Hoy era un día muy importante para los Janonautas. Íbamos a visitar la mítica Isla de Skye. Era uno de los puntos fuertes de nuestro viaje por Escocia y habíamos preparado la ruta con muchas ganas y lo teníamos todo repasado y controlado.
Pero no todo se puede controlar y menos aún la climatología. El huracán Bertha trastocó nuestros planes y convirtió el viaje hacia la Isla de Skye en toda una aventura.

Los Janonautas, como es habitual, nos levantamos pronto. A las 7:15 horas estábamos en pie y a las 8 desayunando el tradicional scottish breakfast en el comedor del hotel.
Debido al paso de la cola del huracán Bertha la noche no había sido tranquila. No dormimos bien debido al fuerte viento que sopló toda la noche. La lluvia tampoco había parado de caer en todo el tiempo. Y lo seguía haciendo cuando salimos del hotel.
Teníamos muchas millas por delante. Nuestro destino, como os hemos indicado antes, era la Isla de Skye, la más septentrional y grande de las Hébridas Interiores.
Debido al paso de la cola del huracán Bertha la noche no había sido tranquila. No dormimos bien debido al fuerte viento que sopló toda la noche. La lluvia tampoco había parado de caer en todo el tiempo. Y lo seguía haciendo cuando salimos del hotel.
Teníamos muchas millas por delante. Nuestro destino, como os hemos indicado antes, era la Isla de Skye, la más septentrional y grande de las Hébridas Interiores.
A pocos kilómetros de Ullapool empezaron las complicaciones: un torrente caía de la montaña hacia el mar atravesando la carretera. Ocupaba un carril y pudimos cruzarlo por el otro. Pero un poco más adelante nos encontramos con una cola de vehículos parados y tuvimos que detenernos. La caravana de coches se perdía tras una curva y no podíamos ver el motivo. Esperamos parados bajo la lluvia un buen rato pero nadie se movía. Tampoco venían coches en dirección contraria. Uno de nosotros se puso el chubasquero y salió del coche para averiguar que estaba pasando. Al acercarse vió como una riera bajaba con fuerza desde la montaña inundando toda la carretera. Había una autocaravana atrapada en mitad del agua y los bomberos intentando sacarla de allí. El volumen de agua daba miedo, era totalmente imposible pasar por allí con un vehículo.
Decidimos dar la vuelta. Hubo vehículos que tomaron la misma decisión que nosotros pero la mayoría se quedó esperando, pero como después vimos no era buena idea quedarse. El tramo semiinundado por el que habíamos pasado antes tenía más agua y la circulación era más complicada, pero aún se pudo vadear con el coche. El agua llegaba a más de la mitad de las ruedas.

Una vez de vuelta en Ullapool miramos el mapa de carreteras que teníamos y decidimos desviarnos por una carretera local más al norte. Fue una decisión arriesgada ya que se trataba de hacer más kilómetros por una carretera peor y que no sabíamos en que condiciones podía estar. Pensamos que siempre podríamos dar la vuelta y volver a Ullapool o parar en algún sitio si era necesario. Aunque veíamos muy complicado llegar ese día a Skye lo intentaríamos. Programamos el GPS con la nueva ruta y nos pusimos en marcha.
La lluvia seguía cayendo sin parar pero las carreteras por las que circulábamos no estaban inundadas. Los ríos iban cargados de agua y algunos se habían desbordado ocupando los campos adyacentes.

En algunos puntos el agua llegaba casi hasta la carretera por la que circulábamos. Conseguimos llegar a Garve, tras dos horas extras sobre la previsión inicial si no hubiéramos tenido que retroceder. En los paneles informativos de la carretera indicaba que la ruta de Ullapool, que habíamos tomado inicialmente, estaba cerrada por inundación. Por lo tanto habíamos tomado la decisión correcta.

Al poco rato pareció que el tiempo nos daba una tregua e incluso vimos unos rayos de sol. Aprovechamos para parar en un Tesco y comprar el meal deal del día. Los paisajes eran muy bonitos y el sol los hacía resplandecer. Lástima que la tregua fue corta y enseguida volvió la lluvia que ya no nos abandonaría en todo el día.


