Etapa 12. Pedrouzo-Santiago. 19,8 km. ✏️ Diarios de Viajes de EspañaA las 5 de la mañana empieza la gente a armar jaleo en el albergue. Entran y salen de la habitación y la puerta no para. Hoy también son pocos Km. y no tenemos prisa, pero ya hemos decidido no parar en tantos bares como ayer y hacer las paradas...Diario: Santiago por el Camino Primitivo⭐ Puntos: 5 (8 Votos) Etapas: 17 Localización: EspañaA las 5 de la mañana empieza la gente a armar jaleo en el albergue. Entran y salen de la habitación y la puerta no para. Hoy también son pocos Km. y no tenemos prisa, pero ya hemos decidido no parar en tantos bares como ayer y hacer las paradas más cortitas, ya habrá tiempo de relajarse en Santiago… Hemos desayunado en un bar junto al albergue. Estaba bastante lleno y hemos tardado un ratito en terminar. El cielo está bastante cubierto, aunque todavía es de noche y no se ve bien. Conforme va amaneciendo empiezan a caer las primeras gotas de lluvia, las primeras desde que hemos entrado en Galicia. Vamos sin prisa pero sin pausa. Mica se alegra de que llueva y dice que ver Santiago sin sus calles mojadas de lluvia no tiene la misma “gracia” y yo estoy de acuerdo con ella ¡¡¡queremos ver las calles de Santiago mojadas!!! y viene a mi memoria la canción de Luar Na Lubre, Chove en Santiago ¡oh, qué bonito por dió! La etapa de hoy es un poco más “movidita” que las anteriores, tiene más subidas y bajadas, aunque no muy fuertes. La primera parte del camino es bastante bonita, pero con la lluvia y la neblina no se aprecia bien. Poco a poco nos acercamos a Lavacolla, donde tenemos previsto parar a tomar el segundo desayuno, a unos 10 Km. de Pedrouzo. Muy cerquita del aeropuerto nos encontramos un monolito con la concha peregrina y aprovechamos la ocasión para hacernos una foto. Seguro que aquí se para “tó dios” para hacerse fotos. Parece que a partir de aquí es cuando se acentúa ese gusanillo de saber ya tan cerca la meta…También es como si a la vez de estar deseando llegar, no quisieras que se acabara nunca, y el camino se alargara y alargara, siempre haciendo el camino, sin llegar nunca al destino ¡Qué sensación tan contradictoria! Seguimos avanzando hacia el aeropuerto, rodeamos la pista y nos dirigimos hacia la población de San Paio. Aquí hay bastantes alojamientos, tenderetes de regalos y productos típicos, en general se ve todo muy turístico. Los edificios están muy cuidados y hay una bonita iglesia en lo alto de una larga escalinata. Bajando esa escalera encontramos un cruceiro un poco antes de llegar al hotel-restaurante donde estaban desayunando los compañeros. Desayunamos huevos con chorizo y se nos puso cara de felicidad, con la barriguita llena, tan cerca de Santiago, sabiendo que dentro de poco llegaríamos, y todos juntos otra vez. No se si era la sensación general, pero Mica y yo estuvimos comentando cómo nos gustaría que entrásemos todo el grupo juntos a la Plaza del Obradoiro, sería como la guinda del pastel. Sea como fuere, la cosa es que ya no nos volvimos a separar (me da que en el fondo, todos teníamos ese mismo sentimiento). Después del fantástico desayuno seguimos ruta, por los márgenes de la carretera y subiendo. Una parte del camino fue muy bonita, bajo una bóveda de árboles resguardados por un muro cubierto de musgo. Una vez pasado están las instalaciones de la televisión y el camino pierde todo su encanto. Al poco rato llegamos al Monte do Gozo. En lo alto del montículo (desde donde se supone que se ven las torres de la catedral pero que en realidad no se ven), hay un monumento ¿feo? Nooooo, feíiiisimo. Para seguir camino nos metimos por la zona de la “ciudad vacacional” de Monte do Gozo, unas instalaciones inmensas, con albergues público y privado, donde las habitaciones al parecer son exactamente las mismas en uno que en otro, solo varía el precio. Está distribuido en pabellones al borde de una calle central, todo muy ordenado, muy nuevo, y muy muy vacío. No vimos un alma por allí, parecía un pueblo fantasma. Esta mini ciudad tiene más de 500 camas, zona de acampada, piscinas, zonas verdes… n una de las plazas hay una fuente con una escultura que me ha hecho mucha gracia por