A finales de Junio del año 2012 una intensa ola de calor invadió el sur de Europa. En Madrid alcanzamos los 35 grados, y en algunos puntos de España se llegaba a los 40 grados. Así que decidí meterme en el coche, poner el aire acondicionado y ponerme rumbo a territorios más frescos a pasar una semana fuera del sofocante calor peninsular.
La idea era llegar de tirón a Burdeos, dormir una noche allí y después ir a pasar 4 noches con sus días al Valle del Loira. Y así fue.
Después de unas pocas horas de coche llegué a territorio francés. Nunca había entrado a Francia en coche por la zona oeste, así que descubrí paisajes nuevos. Tengo que decir que el paisaje del territorio de las Landas es espectacular. La cantidad de pinos que hay allí.
Más o menos a las 2 horas y media de atravesar la frontera llegué a Burdeos. Lo primero que me sorprendió fue el aparcamiento subterráneo donde aparqué el coche: estaba impecable, olía bien, con música de fondo, se podría comer en el mismo suelo. Y empecé mi breve visita a la ciudad de Burdeos, cuya ribera fluvial es la parte más antigua de la ciudad y Patrimonio de la Humanidad y se llama El Puerto de la Luna.
Burdeos es atravesada por el río Garonne, muy cerca ya del mar. No se por qué tenía la imagen en la mente de que los ríos franceses eran de aguas azules, pero de eso nada...
Al estar el río de por medio, hay multitud de puentes comunicando las dos partes de la ciudad. Y a ver cuál de ellos es más bonito. Creo que el que más me gustó fue este: Se llama el Puente de Piedra y es precioso. Fue construido por Napoleón en 1.830 y vincula la ribera izquierda de Burdeos con el barrio de Bastide.
La arquitectura de esta ciudad es deliciosa. Todos los edificios armoniosos, a la misma altura, con la misma forma...bravo por los arquitectos franceses del centro de Burdeos.
Hay plazas y edificios preciosos por todos lados...La Puerta Cailhau, de estilo gótico y construida a finales del Siglo XV, se utilizaba para vigilar el río Garona y marcaba la entrada a Burdeos. Hoy en día es la puerta entre los bancos de San Pedro y la calle Sainte Catherine.
La catedral es espectacular. La Torre de Pey-Berland es el campanario de la catedral de Saint Andre, que fue construido un poco aislada de la catedral para que las vibraciones de las campanas no dañaran el edificio principal (o al menos eso dicen por aquí, vete tú a saber...)
El Espejo de Agua es un lugar donde pasarás horas con los pies en remojo dando paseos de un lado a otro de la fuente, mientras sientes en ocasiones el vapor del agua acariciando tus pies.
Al lado de la plaza de la Bolsa, en Burdeos, está el Espejo de Agua, espacio rodeado de jardines en el margen izquierdo del río Garona donde los bordeleses y sus visitantes de la ciudad se refrescan con el agua pulverizada que luego, en calma, refleja la vieja fachada de la histórica y coqueta población girondina.
La Plaza de la Bolsa, muy bonita. Como su propio nombre indica es el lugar donde Burdeos albergaba su Bolsa de valores.
El Monumento a los Girondins: Este monumento se construyó entre 1894 y 1902. Tiene un pedestal ancho con dos pilas de agua, decoradas por caballos de bronce y personajes de la mitología. Arriba hay una gran columna blanca, de 43 metros de alto con una estatua de la libertad. La libertad está representada escapándose del esclavagismo.
Es un monumento a la memoria de los diputados de la región, víctimas de la "Terreur", la época de la revolución francesa representada por una gran corrupción, cuando mataron a numerosas personas.
La Puerta de Bourgogne se empezó a construir en 1750 y se terminó en 1755. Antiguamente era la entrada a la ciudad cuando venías por el Puente de Piedra.
Y con esto acabo mi breve relato sobre Burdeos, una ciudad muy coqueta y que me encantó. Si vienes con tiempo de sobra te puedes acercar a alguna de sus mundialmente famosas bodegas. Pero eso ya tendrá que ser en otro viaje....
En la próxima etapa: llegada al Valle del Loira.