Día 5 de agosto KIRKJUBAEJARKLAUSTUR – HVOLSVOLLUR (160 km)
Hoy la ruta nos lleva a Landmannalaugar, hemos leido en los foros que es una ruta por una pista en la que hay que cruzar ríos con el coche. Yo voy acojonada. En fin, a ver que nos depara el día.
Se coge la carretera 1 (la única que hay en Islandia) y luego nos desviamos en una pista, por la carretera 26 (hay un cartel con la indicación de Landmannalaugar) Un desvío nos lleva a la F225, otra pista no se si decir que peor que la anterior, o simplemente muy parecida.
La aventura empieza cuando nos cruzamos con el primer río, empieza el cague, las indicaciones dicen que te bajes del coche y mires el caudal del río para ver si el coche puede pasar sin complicaciones.
En la primera no llegamos a bajarnos del coche, solo paramos para observar la zona y ver como tomábamos el camino correcto, había rodadas de 4x4 y decidimos seguirlas. Pasamos despacio, yo con mucho miedo, pero sin problemas, luego veríamos las fotos y realmente eran como charquitos, jajaja.
En la siguiente que había más agua había un par de coches parados analizando como pasar, y les seguimos sin más complicaciones. Eso si, Jose se bajó del coche, pero solo para inmortalizar el momento.
La aventura empieza cuando nos cruzamos con el primer río, empieza el cague, las indicaciones dicen que te bajes del coche y mires el caudal del río para ver si el coche puede pasar sin complicaciones.
En la primera no llegamos a bajarnos del coche, solo paramos para observar la zona y ver como tomábamos el camino correcto, había rodadas de 4x4 y decidimos seguirlas. Pasamos despacio, yo con mucho miedo, pero sin problemas, luego veríamos las fotos y realmente eran como charquitos, jajaja.
En la siguiente que había más agua había un par de coches parados analizando como pasar, y les seguimos sin más complicaciones. Eso si, Jose se bajó del coche, pero solo para inmortalizar el momento.
Durante la ruta pasamos por montañas de los más diferentes colores, en algún sitio he leído que dicen que cuando Dios creó el mundo aquí fue donde probó su paleta de colores. Azules, negros, verdes, rojos, ocres, amarillos, naranjas, blancos… realmente no soy muy creyente pero os aseguro que estaban todos estos colores en las montañas. Un paisaje digno de ver, aunque sea pasando el susto de cruzar ríos con el todoterreno.
El verdadero pánico me entró (porque los demás siempre dirán que a ellos no) cuando llegamos al final de la carretera, el camping de Landmannalaugar. Allí si que había un río que yo no creía que pudiéramos cruzar, en ese momento Jose conducía y Nacho se pegó un rodeo para sacar la foto desde el otro lado del río.
Y allá que vamos, yo con los ojos cerrados, el agua casi nos llegaba a las ventanillas (estos dirán que es una exageración, viendo el video ahora soy consciente de que lo es, porque solo llega hasta las ruedas) pero os juro que casi me da un ataque. Logramos cruzar sin problemas, el coche no se quedó en medio del río que es lo que me temía y llegamos al camping.
El camping, aunque parezca mentira por estar en medio de la nada más absoluta estaba lleno de tiendas de campañas, y tenía las instalaciones que cualquier camping pueda tener, aseos, duchas, mesas, barbacoas), y junto a él había un río que echaba humo, como muchos de los de Islandia, era de agua caliente. O sea que ni siquiera necesitaban piscina, tenían un río, y además calentito. Que gozada.
Dimos un paseo por la zona, admirando la inmensidad de todo lo que nos rodeaba, hicimos miles de fotos tratando de captar cada uno de los matices de color que tenían las montañas. Es un sitio mágico.
Volvimos a coger el coche y nos volvimos internar en la pista, intentamos salirnos por alguna pista, pero no controlábamos demasiado el 4x4 y en alguna cuesta nos entró el acojono y decidimos darnos la vuelta y volver a la pista principal que no es que fuera una autopista pero comparada con las otras secundarias, podía llegar a parecérnoslo.
Pasamos entonces por un gran campo de lava negra, como gravilla. Un silencio absoluto, nadie a nuestro alrededor, campo de lava del volcán Hekla, que estaba activo todavía. Impresionante.
Volvimos dirección Vik y nos acercamos a Seljalandfoss, otra catarata de las espectaculares de Islandia, tiene la peculiaridad de que se puede pasar por detrás del agua. Esta situada entre Sellfoss y Skógar. Cuando llegamos, que se aparca el coche casi al pie de la catarata, había una manada de caballos que parecían salvajes, era una preciosa estampa, la catarata, el verde de los alrededores, los caballos salvajes. Se hace una pequeña ruta por detrás de la catarata, oyendo como cae el agua y disfrutando de toda su inmensidad.
Ahora nos vamos camino del glaciar Gigjokull, desde la cascada de Seljalandfoss había una pista que iba subiendo el cauce de un río, había que ir cruzando diferentes riachuelos, pero como ya habíamos pasado por Landmannalaugar, esto nos parecía una tontería hasta que llegamos a un gran río, el cual yo me negué a cruzar, ya había pasado demasiadas emociones ese día. Y ese si que me pareció que de ahí no saldríamos.
Cuando estábamos decidiendo que hacíamos pasó un todo terreno que no dudó tanto como nosotros y se metió en el río, a ese si que le llegaba el agua a las ventanillas, cuando llegó al otro lado se bajó y todo, yo creo que le temblaban las piernas, al mirar por donde había pasado y lo malo, es que luego tenía que volver por el mismo camino.
De vuelta volvemos a Skogafoss, la catarata que se podía llegar hasta el pie mojándose un montón, porque ahora nuestro hotel Edda Skogar estaba al lado de la cascada.