DIA 23: SAN PETERSBURGO ✏️ Diarios de Viajes de Europa Norte

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Tras pasar la noche atracados en el puerto, se incia una nueva "aventura" para el desembarque. Estamos seguros de que nos van a poner todo tipo de trabas en la salida porque obviamente no les interesa que nos organicemos por libre y de esta manera perder una buena cantidad de dinero. Pues que se vayan dando cuenta que con el tiempo serán muchas mas personas las que a través de foros como este consigan organizarse y hacer excursiones mucho mas completas y mucho mas baratas que las que ellos ofrecen. Si no quieren dejar escapar esta golosina, la solución está en sus manos: a veces abarantando costes y aumentando calidad consigues mas clientes que harán que la cuenta de resultados sea la misma o mayor. En fin, yo solo soy un viajero y ellos una multinacional con infinidad de cabezas ¿pensantes?.
Bueno, continuando con el tema, las zancadillas en la salida consistieron esta vez en hacernos subir desde la cubierta 2, dónde ya estabamos esperando para salir, (fundamental adelantarse siempre en al menos media hora al horario oficial de salida Pullman) a la cubierta 6 para simplemente coger un papelito con un número y entregarlo a la salida ¿....?
Otro -1. ¿Y van..?. Al final la cuenta.
En el bus nos esperaba Catalina la Pequeña junto a su compañera (lo siento, no recuerdo su nombre) para acompañarnos durante toda la jornada.
Recordad que conviene llevarse alguna botellita de agua (el bar está abierto), pero yo personalmente (y creo recordar que no vi a nadie tampoco) no creo que sea necesario llevarse comida. El desayuno solemos hacerlo contundente y la comida es suficiente.
Nos dirijimos a visitar el Palacio de Catalina. Si bien tuvimos que esperar una media hora de cola a la intemperie, esta fue muy agradable por tener un día estupendo y estar amenizada por unos músicos que gracias a la "marcha" del grupo (esos bailes y esas fotos con la bandera) nos lo hicieron pasar muy bien.
El Palacio exterior e interiormente es una maravilla. No os va a defraudar en absulto a pesar de que como es habitual había mucha gente. Demasiada. Y eso que era mayo y según me comentaron "solo" coincidiamos tres cruceros a la vez en cada puerto.
No obstante ya no vimos tanta gente foránea como el día anterior que era domingo (¡que pena no ver tantas chicas rusas aligerando ropa en un día soleado!).
Despúes de esto a comer ya en la capital y por supuesto de primero la consabida sopa de verduras tan caraterística de estos paises del este (se de buena tinta que alguno/a no la va a preparar en España cuando invite a sus amigos -o si, depende del "amigo" que sea-).
Grata noticia para los que fumamos: a Rusia no llegaron todavía los largos tentáculos de la Pajín (con perdón por lo de Pajín).
¡Ah!, se me olvidaba que también visitamos una estación de metro y recorrimos tres estaciones, cuyo único aliciente radica en su escalera de acceso, única para descender a mas de 100 metros de profundidad. No espereis pinturas y murales. Eso creo que en Moscú. (ya tenemos una disculpa para ir).
Tras esto directos a la Catedral de la Sangre Derramada. Tambíén una preciosa catedral ortodoxa en la cual yo solamente hecho en falta quizás una mayor perspectiva. Está muy encajonada en la ciudad. También como es lógico, mucha gente.
Tras una panorámica por la ciudad arribamos en la Fortaleza de San Pedro. Desde mi punto de vista resulta poco interesante y hubiera resultado mucho mas ameno un paseo por la comercial Avenida Nevsky para una ligera toma de contacto con la ciudad. Pero bueno, somos grupos con sus ventajas e inconvenientes y además aquí tampoco te puedes separar en evitación de problemas con las autoridades.
Tras esto, la consabida parada en la muy cara tienda de souvenirs (personalmente solo me llevo unos imanes de cada sitio y una gorra del ejército ruso. Tal vez porque pienso volver algún día a mi aire).
Lo dicho, despedida de S.P. con mucha alegría por su impresionante belleza, por todo lo visto, pero a la vez con mucha tristeza por lo que no hemos podido ver.
Regreso al barco (el todos a bordo a las 18:30) y a prepararse para la cena.
Esta vez tocó en el comedor y además conociendo a nuestros ocho compañeros de mesa (aunque solamente cenamos dos veces con ellos, fueron una muy agradable compañía).
Ya en la mesa tienes varios platos para elegir, con unos camareros sumamente serviciales (se juegan el puesto de trabajo en cada crucero) y una comida bien presentada y generalmente bien cocinada. Aunque personalmente no soy nada goloso, el que lo sea se puede encontrar que los postres son bastante repetitivos. E insisto, ¡que pena de vino!.
No puedo hablaros sobre los espectáculos del Salón Broadway porque despúes de anteriores experiencias no nos apetecía ir a ninguno. Además según me comentaron hay que llegar con mucha antelación para coger sitio y eso como que tampoco. Preferimos el relax de tomarse unas copas y la charla en amigable compañía. Siempre es mas fructifero intercambiar experiencias.
Debo decir que, como siempre, la compañia muy buena, pero las bebidas lamentables. Refrescos con una pistola, café ¿café?, licores de marcas desconocidas y garrafón, cantidades escasas, demasiado hielo. Bueno, yo "soy" de gin-tonic de toda la vida y tras tomar el primero tuve que pasarme a un supuesto Ballantines (por lo menos marca conocida) que te sirven con pitorro en la botella. Otro -1 y a dormir.
Pero antes toca un +1: lo siento, pero es el vicio: Marlboro a 2,10 € la cajetilla comprando por cartones (¡hay que ver como volvían las maletas!)
Por si mañana se me olvida, decir que la travesía nocturna a Tallín fue bastante movidita (la única en todo el trayecto). Ser precavidos y tomaros antes de salir una biodramina ya que este tramo, al cruzar el Báltico y alejarse de la costa es normal que ocurra.

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