Martes 15 de Julio : Pues nuestra historia empieza en Barcelona, en el aeropuerto del Prat, a media tarde salía nuestro vuelo destino Lituania. El trayecto fué incomodo y muy caluroso, aparte éramos casi los únicos catalanes del avión, los demás eran rubios y hablaban “raro”
.Llegamos a Vilnius a eso de las 8 y media de la tarde, nos sorprendió el aeropuerto porque a la vez que pequeño estaba repleto de gente que esperaba (creemos) a amigos y familiares y formaban un pasillo como si de algún famoso se tratara. Pudimos escapar de todo el barullo y nos dirigimos a buscar nuestro coche de alquiler, empieza nuestra primera aventura, nuestra agencia de alquiler no tenia stand ni nada físico en ese aeropuerto! No sabemos como aun, nos encontramos un chico con una mini-placa con la agencia de alquiler del coche, premio! Nos estaba esperando……lo que no se yo es como quería reconocernos, pero eso es otro tema aparte! Cogimos nuestro coche y nos dirigimos a buscar el apartamento con la suerte que el chico del coche conocía al de los apartamentos y nos dijo que lo siguiéramos, sino creo que aun estaríamos buscando. Dejamos nuestras pertenencias rápidamente y salimos disparados a buscar algún sitio para cenar, con la tontería ya eran las 11 de la noche. Por cierto, el apartamento era una pasada, super grande, nuevo y muy céntrico.
Por la ciudad estaba todo muy calmado y poco animado, y muchos de los restaurantes que entrábamos ya habían cerrado la cocina o la carta y/o camareros no estaban/hablaban nada de nada de inglés. Como habíamos llegado hacía una hora aún no teníamos moneda local, y el no poder pagar en visa también era un impedimento más a la hora de buscar algo donde comer. Finalmente entramos en uno donde comimos de fábula y nos empezamos a familiarizar con los primeros problemas, no entendían la palabra “water”, tan sólo queríamos agua! También nos empezamos a fijar que en estos países el servicio suele ser lento, incluso a veces muuuuy lento.
Al salir de cenar dimos una pequeña vuelta y acabamos en un bar llamado Mojito Naktys
, el cual recomiendo totalmente, esta lleno de pequeñas salas que parecen cuevas y hacen unos cócteles riquísimos. Por fuera parece un burdel o un sitio así rarito, pero todo lo contrario, es un sitio genial!
Aunque por muy genial que fuese, era nuestro primer día y estábamos agotados, nuestro apartamento nos esperaba.
Mañana será otro día!

Por la ciudad estaba todo muy calmado y poco animado, y muchos de los restaurantes que entrábamos ya habían cerrado la cocina o la carta y/o camareros no estaban/hablaban nada de nada de inglés. Como habíamos llegado hacía una hora aún no teníamos moneda local, y el no poder pagar en visa también era un impedimento más a la hora de buscar algo donde comer. Finalmente entramos en uno donde comimos de fábula y nos empezamos a familiarizar con los primeros problemas, no entendían la palabra “water”, tan sólo queríamos agua! También nos empezamos a fijar que en estos países el servicio suele ser lento, incluso a veces muuuuy lento.
Al salir de cenar dimos una pequeña vuelta y acabamos en un bar llamado Mojito Naktys

Aunque por muy genial que fuese, era nuestro primer día y estábamos agotados, nuestro apartamento nos esperaba.
Mañana será otro día!
Nuestro coche! Encima como hacíamos publicidad nos salió muy bien de precio, 25 euros al día!

Vilnius de noche.

