Día 6. Recorrido: 90 Km. aproximadamente.
Nuevamente amaneció un día espléndido, aunque se presentía mucho calor. Después de desayunar, fuimos a la Oficina de Turismo a recabar información, que nos dieron en abundancia y muy amablemente. Dimos un buen paseo por el pueblo, nos aprovisionamos de vituallas para los bocatas e incluso compramos una ristra de ajos.
OCHAGAVIA es una de las dos vías de acceso a la selva de Irati. El río Arduña divide el pueblo en dos partes y cuenta con cuatro puentes para cruzar de un lado a otro. Sus casas están sumamente cuidadas, con infinidad de flores en las ventanas, y casi todas siguen un mismo patrón de construcción que le confieren un bello aspecto a su conjunto: estructura de madera, paredes de piedra, aleros salientes y tejados a dos aguas. Sin embargo, no se trata de construcciones antiguas, ya que la villa fue incendiada y destruida por las tropas francesas en la guerra de 1794. Así que más que buscar edificios medievales notables, lo mejor es perderse por sus calles, contemplar sus casas desde el río y admirar el precioso entorno. También se puede subir hasta la ermita de Nuestra Señora de Muskilda, del siglo XII, desde donde también se obtienen unas preciosas vistas. Al final, se nos pasó y nos fuimos sin verlo.
A media mañana cogimos el coche y por la carretera NA-2102 nos dirigimos hacia la SELVA DE IRATI, uno de los hayedos más grandes de Europa. Los 24 Km. de la carretera de acceso en perfecto estado ya permiten admirar el gran bosque y unas vistas maravillosas con un frente de picos pirenaicos. En Paso de Tapia hay un estupendo mirador desde el que se contemplan ambas vertientes, pero el viento soplaba tan fuerte que apenas dejaba tomar una foto decente del inmenso entorno verde de hayas y abetos que se abría ante nuestros pies.
La carretera acaba en las proximidades de la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves, donde se encuentra el Centro de Interpretación de la Naturaleza, junto al río Urchurria, en el lugar conocido como “Casas de Irati”.
El aparcamiento es de pago (4 euros por vehículo), pero si te alojas en la zona o haces una consumición superior a 18 euros en bares o restaurantes te hacen un descuento de 2 euros; también hay un restaurante y una caseta donde te entregan un plano muy detallado con las posibles rutas a realizar y te informan amabilisimamente de todo lo que quieras saber. Está permitido bañarse en el río. Nosotros teníamos decidida la marcha que queríamos realizar (sacada de Internet después de leer consejos en los foros); y, curiosamente, el chico que informaba nos aconsejó la misma excursión.
Ruta a pie: Casas de Irati-embalse Koixta-Casas de Irati. Engloba los senderos SLNA-69 y SLNA-60, es circular, tiene 13,8 Km., y se hace en unas cuatro horas; el desnivel es de 524 metros. No tiene especial dificultad salvo que llueva mucho o haya niebla porque hay que cruzar algunos cursos de agua y las piedras pueden resbalar; en algunos pasos delicados hay cadenas para ayudarse en caso necesario. De inicio, se va subiendo casi continuamente, pero salvo algunos tramos con repechos fuertecitos, el ascenso es gradual y no cansa excesivamente. Ya al final, hay un tramo de bajada largo y muy pronunciado. Por eso es muy importante hacer esta ruta en este sentido, empezando por el sendero 69 y acabando por el 60, ya que si se hace al contrario esa tremenda primera subida dejaría exhausto al más animoso.
Recomiendo esta ruta a quienes les guste el campo y estén habituados a caminar. Internarse en el bosque, con el río encajonado al fondo, casi en solitario, hace que te sientas en simbiosis con la naturaleza, con el único sonido del lejano rumor del agua, el canto de los pájaros y el ronroneo de las hojas movidas por el viento. Esto puede parecer demasiado cursiloide, pero realmente se disfruta plenamente de esa calma.
Cominos junto al río, cerca del pequeño embalse de Koixta.
Y luego seguimos hasta el mirador de Akerrería, con una vista espléndida del camino realizado, con el bosque a tus pies. Esa altura subida es la que hay que bajar en vertiginosa pendiente para recuperar el curso del río, al final de la marcha.
De nuevo junto al aparcamiento, iniciamos la ruta cortita que lleva hasta la Cascada del Cubo, apenas unos 20 minutos por una pista muy cómoda, apta para todo el mundo. El pequeño esfuerzo adicional se ve recompensado con unos hermosos saltos de agua. A las 6 de la tarde ya había poca gente junto a la cascada. Metimos los pies en el agua y disfrutamos de lo lindo viendo la audacia de algunas truchas que pretendían remontar las cascadas. Resumiendo, si se va con prisa y no da tiempo para más, es imperdonable visitar a Irati y no ver este lugar.
Como todavía quedaban un par de horas de luz, de nuevo en Ochagavia, en vez de ir hacia Isaba por el camino más corto, la carretera NA-140, decidimos dar una vuelta por la NA-178, lo que nos permitió ver de paso otras zonas del valle de Salazar, llegamos Navascues y desde allí tomamos la NA-214. En el puerto de las Coronas se tiene una vista muy bonita del valle del Roncal y, al fondo, los picos de los Pirineos.
Hicimos una parada en BURGUI, a los pies de un desfiladero, entrada natural por el sur al Valle del Roncal. Nos gustó este pueblo, muy bonito y cuidado, como casi todos los de Navarra. Pese a que ya era tarde, había bastante animación a la orilla del río Esca, con niños chapoteando en el agua, donde localizamos incluso algunos cangrejos. Si se tiene tiempo suficiente, es entretenido cruzar el puente romano y hacer la caminata hasta la Foz de Burgui, un recorrido de unos 50 minutos ida y vuelta, en el que se va viendo un museo al aire libre con artilugios y aperos de oficios antiguos a tamaño natural (horno de pan, nevera medieval, carbonera, aserradero, almadía… ).
Al final del sendero, se llega frente a la Foz y las aves rapaces acechan sobre tu cabeza, en especial una buena colonia de buitres. Estaba anocheciendo y las fotos salieron un poco oscuras; por lo demás resultó un paseo muy agradable.
Pensamos en quedarnos a cenar en Burgui, pero cambiamos de idea y decidimos ir directamente a ISABA, donde teníamos reservado alojamiento para dos noches en el Hostal Lola. Por la carretera NA-137, que recorre el Valle del Roncal, pasamos por pueblos como Roncal (cuna del tenor Gayarre, donde cuenta con un bello mausoleo que, sinceramente, se nos olvidó visitar) y Urzainqui y llegamos, por fin, a Isaba. Como era imposible aparcar junto al Hostal, bajamos la maleta y llevamos el coche al aparcamiento municipal, a unos cinco minutos caminando: ninguna molestia, por tanto. El hostal está en una preciosa casona de piedra y la habitación que nos dieron era enorme y muy bonita; todavía nos acordamos de los menús de las cenas (a elegir entre cuatro primeros, cuatro segundos y cuatro postres) por 15 euros. Realmente notable el restaurante, platos regionales realmente buenísimos, y el vino rosado de Navarra, estupendo. Estamos deseando volver.
Al día siguiente, desde Isaba fuimos a Francia para ver el Puente de Holtzarte, la Cueva La Verna y las Gargantas de Kakueta. El relato completo de las excursiones que hicimos al país vecino durante este viaje a Navarra lo tengo en una etapa de mi diario de Viaje por Francia, cuyo enlace es el siguiente: Ainhoa, St.Jean Pied Port, Puente Holtzarte, Cueva La Verna, Gargantas Kakueta.