Día 26 de julio REYKJAVIK – HELLISSANDUR (320km)
La carretera 1 que cogemos en dirección Varmaland/Blonduos/Akureyri, a unos 17 km llegamos a Varmaland donde cambiamos otra vez de carretera y cogemos la 50 rumbo Reykholt, aquí cogemos la 519 que nos lleva directamente a Hraunfossar y Barnafoss.
Hraunfossar es una serie de cataratas que aunque no tienen mucha altura, su principal característica es que aparecen no desde lo alto de una roca si no que el agua sale de entre las rocas a lo largo de cientos de metros. Barnafoss (La cascada de los niños) es una pequeña catarata río arriba.
Hraunfossar es una serie de cataratas que aunque no tienen mucha altura, su principal característica es que aparecen no desde lo alto de una roca si no que el agua sale de entre las rocas a lo largo de cientos de metros. Barnafoss (La cascada de los niños) es una pequeña catarata río arriba.


Vamos en dirección a Budir, pero vemos un autobús que va hacia una zona que echa humo y decidimos seguirle porque tenía pinta de algo para ver, llegamos entonces a Deildartunguhvr, una zona donde había un río de agua caliente y había algunas pozas que estaban a unos 100º de temperatura y veías como saltaba el agua caliente.

Desviándonos por una pista llegamos a un volcán extinguido Eldborg, y después seguimos hacia Budir y llegamos a unos acantilados que son como láminas verticales y se llaman Gerduberg. Allí cogimos una pista para ir a ver otro volcán cercano.


Llegamos a Budir que tiene una playa grande y estuvimos dando un paseo por la zona pasando entre rocas negras volcánicas.

Seguimos al glaciar de Snæfellsjökull donde situó Julio Verne la entrada al centro de la tierra. Subimos con el coche por una pista y los ojos cerrados, porque realmente era una pista terrorífica cuesta arriba, y el coche inclinado casi para volcar. Era la primera vez que poníamos la tracción 4x4. Pero una vez que llegamos arriba, merecía la pena el susto, se veía el glaciar desde una gran altura y toda la bahía.

Al bajar empezamos a ver Yaris por la pista y pensamos que habíamos hecho el tonto pagando la pasta que pagamos por el 4x4, desde entonces usamos la mítica frase de “donde no llegue un Yaris” pero realmente no tenemos pruebas de que llegaran hasta arriba, en teoría estaba prohibido a los coches.
Descendimos de las alturas y continuamos la carretera hacia Arnastapi un pueblo pesquero muy pequeño pero con una preciosa costa, llena de acantilados, donde tomamos contacto por primera vez con unos pájaros “asesinos” que hay por Islandia, incluso hay señales de trafico indicando “pájaros que atacan” suelen estar puestas en las zonas donde anidan y damos fe de que atacan, paseamos por los acantilados y casi se comen a Nacho mientras el intentaba sacar fotos.
Descendimos de las alturas y continuamos la carretera hacia Arnastapi un pueblo pesquero muy pequeño pero con una preciosa costa, llena de acantilados, donde tomamos contacto por primera vez con unos pájaros “asesinos” que hay por Islandia, incluso hay señales de trafico indicando “pájaros que atacan” suelen estar puestas en las zonas donde anidan y damos fe de que atacan, paseamos por los acantilados y casi se comen a Nacho mientras el intentaba sacar fotos.

Seguimos la carretera y llegamos al acantilado de Malarrif donde hay unas rocas con formas muy curiosas.


Nacho traía preparada una ruta de faros y nos acercamos al primero de ellos, una tachuela de color amarillo en Skardsvik.

Llegamos a Hellisandur y nos alojamos en el hotel Hellisandur, hotel funcional, sin más, muy decente para dormir. Con un restaurante muy majo donde empezamos a tomar contacto con los pescados islandeses.

Después de cenar continuamos por la misma carretera (la 1, la única) para conocer la zona, llegamos a Grundarfjördur más o menos a la hora de la puesta de sol (las 12 de la noche) y pasamos unas horas haciendo fotos en una playa y de una montaña que se reflejaba en el mar.


