Primera etapa: Vitoria - Saint Emilion - Pechboutier
Salimos de Vitoria hacia las ocho de la mañana y enfilamos hasta Saint Emilion. Llegamos alrededor de las 12:00. Buscamos parking. Para todo el día cuesta 5 euros, ponemos 3 euros porque pensamos que con cuatro horas tendremos suficiente. Comemos un bocata y nos disponemos a dar un paseo. El pueblo está rodeado de viñas hasta donde alcanza la vista. Subimos hasta la torre del reloj que está enfrente de la oficina de turismo (1,5 euros p/p). La vista es magnífica y el día espléndido. Tenemos espectáculo pues una casa se está quemando en el casco y los bomberos tienen que actuar. Uno se pregunta como demonios han conseguido meter el camión dentro, pero el hecho es que está ahí. Tenemos que dar un rodeo para ir a la iglesia monolítica. No entramos. Damos una vuelta por el pueblo, curioseamos en unas cuantas tiendas y a las 15:30 nos ponemos en marcha con destino Pechboutier. Hace mucho calor y nos cuesta llegar al destino un par de horas y media. Teníamos pensado parar en Bergerac pero lo dejamos para la vuelta.



Saint Emilion
Llegamos, nos alojamos y enseguida bajamos a Sarlat. Aparcamos a la entrada del pueblo según se viene de Beynac, al lado de un Lidl. Desde ese lugar al centro hay unos 10 minutos andando. La primera impresión es brutal: cantidad de gente en todas las esquinas, hordas turísitcas diría yo. Nos da un poco de bajón porque las expectativas sobre Sarlat eran altas y el ver tal trasiego de gente nos desanima un poco. Sea como fuere nos metemos de lleno en la vorágine y como andamos un poco caninos ya decidimos cenar en el Auberge de Mirandol. Son las ocho de la tarde y no tenemos problema para obtener mesa pero poco después se llena y ya es más difícil. Mi mujer cena una ensalada de 13,50 euros que tiene su bloc de foie, jamón de pato, magret... y yo un menú por 16 euros con un bloc de foie, casolette de pato que está muy buena y helado de chocolate. Una copita de vino blanco y salimos por unos 30 euros. El servicio un poco lento pero muy correcto y agradable.
Aunque estamos cansados, damos una vuelta por la villa y podemos comprobar que hay ambiente pues hay actuaciones de todo tipo por las calles y plazas: equilibristas, malabaristas, cantantes... La iluminación en lugar de ser eléctrica, es de gas y confiere a la ciudad una atmósfera muy especial. Sigue habiendo montones de gente. Nos comemos un heladito y de vuelta al alojamiento. Algo más de 20 minutos en coche por una carretera secundaria muy sinuosa. A dormir, aunque nos cuesta un poco conciliar el sueño: la primera noche siempre cuesta acostumbrarse. Un detalle: en la habitación no hay Wifi, aunque sí en el salón comedor común.