En una de nuestras escapadas a la costa alicantina, aprovechamos para conocer esta población situada en el sur de la provincia de Valencia, a 62,8 Km. de la capital, y a 387 de Madrid. Es capital de la Comarca de La Costera, aunque un poco tierra adentro. Saliendo de Madrid, fuimos por la A-3 y la A-31 hasta pasar Almansa, donde nos desviamos por la A-35, que lleva a 5 Km. de Xátiva (Játiva en castellano). Hoy en día cuenta con más de 29.000 habitantes y hay que tener cuidado para no verse inmerso en algún atasco de tráfico, sobre todo en hora punta los días laborables. El centro histórico está cerrado a los vehículos particulares y controlado con cámaras para poner multa a los incumplidores, por lo que es preciso dejar el coche en alguna de las calles adyacentes; en nuestro caso fue la Avenida de Selgas, desde donde pudimos acceder cómodamente al centro medieval a pie en unos pocos minutos.
El lugar de la actual Xátiva estuvo habitado desde tiempos antiquísimos, como lo demuestra un cráneo neardental encontrado en el cercano paraje de la Cova Negra, si bien sus antecedentes como ciudad datan del siglo V a.C., cuando se fundó Sait. En tiempos de íberos y romanos se estableció una primera fortaleza, a la que se añadió posteriormente una segunda muralla; los árabes completaron el conjunto edificando un gran recinto defensivo. Entre otros muchos personajes ilustres del medievo, por aquí pasó el Cid, y la ciudad alcanzó una gran influencia dentro del reino de Valencia por su situación estratégica entre los reinos de Aragón y Castilla. Su fama viene porque aquí se instalaron los Borja o Borgia, una familia de ascendencia aragonesa que se convirtió en una de las más influyentes del siglo XV. De Xátiva procedían dos Borgias que se convirtieron en Papas con los nombres de Calixto III (1454-1458) y Alejandro VI ( 1492-1503), el que salía en la serie de televisión “Isabel” en sus diatribas con los Reyes Católicos y el rey de Francia, Carlos VIII. Posteriormente, la ciudad fue bombardeada e incendiada por las tropas de Felipe V durante la guerra de Sucesión y también sufrió las acometidas de las tropas francesas en la Guerra de la Independencia.
Nada más llegar, Xátiva nos recibió con la imponente estampa de su castillo en todo lo alto, aunque en realidad son dos castillos, el menor y el mayor, que se extienden de levante a poniente unidos por poderosas fortificaciones defensivas. Me encantó este grabado de la Xátiva medieval, que se encuentra en el museo del castillo.
Como casi era la hora del almuerzo, preferimos pasear unos minutos por las calles del centro medieval, ir a comer y dejar el castillo para por la tarde para así verlo con más tranquilidad. Siguiendo bastantes consejos, teníamos mesa reservada en “El Gourmet del Socarrat”, un restaurante pequeñito en la calle Trobat, junto a la calle Montcada (una de las de visita obligada por sus edificios medievales). Nos gustó mucho todo, y más todavía el precio: el menú por 15 euros (17 euros si se escoge el plato de cuchara) realmente destacable y recomendable por precio, cantidad, calidad y elaboración (entrantes variados muy ricos, el arroz caldoso con langostinos, almejas y ajetes de chuparse los dedos y muy completo el surtido de dulces para el postre). Eso sí, tiene muy poquitas mesas y se llena enseguida: resulta indispensable reservar incluso en diario.
Después de la comida caminamos un rato por el centro, recorriendo algunas de sus plazas y edificios más destacados como el Hospital Real, la Casa Natal de los Borgia, sus numerosas fuentes, el Monasterio de Santa Clara, la Botica Central con su monumental retablo de azulejos de estilo rococó, la Plaza del Mercado con soportales y edificios del siglo XVIII, el Palacio de Alarcón reconstruido después del incendio de la ciudad de 1707(sede actual de los Juzgados) y el edificio del Museo de l’Almodí (antigua lonja de trigo medieval, donde se exponen grabados, esculturas, piezas arqueológicas, etc). Casi todo está muy agrupado y se ve en poco tiempo, salvo que se quiera hacer visitas de interiores, lo que obligaría a acomodarse a sus horarios.
El edificio más destacado de la ciudad (al margen del castillo) es la Seo o Colegiata de Santa María. En este lugar existieron con anterioridad una mezquita y una colegiata gótica; en 1596 empezó su construcción que sufrió numerosas vicisitudes (pestes, guerras, incendios e incluso el derrumbe de la cúpula barroca) no siendo hasta finales del siglo XIX que alcanzó su actual aspecto. No pudimos visitarla por dentro porque estaba cerrada y luego ya no nos cuadró el horario, pues nos interesaba más la visita del castillo. En el exterior destacan las esculturas en bronce de los dos Papas Borgia ya mencionados. La Plaza de la Seo es una de las más significativas de la villa y en ella tenían lugar las corridas de toros y todo tipo de acontecimientos civiles y religiosos. Aquí también está el edificio del Hospital Real.
También pudimos echar un vistazo al bonito y romántico Jardín del Beso, que aprovecha una parte de los restos de las antiguas murallas que protegían la ciudad en el segundo cinturón fortificado que se extendía desde el castillo. Muy cerca está la fuente llamada de los 24 caños, porque ciertamente tiene muchos caños, aunque no llegué a contarlos.
El Castillo de Xátiva.
