Ayyyyyyy, 5.15 de la mañana y suena el despertador. Nos encaminamos al aeropuerto, cruzamos la calle y ya estamos prácticamente en la puerta de embarque. El vuelo sale puntual a las 6.35 y a las 7.50 ya aterrizamos en Bergamo. Una vez en tierra vamos a buscar la consigna del aeropuerto para dejar el equipaje, no la encontramos por ningún lado y al final tenemos que preguntar en información. Resulta que está fuera, en el aparcamiento. Atravesamos entre los coches y aparece la consigna de equipajes, para nuestra sorpresa no es la consigna habitual de compartimentos cerrados con llave sino una caseta prefabricada con un señor en la puerta que te cobra y te recoge las maletas y las amontona allí adentro (8€/cada una). A continuación compramos el billete para Milán (15€/pax i/v) y subimos al bus que nos llevará hasta allí. A los 20 minutos de camino, atascazo monumental, los 3 carriles de la autovía están colapsados y allí no se mueve nadie. Por la conversación que mantiene el conductor con otra persona de su empresa por el móvil (todo el tiempo que duró el viaje condujo y habló por el teléfono simultáneamente) supimos que el atasco era debido a un accidente y que estaba todo colapsado hasta Milán. Al final nuestro conductor optó por tomar una salida que nos llevó por toda la zona industrial de las afueras de Milán, en la que el tráfico también era muy pesado y lento, pero al menos avanzábamos algo. Después de 2h y cuarto de trayecto (lo que era 1h en condiciones normales) llegamos sobre las 10h a la estación de Milano Centrale. Yo conozco bastante bien Milán, y como el día es espléndido (23ªC y sol) decidimos hacer el camino andando hasta el centro, así disfrutamos de la ciudad, admiramos sus calles, y estiramos un poco las piernas. Vamos caminando sin prisa, pasamos por Via Montenapoleone, por la Via Vittorio Emmanuele llegamos al Duomo, impresionante como siempre, Galería Vittorio Emmanuele, la Scala, barrio de Brera, Castelo Sforzesco y Santa Maria delle Grazie.
Una cosa que me encanta de Milán es mirar hacia arriba y ver los áticos llenos de árboles, algunos son auténticas selvas!
El día sigue precioso, aprovechamos para comer al aire libre, allí me doy un homenaje pues tengo la suerte de encontrar un chiringuito callejero en el que venden platos sicilianos, por lo tanto me pido unas arancini y de postre un canoli. Durante mucho tiempo voy a recordar lo que disfruté esta comida!
Debido al atasco de esta mañana el tiempo previsto para estar en Milán ha disminuido considerablemente, así que emprendemos la vuelta caminando hacia Milano Centrale, además queremos ir con tiempo suficiente no vayamos a pillar otro macro-atasco como a la ida. Allí cogemos el bus para el aeropuerto y ahora experimentamos el caso contrario que a la ida: el conductor va a toda velocidad por una carretera atestada de coches, se salta semáforos, pita a los de delante para que se cambien de carril y le dejen pasar, va de un carril a otro sin ceder el paso, muchas veces tiene que frenar bruscamente para no pasarles por encima a los coches que van delante. Samuel y yo que vamos en la primera fila de asientos estamos flipándolo y eso que ya condujimos por Italia en varios viajes. Después de este rally, llegamos a Orio al Serio en los 55 minutos, y eso el tráfico a la salida de Milán no era poca cosa! Vuelo a Santander sin ningún contratiempo y llegada a las 9.30. Bus hasta Santander y allí recogemos nuestro coche que está sano y salvo. 2 horas más de viaje y llegamos a nuestra casita sobre las 00.15h. A la cama rápido que mañana a las 7 nos levantamos para ir a currar, pero ya será jueves y tenemos el buen sabor de boca que nos dejaron estos 5 días de viaje.
Espero que mi diario os pueda servir de ayuda si alguno planeáis viajar a esta zona, y sino que al menos os hayáis divertido leyéndolo.
Una cosa que me encanta de Milán es mirar hacia arriba y ver los áticos llenos de árboles, algunos son auténticas selvas!
El día sigue precioso, aprovechamos para comer al aire libre, allí me doy un homenaje pues tengo la suerte de encontrar un chiringuito callejero en el que venden platos sicilianos, por lo tanto me pido unas arancini y de postre un canoli. Durante mucho tiempo voy a recordar lo que disfruté esta comida!
Debido al atasco de esta mañana el tiempo previsto para estar en Milán ha disminuido considerablemente, así que emprendemos la vuelta caminando hacia Milano Centrale, además queremos ir con tiempo suficiente no vayamos a pillar otro macro-atasco como a la ida. Allí cogemos el bus para el aeropuerto y ahora experimentamos el caso contrario que a la ida: el conductor va a toda velocidad por una carretera atestada de coches, se salta semáforos, pita a los de delante para que se cambien de carril y le dejen pasar, va de un carril a otro sin ceder el paso, muchas veces tiene que frenar bruscamente para no pasarles por encima a los coches que van delante. Samuel y yo que vamos en la primera fila de asientos estamos flipándolo y eso que ya condujimos por Italia en varios viajes. Después de este rally, llegamos a Orio al Serio en los 55 minutos, y eso el tráfico a la salida de Milán no era poca cosa! Vuelo a Santander sin ningún contratiempo y llegada a las 9.30. Bus hasta Santander y allí recogemos nuestro coche que está sano y salvo. 2 horas más de viaje y llegamos a nuestra casita sobre las 00.15h. A la cama rápido que mañana a las 7 nos levantamos para ir a currar, pero ya será jueves y tenemos el buen sabor de boca que nos dejaron estos 5 días de viaje.
Espero que mi diario os pueda servir de ayuda si alguno planeáis viajar a esta zona, y sino que al menos os hayáis divertido leyéndolo.