Hoy nos levantamos más o menos a la misma hora que el día anterior y empezamos los turnos de ducha y el posterior desayuno con lo que habíamos comprado la noche previa. Sobre las 9:15 estábamos saliendo del apartamento. Hoy había que tomárselo con algo más de calma porque las ampollas habían aparecido. Aunque cuando se ve el itinerario hecho tampoco se nota en exceso éste tema.
Empezamos cogiendo el metro en Termini hasta Flaminio, a las espaldas de la piazza del Popolo. La piazza es enorme, aquí una prueba:
Empezamos cogiendo el metro en Termini hasta Flaminio, a las espaldas de la piazza del Popolo. La piazza es enorme, aquí una prueba:
Cada vez se iba ambientando más la plaza con artistas callejeros. Después de visitar la basílica, fuimos ascendiendo hasta el mirador de Villa Borghese, desde donde está sacada la panorámica. El parque es gigantesco y en cada esquina hay una obra de arte. Hay varios puestos para alquilar desde carritos de golf hasta transportadores personales. Nosotros nos fuimos a lo clásico y alquilamos unas bicis (4€ una hora). Y lo recomiendo. Te da tiempo a aprovechar más el tiempo ya que puedes ver muchas más cosas que si fueras andando.
La verdad que nos lo pasamos en grande. Había que proseguir la marcha y la siguiente parada era la piazza Spagna. Bajamos de nuevo a la piazza del Popolo y cogimos via del Babuino. En unos minutos estábamos ya en piazza Spagna, que estaba bastante más concurrida que el Popolo. Tuvimos suerte y ya estaba restaurada después de un tiempo la fontana della Barcaccia. Lo que ahora está en obras es la iglesia de Trinità dei Monti y desluce algo la escalinata. Seguimos nuestra ruta de Fontanas y la siguiente era la Fontana di Trevi, que aunque sabíamos que estaba en obras ganabas el poder acercarte un poco más con la pasarela instalada. Así que hacía allí ibamos cuando antes de llegar a Via di Propaganda nos encontramos a... ¿es ella? ¡no puede ser! ¡Geraldine Chaplin! No podíamos dejar pasar la ocasión de echarnos una foto con ella. Un encanto de mujer.
También nos pareció ver por allí a Antonio Pelayo (corresponsal de a3 en Roma) pero no estábamos seguros y vaya que metieramos la pata. Seguimos entonces y a medio camino, en via della Mercede 18, vimos un local de pizza al taglio y nos entró hambre. Se llama Pazza per la Pizza y nos comimos cada uno un trozo y estaban de muerte. Nos la fuimos comiendo por el camino mientras ibamos dejando atrás via del Nazareno y via della Stamperia hasta llegar a la Fontana di Trevi. Qué pena el verla así, pero qué se le va a hacer. Para mí, como está no merece ni la pena acercarte porque los andamios la tapan casi al completo. Ni el poder pasar más cerca por la pasarela le da un plus. Con la desilusión (aunque ya sabíamos que estaba en restauración) nos tomamos un gelato en la gelatería que había justo en la esquina de la piazza. Estaban buenos pero para mi gusto iban ganando los de Giolitti.
Estuvimos andurreando un poco y entre el trozo de pizza y el helado, en vez de ir quitándonos las ganas de comer, nos dió más. Así que había varias opciones cercanas y dudamos entre L'Archetto y Piccolo Buco. Nos decidimos por el último porque había comentarios de que en L'Archetto no aceptaban tarjetas de crédito. Y visto cómo comimos, teníamos que haber probado el L'Archetto. No comimos mal en Piccolo Buco, porque la comida no era mala pero era de turisteo. Y ya se sabe lo que pasa, que pagas más de lo que ofrecen. Por poner un ejemplo, hubo algún plato de pasta con calabacín y gambas en el que las gambas eran congeladas y minúsculas, una bisteca era una chuletita y encima la guarnición te la cobraban aparte (5€ por una ensalada mínima). Mi plato sí me gustó, pasta con almejas. Todo, 70€. La comida más cara de todo el viaje y la peor. Lo raro es que tenga tan buenos comentarios en el Tripadvisor, lo mismo fallamos en los platos.