dos cosas, primero porque creo que es la postura más típica de la mayoría de peregrinos y peregrinas, esa expresión de ¡ay mis pies como me duelen!, y segundo porque es una mujer, hasta ahora todas las referencias a peregrinos eran masculinas. Y ya solo estamos a 4 Km. de Santiago. Ahora vamos bajando unas cuestas un poco más pronunciadas. A la salida del complejo turístico nos encontramos con la casa-taller-museo del artista José Cao Lata, y desde la verja pueden verse un gran número de esculturas en piedra con aspecto tradicional pero con motivos de lo más raro. A mi me pareció que transmitían esa tristeza que impregna la piedra gallega. Ya estamos entrando en Santiago, primero cruzamos un largo puente sobre la autovía, luego pasamos el barrio de San Lázaro, luego la Rua dos Concheiros, luego la Rua de San Pedro, ¡ya vemos la catedral al fondo! Estamos en pleno casco histórico y me está pareciendo muy bonito. Tengo ganas de sacar fotos a todo, pero me modero pensando que tenemos toda la tarde y todo el día de mañana, pero es como un gusanillo de no querer perderme ni un detalle de estos momentos tan especiales… La catedral cada vez está más cerca y al poco llegamos a la Plaza de la Inmaculada, toda rodeada de edificios impresionantes, entre ellos la catedral por su fachada de la Azabachería, y bajando, una ligera cuesta nos conduce hacia un arco de cuyo interior salen las notas de una música antigua…¡qué recibimiento más guay! No hay tanta gente como yo esperaba, pero es que es la hora de la misa del peregrino, y están todos dentro de la catedral. Está nublado y ya no llueve. Por fin entramos en la Plaza del Obradoiro. Estamos todos muy emocionados, pero no de llorar ni nada de eso, algo así como ¡bueno, pues ya está, ya hemos llegado! Casi toda la gente que conozco me había dicho que este momento era los típicos que se te saltan las lagrimillas, pero a nosotros, nada, ¡qué poco tiernos somos! Mientras esperamos que nos llegue la emoción, aprovechamos para hacernos muchas fotos delante de la catedral, desde arriba, desde abajo, en grupo, independientes… ¡Por dios, qué bonita es esta catedral! Hay turistas, ciclistas, más peregrinos, y también se nos acerca gente ofreciéndonos publicidad de alojamiento. Después de un rato de charla con los alemanes que nos encontramos saliendo de la misa, nos despedimos y nos fuimos a recoger nuestras Compostelas. Yo en un principio no tenía gran interés en tener la Compostela, para mí lo importante era hacer el camino y pensaba que tener un papel que lo acreditase no me aportaba nada, pero una vez que te metes en faena… Nos fuimos todos a la oficina del peregrino, que está por detrás de la catedral, en la Rua do Vilar. Es un edificio antiguo con un patio interior en que, entre otras cosas, se ofrece a los peregrinos un servicio de consigna para las mochilas y además te ofrecen toda la información necesaria. Esperamos un buen ratito en la cola y subimos las escaleras que llevan al mostrador donde te dan la Compostela. Las hay de dos tipos, la religiosa y la atea. La “auténtica” Compostela, claro está, es la religiosa, la atea es una especie de certificado al que se le da mucho menos valor. Para darte el documento te hacen una serie de preguntas que ya vienen en un cuestionario que también tienes que rellenar. Lo fundamental es distinguir entre las motivaciones que te han llevado a hacer el camino: por fe religiosa-cristiana, por motivos espirituales, por deporte, por turismo…y haber realizado a pie los últimos 100 Km. o 200 en bici o a caballo. Si te dan la Compostela, la cristiana, te ponen tu nombre así muy bonito y en latín. El certificado es más sosito. En el mostrador hay unas huchas para que pongas donativos y nada más salir de la sala del mostrador, te ofrecen, por 1 ó 2 euros, un tubo de cartón para que metas el papel y no se te estropee. Una vez conseguimos todos nuestra acreditación, ya estábamos listos para irnos a buscar el albergue. Lo habíamos reservado el día anterior. Se lo habían recomendado a Alberto y por internet se le veía muy buena pinta, estaba muy cerca de la catedral, tenía un bonito jardín y ¡no tenía hora de cierre!, eso era lo