Oslo, tras unos 90€ de vuelo de Ryanair, unos 20€ de bus del aeropuerto al centro y unas 5 horas de viaje, llegamos.
La estación de bus y de trenes están juntas, así que es una buena idea pensar en un hostal que esté cerca, nosotros elegimos el Sentrum Pensjonat, no es ninguna maravilla, pero las duchas y baños comunes son aceptables, y en el bar de abajo se puede desayunar.
En nuestra primera tarde-noche allí hicimos pocos, nos acercamos a la opera que estaba al lado y desde ahí andamos por el centro sin un destino concreto, lo que ese día ya era bastante, llegamos pocos días despues del atentado de Oslo y la ciudad estaba de luto, había muchisimas flores y velas esparcidas por todo la ciudad.
Sobre donde cenar... cuidado con entrar en cualquier sitio, los restaurantes propiamente dichos tienen muy buena comida pero son muy caros!!! somos testigos.
A la mañana siguiente lo primero que hicimos es comprar la tarjeta de 24 horas de www.visitoslo.com, es muy buena opción para aprovechar un día entero.
Empezamos por la fortaleza que está junto al ayuntamiento, nada del otro mundo. Cogimos un ferry y nos fuimos a una zona de museos algo apartada del centro, un museo dedicado a un barco vikingo que consiguieron desenterrar y un museo al aire libre que muestra como fue la vida de los noruegos a lo largo de los años.
A la hora de comer nos acercamos al parque Vigeland, de los mejores sitios para descansar en Oslo, acercaros y hacerlo con la idea de permanecer un buen rato descansando mezclandoos con los noruegos, hay muy buen ambiente. El parque en si son unos jardines lleno de estatuas de desnudos.
A la salida cumplí uno de los cometidos que quería, me subí al tranvía que aparece en la novela "La joven de las naranjas", Jostein Gaarder es mi escritor favorito, y esa novela sobre todo, era algo que tenía que hacer jeje.
Y nada, cumplido con el tranvía fuimos al Holmenkollen, la pista de salto de esquii de Oslo. Fue la mejor decisión que pudimos tomar, el sitio es genial, nunca había visto algo como eso, y se puede subir!!! Las vistas desde arriba merecen la pena, primero por ver lo que ven los saltadores y en segundo por ver las vistas de la ciudad.
Esa noche cenamos en el hostal de manera casera para compensar el gasto de la noche anterior, la cocina del hostal es completa.
