Hoy salimos muy temprano del hotel, para visitar la Gran Muralla. Decidimos hacer el tramo desde Zhengbeilou hasta Mutianyu, para lo cual cogimos el metro hasta Dongzhimen, y allí, al salir, un autobús. Ya desde la salida de la estación de metro, una china nos decía cosas, nos quería llevar a la Muralla, y nosotros que nada. Bueno, por lo menos nos encaminó a la estación de autobuses, de hecho nos llevó hasta la misma cola del que teníamos que coger, y nos dio una tarjeta. Creo que lo que quería es que, una vez en destino, llamáramos para que nos llevara alguien a la muralla. Pero otro hombre en la cola nos hizo gestos como de que estaba loca…De todas maneras, teníamos muy claro la ruta a seguir, y hubiéramos pasado igual…En fin, a lo que iba: hay que pillar el 916 kuai, que es el express y tarda menos que el normal, está todo muy bien indicado, y cuesta 13yuanes. Cuando entras en la estación de autobuses, hay unos cartelones que te indican los números de autobús, y luego, para subirte en cada uno, hay unas colas valladas en cuyo inicio está el número. Vamos, que no tiene pérdida.
El trayecto dura unos 85 minutos hasta Huairou, pero ya desde que llevábamos unos 45 empezaron a subirse “taxistas” que se venían directos a nosotros y nos decían, “Huairou, Huairou”. Lo mejor es ponerte serio y decirles un “no” tajante, porque intentarán sacarte del bus. A los dos o tres asaltos te acostumbras, y lo que hacíamos era escondernos, hacernos los dormidos con la gorra en la cara…en fin, hacíamos un poco el tonto y no te creas que les hacía gracia… De cualquier forma, llegamos a la estación de Huairou, la última de todo el recorrido, y, ala, a buscar transporte. Cuando salimos no había taxis, pero sí “taxistas” que se ofrecían a llevarnos a Mutianyu. Es útil que llevéis un mapa con los nombres en chino, o que sepáis que la torre se llama “llengbeilou”, o mejor dicho, se pronuncia así. Nos pedía nuestro taxista elegido 250 yuanes, porque según él eso estaba lejísimos. Al final nos llevó por 100, pero de verdad estaba lejos, a unos 70 minutos, así que creo que ha sido el transporte mejor pagado. En el foro hay colgadas unas fotos, de un puente y un cruce, se identifica perfectamente, aunque no estén los carteles azules que salen en la foto del foro. Nuestro taxista se metió directamente (yo esperaba nos dejara allí) y nos avanzó hasta una aldea, que no sé si era Xizhazi, supongo. Hay que subir una cuestita que hay, a cualquiera que os encontreis le decís lo de “llegbeilou?” y te indican. El camino empieza al final del pueblo, a la derecha según subes, y, en principio, no te lo parece, porque es muy pequeñín, pero en cuanto lo coges se abre y ya sabes que es seguro por ahí. Sólo una puntualización, hay un cruce al poco de coger el camino, bueno no es un cruce, sino una bifurcación, en la que el camino de la derecha baja. Creo que también hay fotos, yo al menos la llevaba impresa (por cierto, si queréis más información, no tenéis más que decirlo…) Ese es el que hay que coger, y empieza el trekking de unos 50 minutos. Y esto ya es impresionante, según vas avanzando vas viendo aparecer la muralla, cada vez más cerca, más cerca y, al final, al dar una curva, plaf, te encuentras directamente a los pies de la torre de Zhengbeilou. IM-PRE-SIO-NAN-TE.
El trekking, a ver, no es durísimo, pero sí puede resultar pesado si no estás acostumbrado. Nosotros hacemos senderismo de vez en cuando, y, en fin, no nos resultó complicado, pero oye, cada uno a su ritmo, y si en vez de 50 minutos se tardan dos horas, igual habrá merecido la pena! De cualquier forma, no creo que nadie deba echarse para atrás por esto…
Bueno, pues ya estábamos ahí, sin aliento, no por la subida, sino por la vista. Pero, ¿cómo subir a la torre? Uy mira, una escalerita de madera…y un chino vejete en lo alto?? Pues nada, 5 yuanes por cabeza si queríamos subir por ella…en fin, ya que estábamos, pues nada, escalera arriba. Las vistas…bueno, os dejo alguna foto.


Una vez en la Muralla me puse como un tonto a tocarla, no sé, tenía la necesidad de sentir dónde estaba, de llevarme la Muralla con los cinco sentidos, no sé si me entendéis, y creo que es una de las experiencias que difícilmente se olvidan. Después de la caminata, de todo el trayecto hasta llegar, estar ahí…uf, aún ahora escribiendo se me sigue poniendo la piel de gallina.


El recorrido no es para nada difícil, eso sí, se sube y se baja mucho, pero merece la pena al máximo, hay partes como el cuerno de buey, que son inigualables, en general todo el tramo es una pasada. Según avanzas se abre la vegetación, porque en estos tramos la muralla está literalmente invadida de arbustos, y llegas a la parte restaurada, Mutianyu. El contraste también está bien, y yo me llevé una sorpresa, pues la restauración creo que ha sido bastante respetuosa. Sigues avanzando, bajando y subiendo, subiendo y bajando, y llegas a la zona de bajada por teleférico, y finalmente, el tobogán!! Yo os recomiendo esta opción, es muy divertido, dura unos 5 minutos, y es muy chulo (salvo que te toque delante uno muy lento, que no te permita correr, pues vas como en unos karts, bueno no sé explicarlo muy bien, pero os diré que vale la pena!) Eso sí, 50 yuanes por cabeza… Una vez abajo buscamos cómo volver a Huairou. La verdad no había muchos taxis por allí, pero sí una furgonetilla que nos llevó por 25 yuanes, y nos dejó en la parada del autobús para Beijing, y ya era nada más que deshacer el camino. Volvimos al hotel y pillamos un taxi, porque cambiábamos de alojamiento, nos fuimos a uno cerca del aeropuerto, porque al día siguiente salíamos a las 7.00h hacia Dunhuang, en el desierto de Gobi. El taxi, llamado por el hotel, hasta el aeropuerto (bueno hasta el hotel, que estaba a cinco minutos) costó 85 yuanes, reiterándome en que lo del primer día fue un robo a mano armada! Pero en fin, ya estábamos en el hotel, asimilando poco a poco que nos despedíamos de Beijing, y que habíamos pasado y pisado nada más y nada menos que la Gran Muralla!!!