7:30 horas y arriba como si en el ejército estuveramos porque este era el único día entero que íbamos a pasar en la ciudad. Descansado pero un poco descolocado por las pesadillas que había tenido con el prepucio del David lo primero que hicimos tras desayunar fue acercarnos a la Galería de la Academia para ver si no había mucha fila y podíamos ver la original pues cabía la ínfima posibilidad de que al hacer la copia esa parte se hubiera quedado sin tallar o deformado en el molde. Las entradas se pueden sacar por Internet – con un recargo de 4e/entrada- y de hecho la de la galería de los Uffizi la sacamos asi, pero para la academia nos lo pensamos mas y cuando quisimos ya no había disponibilidad. El día amaneció como el anterior, cubierto de nubes grises. A las 8:30 que llegamos ya había una cola considerable. Llegamos a ponernos en ella y mientras hice lo mismo que en el Hermitage semanas antes: irme a curiosear por la entrada. Alli vi un cartel que indicaba venta de entradas a 30 mts. Se repetía la misma historia. El lugar en cuestión es el número 51 de esa misma calle, en la otra acera, unas taquillas junto a la entrada de la librería. Alli se pueden sacar para el día siguiente por el mismo precio que en la web: 15 euros por barba. Asi que la saqué directamente para las 8:45 del día siguiente. Cuando regresé a la cola con las entradas mi compi se quedó flipando como en San Petersburgo, la misma cara jaja
Como en aquella ocasión pedimos a los chicos de detrás que nos guardaran el sitio.. y nos fuimos. Diréis “que malos”, bueno, una pequeña broma. Aún asi salimos de una fila para ponernos en otra: la del Duomo. Llegamos antes de que abriesen y la cola casi ocupaba toda la fachada. No teníamos muy claro si tendríamos que pagar había cupo limitado de entrada por turnos… y me fui a dar una vuelta pensando muy en el fondo “a ver si suena otra vez la flauta”, pero no. Una media horita esperando y mojándonos hasta que a las 10 abrieron y bien ligeros entramos sin mayor problema. La entrada es gratis y el audioguía vale 2 euros.
Dentro tampoco hay mucho que ver, para transmitir una sensación de austeridad. Y lo que había en su día lo han trasladado al museo del cuomo donde si hay que pagar por verlo. A destacar los mosaicos del suelo, la pintura de Dante y la divina comedia y sobre todo los vitrales. Como curiosidad fijaros en el cuadro con la figura ecuestre que es una copia original del fresco que había donde se observan dos puntos de fuga diferentes en la perspectiva. También es digno de ver de la coronación de la virgen por Cristo, que no aparece en ninguna página de la biblia.



De todas formas para ver la mejor parte de la catedral hay que levantar la vista hacia el cielo: El fresco de la Cúpula.


Bajamos a lo que pensábamos que era la cripta pero era la tienda de la catedral. Aún asi se veían cimientos y columnas de lo que pensamo que era la antigua catedral. Si encontráis la entrada a la cripta podréis ver la tumba de Bruneleschi. Para ascender a su cúpula hay que acceder por la parte izquierda de la catedral. Cuesta 8 euros y – para nosotros – una visita imprescindible. La subida a la cúpula son unos cuantos escalones pero merece la pena. No se hace muy duro porque hay varias paradas por el camino, la primera una pequeña sala donde se muestran unas escuturas y bustos que no se de donde vienen… Y de repente te encuentras con que sales a pie de la cúpula, en el límite del tambor, desde donde se tienen unas vistas perfectas de los 3600 mts2 del fresco de Vasari y Zuccari. Las escenas del juicio final dan miedito, cuidado si sois propensos a las pesadillas como yo.