Está abierto de 10:00 a 19:00 en horario de verano (que precisamente empezaba ese día 1 de abril). En invierno, cierra una hora antes, a las 18:00. No abre los lunes. No recuerdo el precio de la entrada, pero creo que ronda los 3 euros.
Poco antes de las cinco de la tarde, llegamos en coche a la entrada del castillo, adonde se accede por una carreterita corta pero bastante empinada. Se puede subir a pie e incluso hay varios senderos que ascienden a través de la ladera de la colina, hay arboleda y bastantes sombras y se también se ve un antiguo pozo de nieve. Aunque con bastante desnivel, seguramente resulta una caminata agradable, pero no nos daba tiempo. También hay un trenecito turístico que sube allí, aunque nosotros no lo vimos. Quizás funciona solamente en verano o los fines de semana, de todas formas, no lo íbamos a utilizar. De camino, paramos en el mirador del Bellveret, donde también hay una curiosa escultura con unas manos entrelazadas, si bien las dos torretas que están al lado afean un poco el conjunto. Muy cerca está también la Ermita de San José y Santa Bárbara. Desde este lugar se aprecia muy bien tanto la zona antigua de la ciudad como el Castillo.
Dejamos el coche en el aparcamiento y desde allí ya pudimos ver una buena perspectiva de la ciudad y de los campos circundantes, si bien la vista pierde un poco de atractivo porque, además de la ciudad antigua, se ven demasiadas construcciones modernas, algunas bastante feas, y también los polígonos industriales. Igualmente se aprecian las torres defensivas que trepan por la montaña y enlazan con las murallas que abrazaban la ciudad, aunque gran parte de las fortificaciones están muy reconstruidas. Al otro lado de la colina, una vez se accede al castillo, aunque ya no se ve Xátiva, las vistas son más bonitas porque hay menos construcciones, están más esparcidas y permiten contemplar un espectacular panorama de las tierras y sierras circundantes (especialmente de la Sierra Mariola), muy verde al ser primavera y más aún con las lluvias abundantes de la semana anterior y un cielo limpio y azul.
Ya a pie, cruzamos la Porta Ferrisa, una torre moderna construida en sustitución de la antigua Puerta de Hierro, que era la principal de castillo. Desde aquí se accede a la Plaça d’Armes, el patio central del castillo. A la izquierda se encuentra el castillo menor y a la derecha, el castillo mayor. También están aquí las dependencias más modernas (de hace apenas 70 años) donde se ubican las taquillas, la tienda de recuerdos, los aseos y un restaurante. Con la entrada te dan un plano muy detallado, con el que se puede realizar perfectamente la visita.
Comenzamos por el castillo menor, al que se accede por la Porta d’Anibal. Es una puerta gótica del siglo XVI, situada en los estratégicos lugares por los que transitaron el general cartaginés Anibal y el general romano Escipión, durante la segunda Guerra Púnica (218-209 a,C.). En el castillo menor se pueden ver la Torre Cuadrada, cuya base es de época romana; la Torre Gótica i Segona Porta del Castell Menor, puerta en codo del siglo X, característica de la arquitectura defensiva musulmana, el antiguo aljibe y las torres de la Reina Himilce, la Torre de L’Espero y las Torres Albarranas. Las vistas desde esta zona tanto del castillo mayor como de los parajes de alrededor son realmente estupendas (dejando aparte lo ya señalado de las edificaciones modernas, fábricas y demás).
Una vez visitado el castell menor, nos dirigimos al castell mayor. Al lado opuesto de la Plaza de Armas, hacia la izquierda, está la Puerta del Socorro, del siglo XIV, que permitía la comunicación con el valle del Bixquert (muy bonitas vistas). Siempre en constante ascenso, se ven puertas, torres, cisternas, capillas, patios, habitaciones con arcos góticos, mazmorras y jardines. También hay un curioso museo de la vida cotidiana medieval en los castillos y otro con la historia de los momentos más significativos de Xátiva y, en particular, menciones de los dos Papas que nacieron en la villa. Se conserva muy bien la Capilla Gótica de Santa María, que aunque tiene su origen en 1276, fue completamente reconstruida en 1434 por la Reina María, esposa del Alfonso V el Magnánimo. En este lugar se encuentra la tumba del Conde de Urgel y también están enterrados otros personajes ilustres (infantes, duques, condes y caballeros), prisioneros de la vecina Presó Presó Foscsa o Masmorra del Conte d’Urgell, que era la prisión de estado de los Reyes de Aragón y que también se visita.
El recorrido salva bastante pendiente, pero es muy entretenido y agradable. Sin embargo, que nadie espere un castillo de cuento, con salas amuebladas y torres puntiagudas con escaleras de caracol. Lo más destacado es su perímetro exterior, está bastante reconstruido y la mayor parte de los restos más antiguos datan de épocas musulmanas y del siglo XIV; de muchas zonas apenas si quedan los muros exteriores y parte de las torres y puertas; el conjunto resulta muy atractivo también por la bonita disposición de los jardines y las fuentes, y, sobre todo, por su altiva ubicación, que brinda en todo momento una vistas espectaculares.
Me gustó y lo recomiendo para una escapada de un día o incluso de medio día, ya que está muy cerca de Valencia y también de las zonas de playa de la Costa Blanca. A primeros de abril tuvimos un tiempo estupendo y apretaba bastante el sol; así que mejor tener cuidado y evitar las horas más calurosas de los meses de verano, aunque también hay sombras y fuentes que ponen su punto de frescor.