¡Un nuevo gran día nos espera! Tras un desayuno excelente en el hotel, cargamos el coche rumbo a la costa de granito rosa. Antes, de camino paramos en Tréguier, bonito pueblo medieval con sus casas de vigas de madera, su inmensa catedral y su bonito y tranquilo puerto. Hacemos una visita rápida, pues queremos hacer parte de la Senda de los Aduaneros que dura unas 3 horas.
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Así que llegamos a Perros-Guirec en torno a las 11, pero nos cuesta un poco encontrar el punto en el que comienza la senda, porque no está muy bien indicado y yo no había hecho bien los deberes... jejeje. Pero finalmente, tras pasar el pueblo y bajar a la zona de la playa (donde está el Casino y varios Spa) vimos un cartelito que lo indicaba “Sentier des Douaniers” y emprendimos la marcha dirección Ploumanac’h. El sendero es precioso, ya que discurre todo el rato bordeando el mar y vas viendo a lo lejos las enormes piedras con reflejos rosas. Además, hacía un sol precioso que ensalzaba la belleza del lugar. Sin embargo, conforme vamos andando empieza a nublarse y, incautos de nosotros, habíamos dejado los chubasqueros en el coche. En fin, nos cayeron cuatro gotas, no problema. Seguimos caminando otra vez con sol, disfrutando del paisaje, de las vistas, del mar, las rocas gigantescas...Llegamos hasta el faro, que se funde con las rocas y parece tan natural como ellas. Allí hicimos una parada y vimos que las nubes otra vez nos amenazaban, así que decidimos acortar la marcha y no llegar a Ploumanac’h, pues la lluvia era inminente. En nuestro camino de vuelta llegó el chaparrón ¡bendita vegetación frondosa bretona! Nos refugiamos bajo unos setos que formaban arcos naturales y de los que había varios en todo el camino y allí esperamos a que amainase. Una vez que paró la lluvia y con el sol otra vez brillando, compramos una baguette y nos comimos unos bocatas junto al mar antes de partir hacia el siguiente destino: Cap Frehel.
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Sobre las 15:30 llegamos a este cabo que me maravilló desde el primer momento. Entre la Pointe du Raz y éste, vamos, lo tengo clarísimo. El parking cuesta 3 euros, aunque puedes aparcar bastante cerca sin tener que pagar e ir andando, pero íbamos un poco justos de tiempo. De hecho hay un bonito paseo desde el cabo hasta Fort La Latte que nos quedamos con las ganas de hacer. Pero bueno, nos dio tiempo a pasear tranquilamente y admirar los inmensos acantilados, la colonia de gaviotas que pulula por allí,... vamos nos encantó. La pena era que el tiempo seguía jugándonosla y nos llovía a ratos, pero aún así disfrutamos muchísimo. Me gustó mucho esta zona en general, las playas eran chulísimas y había muchas zonas para acampar y muchas posibilidades para hacer senderismo o ir en bici. ¡Una pena querer abarcar tanto en tan poco tiempo! Para la próxima, dedicaremos más tiempo a esta zona seguro. Porque el Fort La Latte también lo vimos sólo desde fuera, pues ya era tarde y teníamos que llegar a Dinan, nuestro destino final del día. De hecho, en mi programa inicial tendríamos que haber ido a Cancale también, pero lo tuvimos que suprimir.
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Llegamos a Dinan en torno a las 19:00. Nuestro hotel era el B&B Priory View Dinan, muy cerquita de la puerta de St. Malo. Un Bed & Breakfast regentado por un matrimonio (ella inglesa y el francés) muy agradable y el sitio en general muy bonito y confortable. Nos costó 50 euros con desayuno incluido. Tras acomodarnos y ducharnos, nos fuimos a conocer Dinan con el plano que nos ofreció el dueño del hotel. Primero subimos a las murallas para ver Dinan desde arriba. Nos gustó muchísimo, pero teníamos la sensación de que ya habíamos estado allí (y es porque ya habíamos visto otros pueblos / ciudades similares). Mientras paseábamos vimos una terracita muy agradable en la que paramos a tomar una cervecilla frente a la Torre del reloj. Yo pedí una Leffe Rubí de barril, con toques a frutos rojos, muy rica. Después, seguimos viendo Dinan hasta que nos dieron las 9 y decidimos buscar un sitio para cenar. Había bastante oferta, así que nos decantamos por un italiano que tenía una terracita muy acogedora y desde la que se veía la famosa calle Jerzual. Después de cenar, nos dimos un paseo de vuelta al hotel, bajando por la calle Jerzual... y después teniendo que volver a subir, ¡así bajamos la cena! jajajaja.