Estábamos recorriendo la parte oeste de las Highlands, en dirección a Kyle of Lochalsh, y cruzamos por el puente que lo une a la Isla de Skye desde 1995. Con anterioridad la única forma de acceder a la isla era a través de un ferry. El recorrido nos había llevado más de cinco horas.

Por fin estábamos en la Isla de Skye pero el viento y la lluvia no cesaban. La isla tiene una superficie de 1.656 km2, y se trata de la tercera isla más grande de Escocia tras Lewis y Harris. Se la conoce como la perla de las Hébridas.
Como pudimos vimos el paisaje de tundra característico de esta zona, con algunas cascadas cerca de la carretera y otras bajando las laderas de las montañas hacia el mar. Los páramos y las colinas parecían alfombradas de gruesa vegetación.

Pasamos junto a Cuillin, una cordillera de montañas rocosas en el centro de la isla, de origen volcánico.

Debido a la lluvia que caía incesante los ríos llevaban mucha agua y corrían con mucha fuerza.

Paramos junto a la carretera para hacer la foto de un torrente que venía de una de las montañas. Parecía recién formado por el agua que había caído por la lluvia.

Fuimos hasta el Dunvegan Castle. A la izquierda de la carretera se encontraba el parking pero nosotros no paramos. No lo visitamos por dentro, preferimos la vista desde la costa que recordábamos de nuestro anterior viaje a Escocia. El castillo se puede visitar entre los meses de abril y octubre.

El Dunvegan Castlle, construido sobre un promontorio rocoso, es el castillo habitado de manera continua más antiguo de Europa. Es de propiedad privada y pertenece al clan de los MacLeod. Esta familia ha residido en él desde el siglo XIII. En el castillo se conserva un trozo de la famosa Fairy Flag. Se trata de una bandera de seda amarilla que protegía a los señores de las islas, tenía poderes milagrosos y era muy venerada en su época.
En el Lago Dunvengan hay una importante colonia de focas y desde sus costas salen barcos que realizan excursiones para avistarlas.
En el Lago Dunvengan hay una importante colonia de focas y desde sus costas salen barcos que realizan excursiones para avistarlas.

Decidimos ir hacia el B&B donde pasaríamos la noche. Está situado cerca de Portree, la capital de la isla. Se llama Corran Guesthouse y llegamos finalmente a las 16:30 horas después de nuestra épica andadura por las carreteras escocesas.

El B&B está regentado por un matrimonio muy agradable y un perrito juguetón. La casa está situada sobre una pequeña colina con muy buenas vistas a una de las numerosas rías que se forman en la isla.

La habitación era espaciosa y tenía dos camas muy cómodas. El baño tenía tambien un buen tamaño.

En la planta baja de la casa habían habilitado un espacio acristalado para los huéspedes, muy acogedor.

Descansamos una hora y volvimos a salir para seguir recorriendo la isla. Siempre bajo la lluvia y el viento, que eran ahora más fuertes. Queríamos ir hasta los acantilados de Kilt Rock que según se cuenta son la continuación de la Calzada de los Gigantes de Irlanda. El tiempo empeoraba cada vez más, empezaba a aparecer la niebla y oscurecía cada vez más rápido. Quedaban pocos kilómetros para llegar pero no nos atrevimos a seguir en esas condiciones. El coche se iba hacia los lados debido al fuerte viento y decidimos dar la vuelta y tomar dirección Portree.
Aparcamos en la zona del centro y buscamos un sitio para cenar. Tan sólo pudimos hacer una foto a las típicas casas de colores del puerto de Portree por culpa de la persistente lluvia.
Aparcamos en la zona del centro y buscamos un sitio para cenar. Tan sólo pudimos hacer una foto a las típicas casas de colores del puerto de Portree por culpa de la persistente lluvia.

Entramos en el Bosville Hotel y en su restaurante nos tomamos una cena bastante buena.
Al acabar volvimos hacia el alojamiento bajo la lluvia que seguía cayendo. Bertha nos había fastidiado el día. [/align]
Gastos del día:
• Meal deal 9 libras.
• Corran Guesthouse 110 libras habitación triple con desayuno.
• Cena Bosville Hotel 50 libras.