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Empezamos el día como siempre, madrugando hacia las 6, lo mejor de todo es que ni siquiera estás cansado, desayunamos pronto y el plan para hoy ir a las ruinas de Tulum por nuestra cuenta.
Hay que decir que una de las mejores cosas que tiene el Palladium es que se encuentra a medio camino entre Playa del Carmen y Tulum (unos 30kms de ambas localidades).
Aquí voy a hacer una pausa para aportar algunos datos de interés y una reflexión personal.
Primero quiero decir, que para nosotros, esto es una opinión completamente personal, salir del resort es indispensable. El resort no es México, así de claro. México es el salir por ahí y buscarte la vida para poder llegar a lugares que casi fijo no te va a enseñar ningún touroperador. De esta manera, mezclándote con las gentes locales y viajando en sus transportes públicos podrás conocer sitios verdaderamente impactantes y que sí se parecen al Caribe, o mejor dicho, a la imagen que tenemos del Caribe. Así que, el resort no es México y mucho menos se parece a la imagen idílica que uno tiene del Caribe. Dicho esto, entendemos que haya gente que hace una inversión para ir a un resort y quiere amortizarla, nosotros no lo hemos hecho, disfrutamos del hotel pero no creo que lo hayamos amortizado porque menos el primer día salimos todos los días del hotel.
Hecha esta reflexión, paso a explicar como nos podemos mover en los transportes públicos que van desde Playa del Carmen a Tulum Pueblo. Es muy barato y seguro, te mezclas con los locales y funcionan mejor que hasta el metro de cualquier ciudad.
Este transporte suele llamarse Van o Colectivo y son unas furgonetas con todo en regla que tienen las lunas tintadas en negro y que la primera vez da un poco de repelús montar, jeje. Las hay de varias compañías, por ejemplo, unas se llaman colectivos y otras Shuttle o algo así. Son furgonetas tal cual en las que cogen unas 10 o 12 personas y que no tienen paradas fijas, simplemente paran en mitad de la carretera donde ven gente o incluso si pasan cerca pueden darte luces para ver si levantas la mano y los mandas parar. Otras veces, pueden estar parados delante de la puerta del resort, esto nos pasó a nosotros esta primera vez en la que vimos como estaba aparcada una de estas furgonetas con todo cerrado y sus lunas tintadas, lógicamente, si no sabes como funciona el tema, da algo de reparo acercarse allí. Las dudas nos asaltaron, que hacemos?, abrimos la puerta?, nos vamos a la parada de bus que hay justo en la salida del hotel y esperamos?. Pues bien, es tan fácil como llegar allí, abres la puerta le dices al conductor donde quieres ir y te sientas. Cuando llegues allí, pagas los establecido al conductor a la hora de bajarte de la furgoneta. No se puede regatear y da igual la compañía que cojas, todos tienen las mismas tarifas.
Como explicaba antes, el Palladium está a unos 30 kms. tanto de Playa del Carmen como de Tulum así que este trayecto nos costará 35 pesos por Persona. Si vamos más cerca, por ejemplo otro día fuimos a Akumal que está casi al lado, y nos cobraron 20 pesos.
No os preocupéis, en estos transportes van locales pero también encuentras a mucho turista. Usadlos, no os cortéis, son muy baratos y pasan cada 5 minutos o menos. Yo puedo aseguraros que nunca, incluida la primera vez, hemos esperado ni un minuto de tiempo real por una de estas furgonetas, por eso decía antes que funcionan mejor que el metro de cualquier ciudad. Paran en todos los resort y en cualquier parte que les digas.
Un ejemplo práctico de lo barato que es usar este transporte: del Palladium a Tulum son 35 pesos, mientras que ese mismo trayecto en taxi marcaba en una pizarra allí en Tulum más de 300 pesos, con eso lo digo todo. De verdad, son muy seguros, baratos y funcionan muy bien. No os cortéis ni un pelo y no dudéis en usarlos.
Bien, después de esta chapa-receso, jeje, continuo con el diario del día.
Después de desayunar nos fuimos a pillar nuestro primer colectivo pero para ir a Tulum había que pasar a la otra parte de la carretera federal que es en plan autopista. Hay dos formas de hacer esto: una es jugándote el cocido pasando por el medio de carretera y otra es ir por un camino dentro del hotel el cual te lleva a pasar por un pasadizo por debajo de la carretera y apareces en una especie de miniciudad en la que viven todos los empleados del hotel. Sí, la mayor parte de los trabajadores curran y viven allí, así de triste es.
Una vez estás allí sales a la carretera y si nos esta el colectivo segura que llega al momento. En nuestro caso como digo, ya estaba allí parado y lo que hicimos fue acercarnos abrir la puerta y decirle al conductor que queríamos ir a las Ruinas de Tulum, acto seguido te sientas y el transporte se marcha a toda velocidad. Es raro que pare a no ser que vea a alguien o que tenga que parar a dejar a alguien, sino va a toda leche, jeje.
Llegamos a las Ruinas de Tulum temprano y pagando 35 pesos por cada uno. El transporte te deja en la carretera con lo cual tendrás que andar unos 5 minutos hasta las taquillas.
Cuando llegamos nosotros sería como muy tarde las 9 de la mañana y no esperamos nada para entrar, más tarde se peta. La entrada son 57 pesos por persona. Las visitas por tu cuenta y tienen dentro paneles informativos de todas las cosas que puedes ver.
Las ruinas son preciosas y se dice que son las únicas ruinas maya que están suspendidas sobre el mar Caribe. La edificación que más destaca es la que denominan El Castillo que es la que veréis en casi todas las fotos, jeje.
