En el sudeste asiático no solo se pasa calor y se suda a borbotones, si no que nos lo digan a nosotros, que vamos en el interior del barco que nos lleva hasta la isla de Langkawi con la chaqueta puesta y pasando un frío considerable gracias al aire acondicionado que parece cargado con frío siberiano. Lo del aire acondicionado con frío glaciar y a máxima potencia lo podemos encontrar en la mayoría de transportes públicos, autobuses, minivan, trenes o monorail. Siempre que os mováis en transporte público llevar algo de abrigo por si acaso.
Cuando llegamos a la playa de Pantai Cenang supimos que habíamos acertado, no nos esperábamos una playa tan exótica. El agua era cristalina, la arena muy fina y blanca, pocos turistas si lo comparamos con las playas de Tailandia, y con unas palmeras al final de la arena que ocultan o disimulan los resorts de primera linea de playa.
Lo mejor de todo es que nuestra guesthouse está a cinco minutos andando de la playa. Por la tarde, de casualidad volvimos a encontrarnos con una pareja italiana que conocimos en los días que pasamos en Georgetown y con Manu otro italiano que conocían Iván y Guille que también se habían venido a pasar unos días a Langkawi.
Nuestro segundo día en la isla marcará un antes y un después en nuestro viaje, hoy he aprendido a montar en moto gracias a Guille y a Iván, que se han ofrecido a enseñarme y a realizar juntos una ruta alrededor de la isla. Hemos visitado una cascada preciosa gobernada por una amplia familia de macacos, en la que nos hemos dado un buen baño en aguas más frescas que las del mar de Andamán.
El resto del día lo hemos pasado en Pasir Tengorak, una playa paradisíaca a unos dos kilómetros de la cascada anterior. Por último, como casi todas las noches que estamos pasando en Langkawi, nos hemos reunido para cenar con Enmanuel, Vittoria, Luca, Ivan y Guille. Llevamos juntos casi una semana y lo mejor de todo es que nos seguimos encontrando sin planearlo, pero tras Langkawi cada uno seguirá su camino. Casi todas las noches terminamos con unas cervezas en la orilla de la playa hasta bien entrada la madrugada. Realmente hemos tenido mucha suerte de conocernos todos y hemos compartidos unos días fantásticos.
Aunque nuestro presupuesto es muy ajustado de vez en cuando nos da para poder hacer alguna excursión. Después de negociar bastante hemos conseguido la excursión de Hopping Island por 25rm así que por lo menos nos vamos a dar un paseo en barco. La primera parada la hicimos en un lago interior dentro de una de las islas cercanas a Langkawi, precioso, de no ser por la manera en la que tienen todo montado con barcas de cisne y una pequeña zona de baño que te hace sentir que estás en una piscina abarrotada de gente. En la segunda parada llegamos a un punto en el que los barcos tiran comida para las águilas pescadoras, en mi opinión sólo por esto y por el paseo en barco ya merece la pena pagar los 25rm. La última parada fue un poco decepcionante, paramos en una playa que estaba llenísima de gente, con el agua turbia por el gran número de barcos, la selva cercana a la playa estaba repleta de plásticos y basura, en fin, dudo mucho que esta sea la mejor playa de los alrededores. El tour no está mal por el dinero que se paga, pero si tengo que elegir prefiero seguir practicando con la moto y descubrir nuevos lugares por la isla a nuestro aire.
Antes de marcharnos de la isla volvimos a alquilar la moto, esta vez nos acompañaba la pareja italiana, Luca y Vittoria. Comenzamos la ruta por Burau Bay, donde vimos por primera vez a los Hornbills (Calao Rinoceronte), una pasada verlos volar por parejas en plena libertad.
Visitamos las 7 wells waterfalls, muy bonitas y muy turísticas. Cerca de la cascada que visitamos hace unos días encontramos a unos monos diferentes, mucho más tímidos que los macacos, los bautizamos como pretty monkeys pero en realidad eran langures. Para cerrar la tarde nos fuimos hasta uno de los paisajes más bonitos de toda la isla, Pantai Tanjung Rhu.
La playa se encontraba casi desierta y su orilla estaba repleta de cangrejos ermitaños. Esta playa era un lugar perfecto para ver atardecer pero nosotros nos marchamos antes de tiempo para evitar conducir durante la noche.
