Las sorpresas empezaron nada más salir del aeropuerto, en la caseta de los coches de alquiler.
Habíamos reservado un Polito por internet y nos estaba esperando un Passat por el mismo precio, ya que no les quedaban más coches que dejarnos. Genial, muy comodo y de bajo consumo.
Una vez preparada la ruta hasta el apartamento en el GPS nos pusimos en marcha, no tardamos mucho, unos 24 minutos en llegar. Que emoción Dubrovnik al fin, ahora sí ya estamos de vacaciones!!!
Lo que si nos costó fue encontrar aparcamiento y entender el funcionamiento del parquímetro... al final dedujimos que no funcionaba el aparato y decidimos ir al apartamento, ya preguntaríamos allí.
No sabía que pudieran concentrarse tantas escaleras en una calle tan pequeña, pensé que no acababan nunca pero conseguimos dejar las maletas y prepararnos para ir a ver la ciudad. Fuimos dando un paseo, nos sorprendió lo cerca que estábamos de una de las puertas de la muralla (la puerta Ploce), no tardamos ni dos minutos en llegar. Teníamos una reserva en el Gil's para una cenita romántica y así nos pilló la noche... bueno la puesta de sol fue sobre las siete, cuando empezamos a cenar ya brillaban las luces sobre el puerto...
la cena estaba deliciosa, el vino croata buenísimo, las vistas espectaculares, el precio no tanto claro pero era nuestro regalo de aniversario y nos lo merecíamos, di que sí.
Y por fin llegó el momento, una bajadita y llegamos al Stradun, la calle principal, nos quedamos sin palabras...
Impresiona mucho el brillo del suelo, de lo pulido que está refleja las luces, el ambiente, la magia de las callejuelas que te desvían a ambos lados con sus mil escaleras. Había leído en el foro sobre Dubrovnik y en las guías de viaje pero aún así me sorprendió mucho.
Fuimos a tomar unas cervecitas, cada uno pidió una diferente para ver cual de las dos marcas croatas nos gustaba más. Están las dos muy ricas, pero creo que me decantaría por la Karlovacko. Seguimos viendo la ciudad, la fuente de Onofrio, la Puerta Pile... vamos, lo que te aconsejan todas las guías que veas y cuando empezamos a notar el cansancio nos fuimos a dormir con la estraña sensación de que a lo mejor de día, la ciudad perdería el encanto que habíamos percibido...
Habíamos reservado un Polito por internet y nos estaba esperando un Passat por el mismo precio, ya que no les quedaban más coches que dejarnos. Genial, muy comodo y de bajo consumo.
Una vez preparada la ruta hasta el apartamento en el GPS nos pusimos en marcha, no tardamos mucho, unos 24 minutos en llegar. Que emoción Dubrovnik al fin, ahora sí ya estamos de vacaciones!!!
Lo que si nos costó fue encontrar aparcamiento y entender el funcionamiento del parquímetro... al final dedujimos que no funcionaba el aparato y decidimos ir al apartamento, ya preguntaríamos allí.
No sabía que pudieran concentrarse tantas escaleras en una calle tan pequeña, pensé que no acababan nunca pero conseguimos dejar las maletas y prepararnos para ir a ver la ciudad. Fuimos dando un paseo, nos sorprendió lo cerca que estábamos de una de las puertas de la muralla (la puerta Ploce), no tardamos ni dos minutos en llegar. Teníamos una reserva en el Gil's para una cenita romántica y así nos pilló la noche... bueno la puesta de sol fue sobre las siete, cuando empezamos a cenar ya brillaban las luces sobre el puerto...
la cena estaba deliciosa, el vino croata buenísimo, las vistas espectaculares, el precio no tanto claro pero era nuestro regalo de aniversario y nos lo merecíamos, di que sí.
Y por fin llegó el momento, una bajadita y llegamos al Stradun, la calle principal, nos quedamos sin palabras...
Impresiona mucho el brillo del suelo, de lo pulido que está refleja las luces, el ambiente, la magia de las callejuelas que te desvían a ambos lados con sus mil escaleras. Había leído en el foro sobre Dubrovnik y en las guías de viaje pero aún así me sorprendió mucho.
Fuimos a tomar unas cervecitas, cada uno pidió una diferente para ver cual de las dos marcas croatas nos gustaba más. Están las dos muy ricas, pero creo que me decantaría por la Karlovacko. Seguimos viendo la ciudad, la fuente de Onofrio, la Puerta Pile... vamos, lo que te aconsejan todas las guías que veas y cuando empezamos a notar el cansancio nos fuimos a dormir con la estraña sensación de que a lo mejor de día, la ciudad perdería el encanto que habíamos percibido...