Contratamos con la empresa local Black coral tours la excursión a estas islas por el "módico precio" de 40€ por persona, y aún así fue la opción más económica que encontramos.
Nos recogen en el hotel sobre las 7.15 de la mañana para llegar al puerto y nos deleitan con un sabroso desayuno a base de nescafé y galletitas blanduchas. Empezamos bien...
Tras poco más de una hora de trayecto en ferry llegamos a Koh Nangyuan, tres pequeñas islas al norte de Koh Tao unidas por una franja de arena coralina
Se trata de una isla privada en la que no se pueden entrar botellas de agua y está prohibido dejar residuos de ningún tipo.
Hay un hotel. Se ve precioso, pero pagar este lujo para tener tu supuesta playa exclusiva petada de turistas la mayor parte del día no sé yo si es una buena idea.
Una pasarela de madera rodea el islote y en su parte trasera empieza el sendero para subir a la cima.
El tramo final de ascenso se convierte en un embudo de gente que pugna por subir a la última piedra para hacer la foto
Mirad qué agua: una parte es arenosa y la otra coralina. Lo llaman el jardín japonés.
Hay tiempo libre hasta la hora de comer en el buffet donde, sinceramente, comí mucho mejor de lo esperado.
Había bastante variedad y la comida tailandesa no estaba "occidentalizada"
Comimos rápido y fuimos a buscar un metro cuadrado libre de arena para aprovechar esta estupenda playita antes que se masificara más.
La siguiente parada fue para snorkel.
Mira que llega a haber chinos en el mundo... Graciosísimos, chillando y riendo...muchos no sabian nadar
En la parte norte de Koh Tao y cerca de Mango Bay nos paramos para hacer un poco de snorkel.
Dicen que es de las mejores zonas y cierto es que había muchísimos peces de colores, pero la profundidad es de 5 metros y resulta difícil ver el fondo
Ya de regreso al hotel disfrutamos de la puesta de sol primero en la piscina
y después desde la habitación, cervecita en mano.