Nos despertamos tempano como ya era habitual, para empezar el safari de la mañana, coincidiendo con la salida del sol, los hipopótamos volvían al río después de estar paseando toda la noche por la sabana, las cebras paseaban en manadas y al pasar por la zona de arboleda había un leopardo que con los colores del amanecer quedaba imponente, pasamos por una lagunas donde se intentaban ocultar unos hipopótamos cubiertos por la vegetación, también nos cruzamos con varias hienas, al pasar por otra zona del recorrido nos encontramos con una familia de Leones, junto con sus cachorros y nos volvimos a cruzar con la migración mientras regresábamos al Tented camp para desayunar.
Desayunamos en las mesas preparadas al lado del río Mara, para despedirnos del magnifico Lodge, los vuelos al lago Victoria tenían que organizarse en dos tandas pues no cabíamos todos en la avioneta, nosotros elegimos el segundo turno, y así poder hacer un pequeño safari de una hora y media más, en el cual vimos como una familia de leones intentaban caza un "pumba", pero corría más que ellos por lo se les escapaba cada vez, lo curioso que esta familia de leones estaba a penas 100 metros del aeropuerto, menos mal que no querían desayunar turista porque lo tenían fácil.
Cogimos la avioneta hacia Lago Victoria, primero nos hizo un pequeño recorrido a baja altura por la sabana y volvimos a ver la migración a punto de cruzar el río y varios animales para despues ya poner rumbo al lago, es un paisaje precioso y muy a lo de Memorias de África.
Llegamos al lago, la avioneta aterrizo en una explanada donde cruzaba la gente y los animales, muy curioso, allí nos esperaba un barco, para llamarle de alguna manera, parecía más una canoa grande, y después de una hora llegamos a la Isla de Mfangano, precioso hotel exclusivo para los miembros del grupo en una situación extraordinaria y con el relajante va y ven de las olas del lago.
Nos tenían preparada la comida y después teníamos la tarde libre por lo que aprovechamos para ir caminando al pueblo cercano y así de paso caminar un poco porque en este viaje vas en camión, jeep, barco, avionetas, pero de andar poco.
Por el camino nos encontramos con un grupo de niños que salían del colegio, supersimpaticos, al principio tengo que confesar que desconfiaba un poco, porque les gusta mucho que les hagas fotos y pensaba que si nos veían los padres igual se ofendían, pero no, al llegar al pueblo lo visitamos y compramos unas cajas de galletas para repartirlas con los niños.
Muy tierno y emocionante, ver con lo poco que tienen para vivir y lo amables que son y parece que felices.
Volvimos al hotel para relajarnos por alli en las tumbonas viendo la puesta de sol y después cenar.
Desayunamos en las mesas preparadas al lado del río Mara, para despedirnos del magnifico Lodge, los vuelos al lago Victoria tenían que organizarse en dos tandas pues no cabíamos todos en la avioneta, nosotros elegimos el segundo turno, y así poder hacer un pequeño safari de una hora y media más, en el cual vimos como una familia de leones intentaban caza un "pumba", pero corría más que ellos por lo se les escapaba cada vez, lo curioso que esta familia de leones estaba a penas 100 metros del aeropuerto, menos mal que no querían desayunar turista porque lo tenían fácil.
Cogimos la avioneta hacia Lago Victoria, primero nos hizo un pequeño recorrido a baja altura por la sabana y volvimos a ver la migración a punto de cruzar el río y varios animales para despues ya poner rumbo al lago, es un paisaje precioso y muy a lo de Memorias de África.
Llegamos al lago, la avioneta aterrizo en una explanada donde cruzaba la gente y los animales, muy curioso, allí nos esperaba un barco, para llamarle de alguna manera, parecía más una canoa grande, y después de una hora llegamos a la Isla de Mfangano, precioso hotel exclusivo para los miembros del grupo en una situación extraordinaria y con el relajante va y ven de las olas del lago.
Nos tenían preparada la comida y después teníamos la tarde libre por lo que aprovechamos para ir caminando al pueblo cercano y así de paso caminar un poco porque en este viaje vas en camión, jeep, barco, avionetas, pero de andar poco.
Por el camino nos encontramos con un grupo de niños que salían del colegio, supersimpaticos, al principio tengo que confesar que desconfiaba un poco, porque les gusta mucho que les hagas fotos y pensaba que si nos veían los padres igual se ofendían, pero no, al llegar al pueblo lo visitamos y compramos unas cajas de galletas para repartirlas con los niños.
Muy tierno y emocionante, ver con lo poco que tienen para vivir y lo amables que son y parece que felices.
Volvimos al hotel para relajarnos por alli en las tumbonas viendo la puesta de sol y después cenar.