En realidad debería decir barco, por que no bajamos.
Después de otra noche movidita, con un viento salvaje, llegamos a Marsella. Hacía frio, llovía y era domingo. Y los domingos en Francia está todo cerrado. Además el puerto está alejado de la ciudad, y hay que ir en taxi o autobús. Y los abusones del barco cobraban nada menos que 15€ por el autobús de traslado a Marsella. A nosotros nos pareció un timo, creemos que es un servicio que debe prestar MSC gratuitamente, y que debía estar incluido en el precio del viaje. Por otro lado mi mujer y yo ya conocemos Marsella. Tenemos varios clientes allí y los visitamos varias veces al año. Para mi Marsella tiene el interés de ciudad francesa portuaria e industrial, con una gran cantidad de habitantes de las antiguas colonias francesas. En algunas zonas de la ciudad podrías pensar que estás en Argelia. El centro de la ciudad es interesante, y toda la zona del puerto viejo. No es una ciudad monumental, es una ciudad para callejear y entrar en contacto con ella.
Cuando llegamos al puerto ya estaba esperando nuestro acompañante de travesía, el Costa Pacifica, atracado al otro lado del muelle, estaba a la distancia justa para verlo en todo su esplendor. Y supongo que a ellos les pasaría lo mismo con el MSC Splendida.
Asi que decidimos pasar el día disfrutando del barco, y recorriendolo en su integridad, por que después de seis días de viaje aún no lo habíamos visto por completo y nos quedaban muchos rincones por ver.
Pudimos comprobar nuestra gran originalidad, por que casi nadie bajó de barco.
Disfrutamos del jacuzzi nuevamente, y de las excelentes instalaciones del barco y de la comodisima cabina que nos había tocado. Ya habíamos visto en los planos del barco que este es un barco con la mayor parte de los camarotes exteriores (1200), y muy pocos interiores (280). Por eso no es de extrañar que pagueis por un camarote interior y luego os den un camarote exterior, como nos pasó a nosotros

Y zarpamos tristes para Barcelona