mejor, porque eso de salir la última noche que estábamos juntos y recogernos a las 10…como que no. Este albergue era el más caro, 15 euros por barba, pero cuando reservamos nos dijeron que nos iban a poner a todos juntos en el ático, todo para nosotros, todos en camas bajas, nada de literas, y que allí estaríamos muy bien. Eso nos gustó. Aparte de nosotros, también estaría una amiga de Joan que venía desde Sarria. Como te iba diciendo, nos dirigimos al albergue, que se llama Roots and Boots. Tardamos un buen rato en encontrarlo porque no estaba tan cerca de la catedral como decían. Al menos estaba en una calle tranquila. Está en un edificio bastante antiguo y muy poco cuidado. Una vez dentro, en la planta baja está la recepción-barra del bar, en un pasillo más bien estrecho. Junto a la escalera, otro pasillo nos lleva al jardín. Aquí puedes desayunar y comer algunas cosas. Se ven las paredes desconchadas y con bastante humedad. Lo mejor de todo es que, con cara de “voy a hacer una gracia”, nos dice que el ascensor está estropeado ¡pero si no hay ascensor!, y es que para llegar a ese ático exclusivo para nosotros hay que subir ¡tres pisos! Menudo rollo. Bueno, hacemos de tripas corazón y subimos. El ático es una pequeña habitación con las camas tan juntas que no caben ni las mochilas entre ellas, las tenemos que poner en el pasillo dificultando bastante el paso al único aseo, que está al fondo, donde solo hay una ducha muy estrechita y no tiene ni donde colgar las toallas. Eso sí, nos han dado toallas y sábanas. ¡Aaaaay Herminia, cómo me acuerdo de tu ducha! En general bastante cutre para el precio que tiene. No se como estarán el resto de habitaciones de las demás plantas, pero el ático para 10 no es nada recomendable. Por muy poco más podíamos haber dormido en una buena pensión con habitaciones y baños en condiciones, pero bueno, siguiendo en nuestra línea de no dar importancia a esas cosas y tomárnoslo todo con el mejor ánimo posible, nos acoplamos como mejor podemos y se acabó. Desde luego lo mejor que tenemos son las preciosas vistas a la catedral. Después de todo ese jaleo hemos salido a comer un menú de 9 euros normalito, pero nos atendieron muy bien y estábamos cerca del albergue. Hemos vuelto al albergue para asearnos y salir de paseo. Para no tardar mucho nos hemos repartido por los baños de las demás plantas (que por cierto, tenían un poquito de mugre acumulada). Para entrar y salir nos han facilitado una tarjeta con una clave con la que podemos acceder a cualquier hora. Algunos de los compañeros se van a ir a la estación de autobuses para dejar solucionado el problema de la vuelta. Mañana sábado a primera hora se van Chusmari y Goyo en autobús. Fernando y yo nos vamos mañana por la noche en avión, y Mica se va el domingo por la mañana en autobús. Si no fuese porque ya tenemos los billetes de avión ¡nos íbamos con el resto de los chicos a Finisterre! sin pensarlo. En la salida de la tarde nos hemos dispersado. Cada uno cual ha ido a su bola. Santiago me parece una ciudad preciosa. No se como será el resto, porque apenas lo hemos visto cuando veníamos entrando a la ciudad, pero el casco histórico es una pasada. Nuestros pasos se iban dirigiendo hacia la catedral. Impresiona lo grande que es por fuera. Cuando entramos al interior yo esperaba que fuese tan grande como por fuera, pero lo cierto es que me dio la impresión de que era más pequeña. Aun así, ¡qué maravilla! Lo que más me gusta son todos esos detalles en los capiteles, en las columnas, los personajes tallados, sus caras, las escenas grotescas para asustar a los fieles…un paseo de lo más entretenido. También nos acercamos a ver el Pórtico de la Gloria, pero no nos pudimos acercar mucho, ya que esta todo rodeado con una valla para que nadie se acerque a dar los tradicionales cabezazos que al parecer están deteriorando la piedra. Mica nos dice que otra tradición es ir a dar el abrazo al santo y ver la cripta donde está la urna con los restos del apóstol. Hay que subir unas escalerillas y pasar por detrás de la imagen del santo que mira desde el altar hacia la nave central. Conforme nos acercábamos Mica me insistía ¡tú abrázalo!, así