Tienen un par de playas en las que te puedes bañar pero en esa época estaban las tortugas poniendo huevos y una de las playas estaba cerrada. De todas maneras, están las playas petadas de gente así que no recomiendo bañarse aquí sino que recomiendo ir hacia donde encaminamos nuestros pasos ahora :).
Resulta que cuando estábamos en el punto más alto de las ruinas, el mencionado Castillo que no es tal, nos percatamos al hacer fotos que a lo lejos, hacia la derecha si te pones mirando al mar, había como un poco de playa solitaria con muchas barcas de pescadores y sin saber como llegar nos propusimos intentar patear hasta allí haber que había. Este poco de arena con las barcas si os fijáis se puede ver, tal cual lo describo en las fotos.
Pues nada, salimos por una puerta que hay en uno de los laterales de las ruinas y empezamos a patear en aquella dirección por una carretera que hay rodeada, como no, de selva. También podéis salir por las taquillas, es decir, por donde entrasteis a las ruinas, y tirar todo para adelante, ojo, no coger la carretera de la derecha próxima a las taquillas porque sino iréis a parar a la carretera federal que es donde os ha dejado en colectivo. Es tan simple como tirar todo hacia adelante, pasaréis por una valla con un guardia (no os preocupéis, podéis entrar o salir las veces que queráis y no tenéis que enseñar nada) y seguís carretera hacia adelante pasando por muchos taxistas allí aparcados hasta que veáis una entrada hacia vuestra izquierda que tiene un cartel o un mural, no me acuerdo ya, que trae Playa Santa Fe, ahí os metéis y ya estaréis en las bonitas dunas de la playa. Desde las taquillas hasta la entrada a la playa calculo que habrá unos 10 minutos andando poco más.
Un cartel en inglés nos da la bienvenida a la playa y tras las enormes dunas aparece ante nosotros un auténtico espectáculo. Esto sí es el Caribe. Podemos apreciar una enorme playa que se extiende hacia ambos lados y que en su dirección derecha se divide en Playa Pescadores y al dar una curva ya es Playa Paraiso.
Desde Santa Fe puedes ver las ruinas de Tulum al fondo y puedes montar en barca para verlas desde la propia mar.
De verdad, es impresionante, no se si esto es conocido o no, nosotros en particular no teníamos ni idea. Después de leer varios diarios y post lo más que se citaba era Playa Paraíso pero esto ya es otra cosa, está masificado y tiene un resort al lado a parte de un chiringuito vip con camas balinesas y demás que hace que pierda su encanto.
La zona de la Playa Santa Fe y Pescadores es la más auténtica y debe ser de lo poco de costa que queda sin colonizar por los grandes hoteles. Es increíble el llegar allí, pasar las dunas y ver aquella playa salvaje en la que estás tú y tú mujer con otras 10 o 12 personas más que apenas se ven por lo grande de la playa. Por fin hemos llegado al Caribe auténtico y a la imagen idílica que tenemos del mismo: playa enorme de arenas blancas, prácticamente vacía, aguas transparentes y con sólo vistas del mar y las ruinas de Tulum al fondo, nada de resorts. Sobra decir que que de tan enamorados que nos dejó la zona, el sábado antes de acabar el viaje volvimos a repetir.
De verdad que no os lo perdáis por nada del mundo, la playa de cualquier hotel y otras que ya nombraré más adelante, no hacen justicia al Caribe. De hecho, nosotros sólo estuvimos en la playa del hotel dos veces en toda la semana.
Para marchar lo mismo, salís por cualquiera de las entradas que tiene la playa y que van a dar a la carretera por la que hemos pateado antes y volvéis a caminar en dirección a las taquillas de las ruinas para luego ir en dirección a la carretera federal y pillar el colectivo de vuelta al hotel.
Nosotros este día volvimos a comer al hotel, creo que nos teníamos que haber quedado más tiempo, pero da igual porque volvimos a repetir, jeje.
Un apunte, de la que estáis llegando a la carretera federal hay un poco de mercadillo y se puede observar la danza de los mayas suspendidos en lo alto de un poste como si estuvieran volando. Nosotros por desgracia no lo pudimos ver porque no sabemos a que hora se ponían, pero si que vimos a los mayas por allí descansando.
Pues nada, otra vez colectivo (35 pesos por persona hasta el Palladium) y a comer al buffet del hotel.
Después de comer, recorrimos todo el resort para sacar fotos y descubrir la bonita piscina de agua salada a la que haríamos una visita más adelante. Tras sacar fotos y beber y comer toda la tarde, nos fuimos a la habitación para ducharnos y cambiarnos e intentar ir a cenar al restaurante temático Adelita dedicado a la comida mexicana.
Nuestro gozo en un pozo porque llegamos tarde a reservar y había muchísima gente, nos daban casi 2 horas de espera, así que acabamos cenando en el buffet que por las noches suelen ser temáticos, ese día tocaba cocina yankee y francesa, y la verdad es que estaba bueno y había mucha variedad. Os recomiendo ir a reservar sobre las 20:30 o así porque lo mínimo que os darán es 30 minutos de espera, por lo menos en nuestro caso, y recordad que los restaurantes cierran a las 22:30 a excepción de los de la playa que son los que abren las 24h.
Acabando de cenar, nos damos un voltio, tomamos algo en el lobby y para la cama.
Al día siguiente tocaría excursión a Chichén Itzá y demás de lo cual hablaremos largo y tendido en la próxima etapa.
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