Llegamos a Shenzhen más o menos a las 8 de la mañana. Pensábamos que nos dejarían justo en la frontera pero no, tuvimos que coger un taxi y llegamos en 10 minutos.
Pasar la frontera requiere su tiempo! Que de gente! Una vez entramos en Hong Kong cogimos el metro hasta la zona de Tsim Sha Tsui, que es donde teníamos la reserva. Nos alojamos en el Just Inn. El hostal está muy bien, el único problema es que las habitaciones son extremadamente pequeñas, pero supongo que pasa lo mismo en cualquier alojamiento económico. También nos molestó un poco que no se pudiese entrar a la habitación hasta las 2 del mediodía... Esta vez sí que hubiésemos agradecido dormir un poquito. Nos guardaron las maletas y nos fuimos directamente a por un buen desayuno-comida.
El barrio está genial, mucha gente, tiendas en cualquier esquina... Hong Kong pintaba bien! Es moderna pero a la vez no, los rascacielos no están nada cuidados, las fachadas son horribles pero es lo que le da un toque especial. Además se ve mucha vida china con mercados y tiendas en las aceras.
Nos acercamos hacia el río para pasear un poco, no es tan espectacular como Shanghai pero también es impresionante. En el muelle cogimos un barco para cruzar el Victoria Harbour. En cuanto llegamos, nos dirigimos caminando hacia la estación de tren para subir a Victoria Peak, esto sí fue alucinante! Hay dos tipos de entrada, una con la que te dejan subir en funicular y ver las tiendas y la otra, más cara, con la que puedes subir a la terraza del último piso y ver Hong Kong a 360 grados. La segunda merece la pena.
Lo bonito es verlo de día y de noche, nosotros con el día nos conformamos, ya habíamos visto muchas ciudades y era suficiente. Cuando bajamos dimos una vuelta por la isla de Hong Kong, hicimos el recorrido que aparece en la Lonely Planet, lo recomiendo. Lo que más nos gustó fue que todas las calles son cuestas, en realidad la ciudad está construida en un terreno montañoso y eso lo hace casi único.
Volvimos a coger un barco para cruzar el río e ir al hostal a descansar un ratito. Nos duchamos, cenamos en un restaurante debajo del hostal y para las 8 fuimos a ver es el espectáculo de las luces de Victoria Harbour, nada del otro mundo pero perfecto para ver algo diferente y pasar el rato. Paseamos por la orilla y tomamos algo en una terraza hasta que empezó a diluviar!