Salimos de allí y nos dirigímos hacia la piazza del Quirinale. Allí hay unas vistas muy buenas de la ciudad y después he leído que hay cambio de guardia al más puro estilo británico, dentro de lo que cabe, a las 15h todos los días, al estar allí también la residencia del presidente de la Republica. No tuvimos la suerte de verlo, pero sí vimos un grupo de japoneses que nos hizo mucha gracia por sus vestimentas un tanto extravagantes y las posturas que ponían al echarse una cantidad inmensa de fotos!
Bajamos por via della Consulta y giramos hacia via Nazionale, dirección via delle Quattro Fontane, que era nuestro siguiente objetivo. Antes pudimos entrar a la basílica Santi Vitale e Compagni Martiri in Fovea, que está bajando unas escaleras y por fuera no dice nada, pero por dentro está toda pintada imitando columnas y demás objetos como si fueran verdaderos. Una grata sorpresa, aunque no para variar el itinerario que se tenga para ir expresamente. Llegamos a nuestro objetivo y ... las cuatro fuentes tapadas porque estaban restaurándolas! Nada, a seguir pues. Seguimos rectos hasta dar con la piazza Barberini, y la Fontana del Tritone sí que estaba a la vista. Es de las que más me gustó. Nos echamos unas cuantas fotos y reanudamos la marcha hasta la Cripta de los Capuchinos. 6€ vale la entrada, para ver primero un pequeño museo con objetos de distintas épocas de la orden y una sala con muchas televisiones con un programa puesto de hace la tira de años hablando el que sería un capuchino famoso. Después se llega a la cripta, en la que vas pasando por un pasillo y en el lateral hay varias criptas, todas llenas de esqueletos de capuchinos. Un poco macabro, pero ya sabíamos a lo que íbamos. Para mí gusto, una visita del todo evitable, esperaba algo más espectacular.
Ya eran las 5 de la tarde y con el día que hicimos ayer, todos teníamos ganas de descansar. Así que era momento de ir hacia el apartamento. Eso sí, aprovechando que de camino estaba la piazza della Repubblica nos fuimos hacia allí por la via Barberini. La piazza es como otras tantas en Roma, enorme, con su correspondiente Fontana. Pero lo que más nos llamó la atención fue la Basílica de Santa María de Los Ángeles y Los Mártires. Por fuera ves unas ruinas que están anexas a las Termas de Diocleciano y por dentro es una maravilla. Merece mucho la pena visitarla.
Esta era nuestra última visita del día. Nos fuimos andando tranquilamente hacia el apartamento, nos paramos en el DESPAR de la estación de Términi para comprar una botellita de Limoncello y algo para picar que había que celebrar un cumpleaños y un santo!
Ya por la noche, quisimos aprovechar que en el barrio había muchos locales que ofrecían el famoso aperitivo italiano. En el apartamento nos dejaron alguna recomendación, y en tema de aperitivo era Ristorante Pastificio San Lorenzo (Via Tiburtina 196). Nos llegamos allí y tenía muy buena pinta pero el precio nos echó algo atrás (12€ por copa) a parte de que ya nos habíamos acabado el limoncello y no teníamos mucha hambre. Asi que al final nos paramos en otro que vimos de camino que salía a 6€ la copa y allí pasamos un buen rato con nuestros cóckteles y el mini buffet. Era hora de dormir!
