Para el segundo día en la capital, teníamos pensado paras la mañana en las famosas Batu Caves, a las afueras de Kuala Lumpur.
Antes disfrutamos del enorme desayuno buffet del hotel. Se pasa más tiempo recorriendo el comedor viendo que hay de comer que comiendo.
Ya desayunados y preparados, pusimos rumbo a KL Sentral, de donde sale el tren a las Batu Caves.
Primero habia que cojer el Monorail, destino KL Sentral.
Una vez en Sentral, cruzamos la calle, en el sentido inverso a cuando llegamos del aeropuerto, y subimos al hall.
Ya en el Hall, en la derecha está la taquilla y entrada de KTM Komuner, el tren que lleva a ls Batu Caves.
Compramos los dos billetes, ida y vuelta, 4 RM por persona, y bajamos al anden.
El tren salia del anden 3, donde un panel te indica el tiempo que falta para que llegue a Sentral. Además, por megafonia van diciendo el tiempo también.
Tuvimos maa suerte, pues cuando llegamos, el tren se esperaba para las 11:15, solo debíamos esperar 15 minutos, pero se fue demorando, demorando, y al final, tuvimos que espera una hora y media más.
El tren tiene vagones exclusivos para mujeres, cosa que ya nos habían dicho.
El viaje hasta Batu Caves dura como unos 20 minutos.
Ya en Batu Caves, nos fuimos rumbo a la cueva. Decir que la entrada es gratis, solo se cobra entrada en una cueva oscura, para contemplar la fauna, osea, los murcielagos, y algunas serpientes, creo. Por supuesto, ni entramos.
La cuevas en si son impresionantes, y más la figura que los preside.
Es todo un reto el subir las escaleras hasta la cumbre de la cueva.
Curioso que cuando fuimos solo había un mono, de esos que dicen que bsucan comida de los visitantes y que pueden llegar a ser peligrosos. Pues el mono tan tranquilo. La única molestia era un tio, que pedía a todos los turistas como nosotros que nos tomábamos un respiro en la subida, que no nos pararamos, que siguieramos.
Ya en la cueva, el interior carece de interés, al menos para mi. Algunos puestos de souvenir con una chirriante música, y varios templos donde las familias hindues se sentaban a su vera.
Después de descansar, fotos y cuiosear, decidimos volver a Sentral unas 2 horas después.
Al llegar a Sentral, decidimos ir a Little India, en la misma parada de Metro donde bajamos para ir hasta ChinaTown.
Little India esta justo a la salida del metro. Nada más salir, en la parte trasera del metro, empieza lo que es un largo pasillo formado por tenderetes donde se puede ncontrar de todo. Hay algunas fasificaciones, pero no tanto como en Chinatown.
El barrio Indio se completa con numerosas tiendas y restaurantes, y la verdad es que es curioso ver las tiendas de telas indues. Todo tan bien colocado, tan colorido, tan florido.
Tras el paseo por Chinatown y muertos de calor, decidimos volver al hotel, duchita, ratito en la cama y a esperar la noche.
Ya en la noche, decidimos acercarnos en monorail hasta Imbi, para ver los centros comerciales que había por allí, como el famoso centro comercial con un parque de atracciones dentro, aunque el verdadero motivo de mi interés por visitar la zona, sin que mi novia se enterara, era visitar el centro funam, todo un centro comercial de electrónica e informática.
El centro estaba ya cerrado, era más de las 21:30 horas, así que nos dirijimos al Plaza, el centro comercial de la montaña rusa.
El centro parecia más triste que el gran pavillion, quizás por la hora a la que llegamos.
Estuvimos paseando por el, viendo el parque de atracciones y al final cenamos en el centro comercial, en una especie de food court en la planta de la montaña rusa, con muy poca variedad para elegir, pero barato y muy tranquilo, pues estaba recogiendo ya.
Tras cenar, nos fuimos andando hasta la zona de Bukit Bintang, ya que desde el monorail veíamos bastante animación.
La verdad es que nos sorprendio el par de calles que se puede decir que foma la zona de marcha, ocio o simplemente de ambiente.
Muchisima gente por la calle, con lo que había que tener cuidadín con posibles carteristas.
Muchos centros de masajes, muchas chicas ofreciendo masajes por las calles, artistas callejeros, terrazas y bares, gente ofreciendote iphones robados por la calle, algo de prostitución en los callejones, vamos, lo que sería la zona roja de KL.
Tras recorrer la calle decidimos volver al hotel, ya era tarde y el Pavillion y nuestro hotel no caía lejos de la zona.