Los días en Langkawi pasan a ser inolvidables, hemos disfrutado de las playas, las selvas, hemos observado águilas pescadoras y hornbills, he aprendido a montar en moto y lo mejor de todo, hemos hecho un grupo de amigos con los que nos lo hemos pasado genial.
Cuando llegamos a la playa de Pantai Cenang supimos que habíamos acertado, no nos esperábamos una playa tan exótica. El agua era cristalina, la arena muy fina y blanca, pocos turistas si lo comparamos con las playas de Tailandia, y con unas palmeras al final de la arena que ocultan o disimulan los resorts de primera linea de playa.
Lo mejor de todo es que nuestra guesthouse está a cinco minutos andando de la playa. Por la tarde, de casualidad volvimos a encontrarnos con una pareja italiana que conocimos en los días que pasamos en Georgetown y con Manu otro italiano que conocían Iván y Guille que también se habían venido a pasar unos días a Langkawi.
Nuestro segundo día en la isla marcará un antes y un después en nuestro viaje, hoy he aprendido a montar en moto gracias a Guille y a Iván, que se han ofrecido a enseñarme y a realizar juntos una ruta alrededor de la isla. Hemos visitado una cascada preciosa gobernada por una amplia familia de macacos, en la que nos hemos dado un buen baño en aguas más frescas que las del mar de Andamán.
El resto del día lo hemos pasado en Pasir Tengorak, una playa paradisíaca a unos dos kilómetros de la cascada anterior. Por último, como casi todas las noches que estamos pasando en Langkawi, nos hemos reunido para cenar con Enmanuel, Vittoria, Luca, Ivan y Guille. Llevamos juntos casi una semana y lo mejor de todo es que nos seguimos encontrando sin planearlo, pero tras Langkawi cada uno seguirá su camino. Casi todas las noches terminamos con unas cervezas en la orilla de la playa hasta bien entrada la madrugada. Realmente hemos tenido mucha suerte de conocernos todos y hemos compartidos unos días fantásticos.
Aunque nuestro presupuesto es muy ajustado de vez en cuando nos da para poder hacer alguna excursión. Después de negociar bastante hemos conseguido la excursión de Hopping Island por 25rm así que por lo menos nos vamos a dar un paseo en barco. La primera parada la hicimos en un lago interior dentro de una de las islas cercanas a Langkawi, precioso, de no ser por la manera en la que tienen todo montado con barcas de cisne y una pequeña zona de baño que te hace sentir que estás en una piscina abarrotada de gente. En la segunda parada llegamos a un punto en el que los barcos tiran comida para las águilas pescadoras, en mi opinión sólo por esto y por el paseo en barco ya merece la pena pagar los 25rm. La última parada fue un poco decepcionante, paramos en una playa que estaba llenísima de gente, con el agua turbia por el gran número de barcos, la selva cercana a la playa estaba repleta de plásticos y basura, en fin, dudo mucho que esta sea la mejor playa de los alrededores. El tour no está mal por el dinero que se paga, pero si tengo que elegir prefiero seguir practicando con la moto y descubrir nuevos lugares por la isla a nuestro aire.
Antes de marcharnos de la isla volvimos a alquilar la moto, esta vez nos acompañaba la pareja italiana, Luca y Vittoria. Comenzamos la ruta por Burau Bay, donde vimos por primera vez a los Hornbills (Calao Rinoceronte), una pasada verlos volar por parejas en plena libertad.
Visitamos las 7 wells waterfalls, muy bonitas y muy turísticas. Cerca de la cascada que visitamos hace unos días encontramos a unos monos diferentes, mucho más tímidos que los macacos, los bautizamos como pretty monkeys pero en realidad eran langures. Para cerrar la tarde nos fuimos hasta uno de los paisajes más bonitos de toda la isla, Pantai Tanjung Rhu.
La playa se encontraba casi desierta y su orilla estaba repleta de cangrejos ermitaños. Esta playa era un lugar perfecto para ver atardecer pero nosotros nos marchamos antes de tiempo para evitar conducir durante la noche.
Los días en Langkawi pasan a ser inolvidables, hemos disfrutado de las playas, las selvas, hemos observado águilas pescadoras y hornbills, he aprendido a montar en moto y lo mejor de todo, hemos hecho un grupo de amigos con los que nos lo hemos pasado genial.