Estuvimos andurreando un poco y entre el trozo de pizza y el helado, en vez de ir quitándonos las ganas de comer, nos dió más. Así que había varias opciones cercanas y dudamos entre L'Archetto y Piccolo Buco. Nos decidimos por el último porque había comentarios de que en L'Archetto no aceptaban tarjetas de crédito. Y visto cómo comimos, teníamos que haber probado el L'Archetto. No comimos mal en Piccolo Buco, porque la comida no era mala pero era de turisteo. Y ya se sabe lo que pasa, que pagas más de lo que ofrecen. Por poner un ejemplo, hubo algún plato de pasta con calabacín y gambas en el que las gambas eran congeladas y minúsculas, una bisteca era una chuletita y encima la guarnición te la cobraban aparte (5€ por una ensalada mínima). Mi plato sí me gustó, pasta con almejas. Todo, 70€. La comida más cara de todo el viaje y la peor. Lo raro es que tenga tan buenos comentarios en el Tripadvisor, lo mismo fallamos en los platos.
Salimos de allí y nos dirigímos hacia la piazza del Quirinale. Allí hay unas vistas muy buenas de la ciudad y después he leído que hay cambio de guardia al más puro estilo británico, dentro de lo que cabe, a las 15h todos los días, al estar allí también la residencia del presidente de la Republica. No tuvimos la suerte de verlo, pero sí vimos un grupo de japoneses que nos hizo mucha gracia por sus vestimentas un tanto extravagantes y las posturas que ponían al echarse una cantidad inmensa de fotos!
Bajamos por via della Consulta y giramos hacia via Nazionale, dirección via delle Quattro Fontane, que era nuestro siguiente objetivo. Antes pudimos entrar a la basílica Santi Vitale e Compagni Martiri in Fovea, que está bajando unas escaleras y por fuera no dice nada, pero por dentro está toda pintada imitando columnas y demás objetos como si fueran verdaderos. Una grata sorpresa, aunque no para variar el itinerario que se tenga para ir expresamente. Llegamos a nuestro objetivo y ... las cuatro fuentes tapadas porque estaban restaurándolas! Nada, a seguir pues. Seguimos rectos hasta dar con la piazza Barberini, y la Fontana del Tritone sí que estaba a la vista. Es de las que más me gustó. Nos echamos unas cuantas fotos y reanudamos la marcha hasta la Cripta de los Capuchinos. 6€ vale la entrada, para ver primero un pequeño museo con objetos de distintas épocas de la orden y una sala con muchas televisiones con un programa puesto de hace la tira de años hablando el que sería un capuchino famoso. Después se llega a la cripta, en la que vas pasando por un pasillo y en el lateral hay varias criptas, todas llenas de esqueletos de capuchinos. Un poco macabro, pero ya sabíamos a lo que íbamos. Para mí gusto, una visita del todo evitable, esperaba algo más espectacular.
Ya eran las 5 de la tarde y con el día que hicimos ayer, todos teníamos ganas de descansar. Así que era momento de ir hacia el apartamento. Eso sí, aprovechando que de camino estaba la piazza della Repubblica nos fuimos hacia allí por la via Barberini. La piazza es como otras tantas en Roma, enorme, con su correspondiente Fontana. Pero lo que más nos llamó la atención fue la Basílica de Santa María de Los Ángeles y Los Mártires. Por fuera ves unas ruinas que están anexas a las Termas de Diocleciano y por dentro es una maravilla. Merece mucho la pena visitarla.
Esta era nuestra última visita del día. Nos fuimos andando tranquilamente hacia el apartamento, nos paramos en el DESPAR de la estación de Términi para comprar una botellita de Limoncello y algo para picar que había que celebrar un cumpleaños y un santo!
Ya por la noche, quisimos aprovechar que en el barrio había muchos locales que ofrecían el famoso aperitivo italiano. En el apartamento nos dejaron alguna recomendación, y en tema de aperitivo era Ristorante Pastificio San Lorenzo (Via Tiburtina 196). Nos llegamos allí y tenía muy buena pinta pero el precio nos echó algo atrás (12€ por copa) a parte de que ya nos habíamos acabado el limoncello y no teníamos mucha hambre. Asi que al final nos paramos en otro que vimos de camino que salía a 6€ la copa y allí pasamos un buen rato con nuestros cóckteles y el mini buffet. Era hora de dormir!
