamos el puente sobre el torrente Marmore y subimos hasta enlazar con el sendero número 8, que seguimos durante todo el trayecto.

Pronto encontramos los túneles, y el camino va ganando terreno. De vez en cuando se adentra en el bosque. El día sigue nublado y tememos tormentas vespertinas, pero seguimos avanzando.

Pasamos por una zona abierta con cuatro casas dispersas, aparentemente deshabitadas.

El sendero es muy agradable. Además de túneles y puentes, cuenta con mesas de picnic repartidas por el camino. Desde una de ellas se ve el Lago Maen, que curiosamente tiene un tono marrón, más que verde, al contrario de lo que había visto en fotos.

Ya cerca del final, comenzamos a oír truenos. A menos de 500 metros del destino, un trueno impresionante nos hace decidir que es hora de volver: estamos a 5 kilómetros del coche y no queremos empaparnos.
El regreso lo hacemos a paso ligero. Aunque el cielo se oscurece más y más, conseguimos llegar sin mojarnos. Eso sí, al final un poco de tensión: dos perros grandes sueltos y nosotros con nuestra mini pinscher que se cree un rottweiler.


En total, algo más de 10 kilómetros. Ruta
Y con esto damos por finalizada la jornada. Hora de regresar al alojamiento y descansar.