que cuando llegó mi turno me abracé al santo. La figura del santo está cubierta con una capa dorada llena de pedrería y para abrazarlo, con mi poca altura, mis brazos abiertos apenas abarcaban toda la espalda. Apoyé la cabeza y cerré los ojos para abstraerme de toda la gente de alrededor y poder “encomendarme al santo”. ¡Ooooohhhh! Ese momento si que me emocionó. Estuve todo el rato que me hizo falta recordando a mucha gente, aun sabiendo que había una larga cola detrás, pero recordé a todos mis seres queridos, vivos y muertos, pensé algo que se parecía mucho a una oración. Cuando salí por la otra escalerilla y al poco bajaron los demás no podía contener las lágrimas. Aunque no me considero creyente de la iglesia católica, creo que sentí algo así como un “sentimiento religioso” o místico, realmente no lo se, solo sé que me hizo sentirme bien. Después de eso fuimos a ver la cripta, que está detrás del retablo principal. Volviendo a rodear la nave central, a la izquierda, está la entrada al Pazo Gelmírez, que forma parte de la catedral y es donde se expone el Códice Calixtino. A la salida pasamos otra vez por la plaza del Obradoiro. Tenía un aspecto inusual, ya que se celebraba el Rali de Galicia Histórico. Estaba llena de coches de competición y todos los pilotos allí con sus monos de cuero mezclados con mucha gente curioseando entre los deportivos. Mica reconoció enseguida a Santi Cañizares, que participaba con su Porsche 911 blanco. La carrera empezaba a las 19:30. Poco a poco nos fuimos juntando todos otra vez en la Plaza Quintana, donde está la fuente de los Caballos, y decidimos que ya era hora de unas cervecitas. Nos fuimos a buscar El Gato Negro, un bar muy frecuentado por los lugareños, nada de turisteo, especializado en productos típicos: queso de tetilla, pimientos, almejas, berberechos... Nos pedimos unos vinos y unos mejillones, pero como todavía era temprano no los tenían preparados. Tardaron unos 15 minutos en traerlos. Mientras tanto nos llevamos otra sorpresa, ¡otra vez apareció Roberto! Se quedó un rato y volvió a marcharse, ya no lo volveríamos a ver. Bueno, cuando trajeron los mejillones no duraron un suspiro, estaban requetebuenos. Ya teníamos todos la sensación de despedida en el cuerpo pero no por ello estábamos menos alegres. Estábamos dispuestos a aprovechar y disfrutar cada minuto que nos quedara juntos. Hicimos una especie de despedida muuuuy larga, esta noche no hay que recogerse a las 10. Después del Gato Negro entramos a otro bar un poco más abajo. Seguíamos con los vinos, las cervezas y las tapitas. Joan había ido a recoger a su amiga Inma y los dos llegaron al rato. Ya te dije que Inma venía haciendo el camino desde Sarria. Venía bastante fastidiada porque algún bicho le había picado por las piernas y las tenía llenas de ampollas y rojeces que le dolían un montón, así que se fue pronto a descansar. De este bar saltamos a otro y de ahí a otro y a otro hasta que estábamos ya bastante piripis. A eso de las 11 ya estábamos camino del albergue, más felices que las perdices. Goyo y Chusmari se escabulleron un poco antes, eran los primeros en partir muy temprano, y creo que quisieron evitar tristes despedidas. David y Javi, los benjamines del grupo tenían cuerpo y ganas de juerga, así que se quedaron para buscar la “marcha” nocturna de Santiago. El resto, a dormir. De cómo llegamos al albergue y nos acostamos me acuerdo de forma borrosa… Índice del Diario: Santiago por el Camino Primitivo
01: La primera idea
02: Los Preparativos
03: Llegada a Oviedo
04: Etapa 1. Oviedo-San Juan de Villapañada. 27 km.
05: Etapa 2. San Juan de Villapañada-Bodenaya. 25 km.
06: Etapa 3. Bodenaya-Campiello. 25,2 km.
07: Etapa 4. Campiello-O Mesa. (Hospitales). 34,7 km.
08: Etapa 5. O Mesa-Castro. 20,5 km.
09: Etapa 6. Castro-Padrón. 24 km.
10: Etapa 7. Padrón-O Cádavo. 23,8 km.
11: Etapa 8. O Cádavo-Lugo. 31 km.
12: Etapa 9. Lugo-Ferreira. 28,4 km.
13: Etapa 10. Ferreira-Arzúa. 36,4 km.
14: Etapa 11. Arzúa-Pedrouzo. 19,4 km.
15: Etapa 12. Pedrouzo-Santiago. 19,8 km.
16: Etapa 13. Santiago-Málaga
17: Camino de Santiago. Ideas, consejos...
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