A partir de este tramo es cuando viene lo peor de la subida, dos tramos en los que se junta la gente que sube con la que baja, creándose unos tapones donde a veces es realmente difícil avanzar porque tienes bloqueado el paso por los que bajan ni tampoco puedes ir para atrás porque tienes gente detrás.. hubo un rato en el que pasamos un agobio considerable.. De todas formas distracción no falta porque este es el tramo en el que se va pasando entre las dos cúpulas que forman la estructura de Filippo y no solo eso, también se puede observar la estructura de los ladrillos para dar consistencia a la estructura y los de las puertas de los tramos ya son para quedarte con la boca abierta.


Una vez llegas a la linterna las vistas de la ciudad compensa cualquier agobio anterior. Si os asomáis un poquito podréis ver la bola de cobre dorado con la cruz de Verrochio que corona la estructura. Alli almorzamos tranquilamente y nos metalizamos para bajar los 463 escalones y las dos zonas de agobio, que esta vez fluyeron mejor que a la subida.



De nuevo se vuelve a pasar a pie de cúpula pero por el lado contrario a la entrada. Mirar a vuestras espaldas, arriba, porque se puede ver el fresco e incluso tocar y apreciar realemente el tañamo de las figuras y los trazos. Esta vez en la bajada se pasa por otra pequeña sala donde estan expuestos objetos y estructuras que se usaban en aquellos siglos como arganas y poleas. Las descripciones estan en español, todo un lujo.
Ya por fin teníamos sol. Dimos una vuelta completa a la catedral y pareciamos mejor que la noche anterior la puerta del Baptisterio junto a otros 100 turistas por minuto de media. Siguiente visita: La iglesia de San Lorenzo. En esta iglesia también trabajó Filippo. La cúpula parece la hermana pequeña del Duomo y lo mejor de todo es la fachada, seguramente no abréis visto nada igual en nigngún viaje.


La entrada al claustro es gratuita, se encuentra a la izda de la fachada. Ahí mismo estan las taquillas donde se compra la entrada para la iglesia en la que se incluye la entrada al museo del tesoro. Son 3,5 euros. La entrada a la biblioteca laurentina va aparte y no la compramos, siendo conscientes de que nos quedabamos sin ver la escalera de su vestibulo diseñada por Miguel Ángel.


Ni en el museo ni en la iglesia esta permitido hacer fotos pero las podéis hacer si no os ven, ya se que es una falacia…En la parte izquierda del púlpito esta la sacrista vieja, donde esta el sarcófago de pórfido y bronce de Cosme de Medici, elaborado por Verrocchio.
Probablemente hayáis pasado ya por el púlpito proyectado por Donatello desde donde predicaba Savonarola. No os olvidéis tampoco de echar un vistazo a la hermosa anunciación de Filippo Lippi en la capilla Martinelli, al otro lado.



Una vez fuera nuestra intención era acercarnos a la capilla de los príncipes y la sacristía nueva que estan en la parte de atrás de la iglesia pero los puestecitos del mercado nos atraparon. Casi todos los puestos son de artículos de piel como cazadoras, todas ellas chulísimas y de buena calidad pero a precios poco asequibles para el viajero low cost. Aún asi me compré un souvenir en una tienda gótica: una camiseta de la película de los warriors. Ya lo se, recuerdo un poco atípico pero soy Friki lo admito. En la esquina de esa plaza tenéis un supermercado spar, para compras de supervivencia.



Recupueramos el guión del día y nos acercamos a la capilla de los príncipes, una capilla funeraria muy suntuosa a la que cuesta 8 euros entrar y tampoco se pueden hacer fotos.
Por hacer tiempo hasta la hora de entrada en la galería ufizzi paseamos por la plaza de la republica y sus calle limítrofes, acercándonos a Orsanmichelle y a saludar al jabalí y frotarle el hocico para pedir 3 deseos mirando al cielo. Asi es la tradición ¿no?

Nos acercamos de nuevo al puente Vecchio para ver las tiendecitas abiertas y ver si había precios asequibles para un bonito anillo de pedida, que forma mas romántica de sellar un compromiso que en ese lugar… visto lo visto, vamos a seguir un tiempecito mas de novios.



