Hoy el día amaneció nublado pero no hacía mucho frío, con una chaqueta o sudadera suficiente. Desayunamos en la habitación antes de salir a visitar el barrio de Kazimierz (nuestro barrio en Cracovia), el Barrio Judío de la ciudad. Durante la Segunda Guerra Mundial, los judíos que vivían aquí fueron llevados al gueto (Podgórze) al otro lado del río. En esta época se perdieron una gran parte de los edificios. Hoy se conservan 7 Sinagogas que se salvaron de la destrucción nazi.
Nosotras visitamos La Sinagoga Vieja (Stara Synagoga) que en verano abría los lunes de 10 a 14h (gratis) y de martes a domingo de 9 a 17h, 9 PLN por persona.
Es la más antigua de la ciudad de finales del siglo XV, sufrió grandes destrozos durante la guerra (fue utilizada por los nazis como almacén) y tuvo que ser reconstruida. Ahora es un Museo. Visita muy interesante.
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En la misma Plaza Szeroka se encuentra la Sinagoga y Cementerio Remuh, que queríamos visitar. Aún se utiliza para servicios religiosos y es la más pequeña del barrio. Es de mediados del siglo XVI. Entre las lápidas del cementerio destaca la del rabino Moisés Isserles, un filósofo judío que impartió sus enseñanzas en la sinagoga. En el patio de acceso, hay numerosas placas a modo de memorial por las víctimas de la ocupación nazi. En verano abre de 9 a 18h excepto el sábado que está cerrada.
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En esta plaza también hay un memorial en recuerdo de los miles de judíos de Cracovia y alrededores asesinados por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Esta plaza es el centro neurálgico de Kazimierz, un barrio de moda con muchos restaurantes que sirven comida típica judía, cafés y pubs donde se dan cita los universitarios.
Nos llamaron la atención sus edificios tan antiguos que aún se conservan, sus calles… La peli de “La Lista de Schindler” también se rodó aquí.
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Nuestra próxima parada era la Colina de Wawel. Paseamos fijándonos en los edificios, pasamos por delante de la Sinagoga Templu, más moderna de estilo neorrománico.
Nos dió el hambre y compramos algo en un supermercado (hay muchos por todas partes y abren hasta tarde).
Justo al lado de la colina vimos una iglesia, la Iglesia de San Bernardino de Siena, nos llamó la atención y nos acercamos a verla.
Por fin, subimos a la colina. Aquí puedes ver el Castillo, la Catedral y la Cueva del Dragón.
Aparte de su valor histórico, tiene un gran valor mitológico y esotérico por la Cueva del Dragón. Se dice que aquí, en este alto se encuentra una de las 7 piedras mágicas que hay en el mundo. Dicen sus habitantes que la energía de dicha piedra ha evitado grandes catástrofes en la ciudad.
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En el Castillo puedes visitar las Cámaras Reales; los Apartamentos Reales privados (estos con guía) con su colección de tapices; el Tesoro de la Corona y la Armería; y hay un Museo de Arte Oriental y una Galería de Arte donde está el cuadro de Da Vinci “La Dama del Armiño”. Nosotras no entramos en nada de esto, paseamos por su patio interior. La organización para mi gusto dejaba mucho que desear, tenías que estar de un lao a otro. Para comprar los tickets en un lao, para dejar la mochila en el otro… nos cansamos de tanto rollo y, decidimos no entrar a las Cámaras Reales.
Entramos en la Catedral gótica (gratis), si quieres ver la Campana de Segismundo, la Cripta y el Museo de la Catedral tienes que pagar 12 PLN y con la audioguía 7 PLN más.
Lo que más nos gustó fue una Capilla dedicada a Juan Pablo II. En el exterior hay también una escultura del Papa polaco.
Desde la Colina hay muy buenas vistas de la ciudad.
Lo que más gracia nos hizo fue la Cueva del Dragón, a la entrada también te cobran, fueron 3 PLN por persona (creo recordar que el ticket se saca en una máquina). Se accede por un antiguo pozo y hay que bajar por una escalera de caracol con más de 100 escalones. Puedes recorrer la morada del dragón, pero tener cuidao porque el suelo es de roca y se resbala algo por la humedad.
Sales a la orilla del río Vístula y allí te encuentras con una escultura del dragón que de vez en cuando echa fuego por la boca (se supone que a las horas en punto).
Cuenta la leyenda

