Este día también fue intenso en lo que a kilómetros se refiere. Por eso nos preparamos echando gasolina. Empezamos volviendo a Myvatn, donde en realidad nos quedaban muchísimas cosas que ver.

Recorrido del quinto día
Allí dimos un paseo bajo una fina lluvia por los pseudocráteres, en la parte sur del lago. Es un paisaje realmente curioso.

Pseudocráteres de Myvatn
Después fuimos al este, a Dimmuborgir, una zona con muchos arcos y cavernas formados por la lava y cubiertos con vegetación. Aquí hacemos la buena obra del día. En el parking nos encontramos con una pareja joven cuyo coche ha quedado con las ruedas traseras al borde de un acantilado y no pueden salir. Varios islandeses curiosos se acercan a ofrecer su ayuda y empujando todos juntos, conseguimos sacar el coche de donde estaba. Después paseamos entre los restos de la actividad volcánica de la zona. Ya sin lluvia e incluso con algo de calorcito.

Arco formado por la lava en Dimmuborgir
Nuestra siguiente visita es al cráter Hverfjall. Hay un parking justo a los pies del volcán, al que se accede por una pista de tierra no muy complicada. El ascenso es muy fácil, pero el cráter es enorme, así que nos limitamos a llegar arriba. Dar la vuelta entera puede llevar una hora. Las vistas desde arriba merecen mucho la pena.

Subida al cráter Hverjfall

A continuación fuimos a Grjótagjá, una gran fisura que encierra una cueva con agua a 45°C y con su característico olor a huevos podridos. Aunque aquí el olor no es nada comparado con lo que minutos después nos encontramos en Hverir.

Grieta Grjótagjá
Recuerdo que de camino a la fisura, la carretera pasaba cerca del lago, y pensar “Joe, sale humo negro de la orilla”. Pero no, amigos, no era humo. Cuando puse mis pensamientos en palabras mis compañeros de viaje me confirmaron que no era humo, sino…¡nubes de insectos! No sé si moscas o mosquitos. Dado que Myvatn significa el lago de las moscas, imagino que serían estas. Desde luego, no sería yo la que se bajase a comprobarlo dado que soy un blanco fácil. También aprovechamos la paradita en la fisura para comer.
Ya en Hverir, el paisaje es como de otro planeta, con las tonalidades que adquiere la tierra y las fumarolas liberando gases del subsuelo. Uno se queda sin palabras. Pero el olor…ese horrible olor se te mete en la nariz y a los más sensibles incluso les provoca nauseas.

Carretera a Hverir



Se puede pasear por la zona aunque es poco recomendable, porque puedes terminar con barro hasta las rodillas que luego metes dentro del coche (nos pasó, qué le vamos a hacer). De hecho, los autobuses turísticos que iban a la zona estaban muy bien preparadas, y llevaban patucos desechables para los excursionistas.
Antes de seguir hacia la cascada de Dettifoss decidimos hacer una última parada en la zona de Krafla y en el cráter de Viti, que tenía algo de nieve. Fue una parada muy breve, ya que el tiempo no acompañaba, pero se pueden hacer varias rutas para más fumarolas y charcos burbujeantes.

Central geotérmica de Krafla


Y entonces sí, por fin fuimos a la que para mí es la cascada más impresionante de Islandia: Detifoss. Para llegar a ella, tomamos la carretera 964 (en la Lonely Planet pone 864, pero creo recordar que en los carteles ponía 964), que es una carretera sin asfaltar, con muchas piedras. El camino se hace muy largo. Transcurre por una llanura en la que no hay absolutamente nada más que piedras, hasta el punto de que llegas a pensar “¿De dónde va a salir una cascada aquí?” Pero está, de verdad que está, y merece la pena. Hay una alternativa a este camino, que creo que está mejor (creo que incluso asfaltada), la 962. Esta es la que toman los autobuses de excursionistas y lo malo es que la vista no sé si es tan espectacular y además hay mucha más gente (la vimos desde nuestro lado).

Detifoss
Intentaré subir un video para que veáis el caudal que tiene. Es espectacular ver tantísima agua caer…¡y subir! Porque el agua cae con tanta fuerza que parte vuelve a subir en forma de gotas que se acumulan en una de las paredes que rodean la cascada y cae de nuevo en forma de pequeños chorrillos.
Esta cascada es la primera al sur del Parque Nacional de Vatnajökull y que queda pendiente para la próxima visita a Islandia (porque volveremos).
Detifoss en movimiento
Condujimos de vuelta por la carretera y nos incorporamos de nuevo a la Ring Road para llegar a Egilsstadir, donde se encuentra nuestro alojamiento de esa noche: el Kaldá Lyngholt Holiday. Este lo reservé por booking. Era una cabañita para 5 personas, pero pensamos que por una noche, 6 estaríamos bien. No venía en el GPS, pero está por la Ring Road, pasado Egilsstadir. Un cartel indica el camino por el que te tienes que salir.
Como habíamos dicho que éramos 5, uno se quedó en el coche, en el asiento del maletero, mientras el resto hacíamos los trámites con la mujer que lo lleva y que fue encantadora. Le pagamos con tarjeta (tiene datafono) y nos indicó la cabañita que nos tocaba.

Cabaña en Kaldá Lyngholt Holiday, foto sacada de Booking

La casa es tal cual aparece en las fotos de booking. Tiene un dormitorio con una cama grande y una cama más pequeña “litera”, un baño y un saloncito con cocina y sofá cama de matrimonio. La mujer nos dijo que cuando la reservamos ponía que era para 5 personas y que no había problema en que nos quedásemos, pero que ya lo había cambiado en booking y ahora era sólo para 4 personas (si ella supiese). Yo creo que para cuatro adultos y un niño que se quieran mucho está muy bien, especialmente si es una estancia corta como la nuestra. Lo malo de nuestra corta estancia es que no pudimos aprovechar la barbacoa que teníamos en el porchecito. Si lo hubiésemos sabido, habríamos llevado algo para hacer aquella noche, pero nos conformamos con algo de pasta y nos fuimos a dormir.
GASTOS DEL DÍA
Gasolina en Akureyri 8880 ISK (61 euros)
Alojamiento en Kaldá Lyngholt Holiday, 1 cabaña para 5 personas, 160 euros