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subir foto[/img]Así que llegamos a Perros-Guirec en torno a las 11, pero nos cuesta un poco encontrar el punto en el que comienza la senda, porque no está muy bien indicado y yo no había hecho bien los deberes... jejeje. Pero finalmente, tras pasar el pueblo y bajar a la zona de la playa (donde está el Casino y varios Spa) vimos un cartelito que lo indicaba “Sentier des Douaniers” y emprendimos la marcha dirección Ploumanac’h. El sendero es precioso, ya que discurre todo el rato bordeando el mar y vas viendo a lo lejos las enormes piedras con reflejos rosas. Además, hacía un sol precioso que ensalzaba la belleza del lugar. Sin embargo, conforme vamos andando empieza a nublarse y, incautos de nosotros, habíamos dejado los chubasqueros en el coche. En fin, nos cayeron cuatro gotas, no problema. Seguimos caminando otra vez con sol, disfrutando del paisaje, de las vistas, del mar, las rocas gigantescas...Llegamos hasta el faro, que se funde con las rocas y parece tan natural como ellas. Allí hicimos una parada y vimos que las nubes otra vez nos amenazaban, así que decidimos acortar la marcha y no llegar a Ploumanac’h, pues la lluvia era inminente. En nuestro camino de vuelta llegó el chaparrón ¡bendita vegetación frondosa bretona! Nos refugiamos bajo unos setos que formaban arcos naturales y de los que había varios en todo el camino y allí esperamos a que amainase. Una vez que paró la lluvia y con el sol otra vez brillando, compramos una baguette y nos comimos unos bocatas junto al mar antes de partir hacia el siguiente destino: Cap Frehel.
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Sobre las 15:30 llegamos a este cabo que me maravilló desde el primer momento. Entre la Pointe du Raz y éste, vamos, lo tengo clarísimo. El parking cuesta 3 euros, aunque puedes aparcar bastante cerca sin tener que pagar e ir andando, pero íbamos un poco justos de tiempo. De hecho hay un bonito paseo desde el cabo hasta Fort La Latte que nos quedamos con las ganas de hacer. Pero bueno, nos dio tiempo a pasear tranquilamente y admirar los inmensos acantilados, la colonia de gaviotas que pulula por allí,... vamos nos encantó. La pena era que el tiempo seguía jugándonosla y nos llovía a ratos, pero aún así disfrutamos muchísimo. Me gustó mucho esta zona en general, las playas eran chulísimas y había muchas zonas para acampar y muchas posibilidades para hacer senderismo o ir en bici. ¡Una pena querer abarcar tanto en tan poco tiempo! Para la próxima, dedicaremos más tiempo a esta zona seguro. Porque el Fort La Latte también lo vimos sólo desde fuera, pues ya era tarde y teníamos que llegar a Dinan, nuestro destino final del día. De hecho, en mi programa inicial tendríamos que haber ido a Cancale también, pero lo tuvimos que suprimir.
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sube[/img]Llegamos a Dinan en torno a las 19:00. Nuestro hotel era el B&B Priory View Dinan, muy cerquita de la puerta de St. Malo. Un Bed & Breakfast regentado por un matrimonio (ella inglesa y el francés) muy agradable y el sitio en general muy bonito y confortable. Nos costó 50 euros con desayuno incluido. Tras acomodarnos y ducharnos, nos fuimos a conocer Dinan con el plano que nos ofreció el dueño del hotel. Primero subimos a las murallas para ver Dinan desde arriba. Nos gustó muchísimo, pero teníamos la sensación de que ya habíamos estado allí (y es porque ya habíamos visto otros pueblos / ciudades similares). Mientras paseábamos vimos una terracita muy agradable en la que paramos a tomar una cervecilla frente a la Torre del reloj. Yo pedí una Leffe Rubí de barril, con toques a frutos rojos, muy rica. Después, seguimos viendo Dinan hasta que nos dieron las 9 y decidimos buscar un sitio para cenar. Había bastante oferta, así que nos decantamos por un italiano que tenía una terracita muy acogedora y desde la que se veía la famosa calle Jerzual. Después de cenar, nos dimos un paseo de vuelta al hotel, bajando por la calle Jerzual... y después teniendo que volver a subir, ¡así bajamos la cena! jajajaja.
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