Al día siguiente nos levantamos mirando al cielo de nuevo ya que por la noche se había puesto a diluviar, pero nuestra sorpresa fue que teníamos de nuevo nubes y sol aunque eso sí las nubes eran bastante oscurillas. Nuestro destino hoy era visitar la ciudad de Chester, a unos 40 minutos desde el centro de Liverpool.
Chester es una ciudad pequeñita que se ve y se camina muy bien, por lo que nosotros dejamos el coche a la entrada de la ciudad en el primer parking que encontramos y nos fuimos hasta el centro caminando, a unos 5 minutos. Es cierto que a las afueras de la ciudad hay parking con autobuses lanzadera que te acercan hasta el centro pero como era octubre no había mucho turismo y pudimos aparcar sin problemas en el parking de la ciudad.
Nos fuimos guiando pos las señales que encontramos por toda la ciudad para recorrerla ya que no llevábamos ni mapa ni guía, y la verdad que gracias a estas señales no los necesitamos para nada, pudimos recorrerla a pie sin problemas.


La primera parada fue la calle Eastgate, que yo creo que es la imagen más conocida de Chester con su famoso puente del reloj y sus casas entramadas, si bien es cierto que este tipo de casas se pueden encontrar por toda la ciudad. Desde ahí es sencillo recorrer la ciudad a través de la antigua muralla romana, que fue lo que hicimos nosotros.

Subimos al puente del reloj y fuimos caminando a través de la muralla, durante el recorrido por la muralla nos bajamos para ver el antiguo anfiteatro romano del que queda más bien poco y hay que echarle un poco de imaginación para verlo. Al lado del anfiteatro están los jardines romanos con restos arqueológicos.

Tras esto volvimos por nuestros pasos hasta la muralla de nuevo para seguir recorriéndola hasta llegar al muro del castillo donde finalmente la dejamos para recorrer el centro de Chester en busca de su catedral, que se encuentra al lado de la calle principal. Dimos un par de vueltas de más por la ciudad buscándola pero finalmente la encontramos y de paso también vimos el Ayuntamiento sin proponérnoslo.

De la catedral nos fuimos a comer a un Mcdonalds ya que era un poco tarde para la hora en que habitualmente comen los ingleses y de paso a utilizar el wifi gratuito, de ahí nos volvimos a Liverpool, la parada fue en el estado del CF Liverpooly de su famosa puerta “You’ll never walk alone” en homenaje a los fallecidos durante un partido del Liverpool.

Tras esta pequeña visita nos fuimos a ver una playa al norte de Liverpool que está plagada de estatutas de hombres mirando al mar, desde luego la playa no era muy bonita que digamos aunque eso si bastante larga, me imagino que durante el verano la cosa cambiara pero desde luego en octubre y con una tormenta acechando no me pareció nada de otro mundo, aunque las estatuas repartidas por toda la arena era bastante original.