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Ya por el casco antiguo, el llamado “Stare Miasto”, paseamos por la calle (ulica) Kanonicza que es una de las más bonitas de la ciudad. El Papa Juan Pablo II vivió en esta calle cuando era obispo.
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Y también por la calle (ulica) Grodzka, donde vimos la Iglesia de San Pedro y San Pablo, la que tiene las estatuas de los 12 apóstoles en el exterior. Junto a ella está la Iglesia de San Andrés, una de las más antiguas del país. En esta calle hay una Oficina de Turismo.
Llegamos a la Plaza del Mercado (Rynek Glówny) considerada como el centro de la ciudad y como uno de los espacios abiertos más bonitos de Europa. Su origen se remonta al siglo XIII y, también dicen, que es la plaza medieval más grande de Europa.
Estaba muy animada con sus puestos de flores, los carruajes, las terrazas de los cafés y restaurantes llenas de gente…
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La parte central de la plaza está presidida por la Lonja de los Paños “Sukiennice” de estilo Renacentista y los arcos son de estilo gótico. Aquí, en la planta baja se encuentra el Mercadillo de Artesanía y en la parte superior se encuentra la Galería del Museo Nacional dedicada a los pintores polacos del siglo XIX.
Como era de esperar…vemos un mercadillo y pa allá que nos vamos


En un lateral de la plaza, por cierto, llena de palomas, está la Basílica de Santa María edificio gótico de ladrillo. Hay que entrar por un lateral y hay que pagar 10 PLN, si subes a la torre 15 PLN. Nosotras aprovechamos que había misa para entrar gratis. Nos llamó la atención la altura del techo. No dejéis de entrar y fijaros en el altar mayor. Como curiosidad, se supone que cada hora tocan una trompeta desde su torre más alta pero nosotras no lo oímos


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Frente a la Basílica está el monumento al poeta romántico más importante de Polonia, Adam Mickiewicz (estudió en la Universidad de Vilnius). Sus restos reposan en la Cripta de los Poetas en la Catedral de Wawel.
También destacan la Torre del Ayuntamiento y la Iglesia de San Adalberto.
Después recorrimos la Vía Real, una de las calles comerciales más importantes de Cracovia. Comienza en la Plaza del Mercado y termina en la Plaza Matejko. Su nombre actual es calle Floriánska.
En esta calle se encuentra la oficina de Cracow City Tours y entramos para hacer con ellos la visita a Auschwitz – Birkenau al día siguiente. No les quedaban plazas para la visita en español y, como ya no teníamos más días, la cogimos en inglés. Nos costó 130 PLN por persona = 31 €.
Vimos la Casa Matejko, casa museo donde se exponen algunos dibujos y pinturas de este artista del siglo XIX que es considerado como el mejor pintor de historia polaco de todos los tiempos. No entramos, pero por si os interesa la entrada cuesta 8 PLN.
Llegamos a la Puerta de San Florian que es una de las 8 puertas que había en la muralla y, que aún se conserva. Junto a la muralla hay un mercadillo de pintura. También se conservan algunas torres de la muralla y la Barbacana, bastión que se utilizó de polvorín y para guardar cañones y hoy es un museo.
Desde aquí nos acercamos a la Estación de Tren (Kraków Glówny) para comprar los billetes de tren para ir el viernes a Varsovia. Nos costaron 135 PLN por persona = 32 €.
De vuelta al casco antiguo paramos a merendar una porción de pizza en uno de los locales situados en un subterráneo junto a la Galería Krakowska.
Pasamos por el Teatro Slowacki, un edificio precioso de 1893 que me recordó a la Ópera Garnier de París en miniatura.
Ya más relajadas seguimos paseando por la calle Floriánska, la Rynek Glówny… todo a tope de gente. Nos gustó mucho todo iluminado (sobre las 7 de la tarde ya era de noche).
Nos llamó la atención una escultura del artista polaco Igor Mitoraj: “Eros Bendato” situada en la Rynek.
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Nos comimos un helado cerca de la Rynek por 3 PLN, muy bueno pero pequeñísimo.
Y nos dirigimos hacia Kazimierz. Compramos cosas en un Supermercado y buscamos algo para cenar. Vimos un local pequeño donde se veía gente joven comiendo, tenía buena pinta y cenamos unos hot dogs de currywurst y dos refrescos 14 PLN. Y de aquí a dormir después de patear toda Cracovia.