Miércoles 16 de Julio : Nos levantamos pronto para aprovechar bien el día y en parte porque en los países bálticos apenas hay persianas en las casas y entraba el sol que daba gusto desde horas muy tempranas. Almorzamos algo rapidito y dimos un paseo por Vilnius, donde también aprovechamos para cambiar algo de dinero en un banco. La verdad que fue un tour bastante express ya que no teníamos mucho tiempo y queríamos partir hacia Kaunas un poco antes de comer.
Lo poco que vi, me gustó. Su casco antiguo dicen que es de los más grandes y bien conservados de Europa. Paseamos y paseamos por todas las calles y acabamos en la plaza de la Catedral. Tomamos un café en una gran terraza para coger fuerzas para el viaje. Próxima parada, el castillo de Trakai.
De camino a Trakai nos impresionó lo verde que era todo, cuantos árboles, cuanto bosque, parecía que estuviéramos en algún bosque de Canadá o algo así. Teníamos muchas ganas de ver el castillo de Trakai y no nos defraudó, el sitio es precioso aunque el día no era del todo soleado. Hicimos algunas fotos y partimos hacia Kaunas. Estuvimos buscando un restaurante desesperadamente ya que por el camino pasamos muchos kilómetros sin ver ninguno, vimos uno y nos adentramos a él ansiosamente. Eran cabañitas de madera y era precioso, pero tenía un handicap añadido, sólo se comía pescado, hasta aquí bien, pero…….tenías que pescarlo tu mismo con una caña en un estanque que había!! La idea nos pareció de lo más original y divertida pero como teníamos mucha hambre y estábamos de ruta, no nos pareció buena idea quedarnos. Mas adelante entramos en otro restaurante que parecía abandonado, en el que comimos de lujo y a buen precio. De momento Lituania nos estaba pareciendo barata, bueno, un poco menos que Barcelona.
Y de allí llegamos a Kaunas, la segunda ciudad de Lituania, muy muy tranquila, de hecho, demasiado. Dimos algún paseo para ver la catedral, el castillo, la estatua de Maironis, aunque acabamos en el centro comercial de la ciudad (enorme por cierto) donde compramos comida para hacernos una cena en el apartamento. Después de cenar quisimos ir a tomar algo, y remarco el término querer porque no hubo manera, eran casi las 12 de la noche y estaba todo muerto, apenas nos cruzamos con 10 personas en toda la noche, no entendíamos porque si era la segunda ciudad! Aprovechamos para ver el rió de noche y el casco antiguo. La verdad que es una ciudad que no hace falta parar, pero nos sirvió de parada para dormir, descansar y retomar nuestra ruta al día siguiente.
Plaza de la catedral de Vilnius.

Que columnas mas grandes!!

Castillo de Trakai.

Restaurante auto-pesca


Paseo por Kaunas, la ciudad más tranquila del mundo


Monumento de Maironis

Jueves 17 de Julio : Nos levantamos pronto, desayunamos en el apartamento (es si que es un lujo estando de vacaciones tantos días) y salimos a dar una última vuelta por Kaunas, a ver si de día la cosa cambiaba un poco. Vimos un poco mas de movimiento que de noche eso si, pero aún así demasiado poco. Nos acercamos a la zona del castillo y vimos unas buenas vistas del río, incluso nos acercamos a la unión de dos ríos que cruzan la ciudad, fue divertido.
Cogimos el coche dirección Jürmala, Letonia! Teníamos que pasar nuestra primera frontera! Pero antes queríamos para en la Colina de las cruces, el pueblo que teníamos que buscar para llegar ella era Siauliai que una amable señora nos indico claramente “ten kilometers! go! Go! Go! Go! No right! No Left! Go! Go! Go!” pues lo encontramos a la primera

En la Colina de las cruces nos cruzamos con el primer catalán, un chico que iba sólo con una súper cámara de fotos y en el restaurante donde comimos por la carretera conocimos otra pareja catalana que estaban de ruta en moto, toda una experiencia!
Nos esperaba Jürmala la ciudad costera por excelencia de Letonia, tras pasar la frontera, sin ningún tipo de control ya que desde hace años ya no existe eso, empezamos a notar que estábamos en otro país, allí conducían aun peor!! De 2 carriles hacían 3 y en algún momento asustaba la verdad, de aquí que sea uno de los países con mas accidentes de carretera, no quiero imaginarlo en pleno invierno, oscuro y todo helado. Ah! Para circular por los Bálticos, las luces siempre encendidas, de día y de noche.
Para llegar a Jürmala tuvimos que rodear Riga, ya que apenas se encuentra a 20 minutos de ella, sería como una especie de Castelldefels respecto a Barcelona, el pueblo con playa letón. Tuvimos algunos problemas con el apartamento ya que no era lo que esperábamos, el dueño no aparecía y no nos dio nada de buena espina ese sitio, pero nada que no se pueda arreglar con alguna llamada a algún hotel de la zona. Los hoteles estaban todos llenos pero nos facilitaron una habitación de una casa particular, estaba muy bien, tenia 2 habitaciones para los cuatro, cocina y baño, y 30 euros menos en total que el apartamento, aparte estábamos más cerca del centro, así que genial.
Hay que decir que salimos de Barcelona con todos los alojamientos reservados y muchos pagados, y este fue el único que nos falló, todo un record para 24 días no?

Dimos alguna vuelta por el centro y estaba bastante lleno de gente, sobretodo por la zona peatonal, aparte de muchos restaurantes, bares y se respiraba un ambiente de vacaciones, se notaba que la gente no tenía prisa. De noche la cosa cambió un poco, hacía un poco de frío por primera vez y estaba todo muy tranquilo, cenamos en un italiano, tomamos una copa y a dormir.
Para que os hagáis una idea de cómo es Jürmala, es como un bosque pero con calles por dentro y muchas casitas, las típicas que dibujas cuando eres pequeño con tejado, puertas, ventanas y garaje, eran como prefabricadas pero monísimas!
Colina de la cruces.

Cruces y más cruces...

De camino a Jurmala, cruzado Riga.

Casa típica en Jurmala rodeada de bosque, casi todas las calles eran así.

Atardecer en Jurmala.
