DÍA 10 (23 de septiembre) ✏️ Diarios de Viajes de Africa Este y Centro

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Éste día tocaba hacer una excursión por el centro y sur de la isla. Después del desayuno, nos recogen en un minibús a nosotros y a otros viajeros que tienen contratada la misma excursión. Nuestra guía es una chica nacida en Mauricio (Sivi se lama), que habla el castellano perfectamente. Nos explica que aprendió castellano viendo telenovelas. Es una chica muy simpática, que nos explicó un montón de cosas sobre la isla, su cultura y sus gentes. Tuvimos suerte con la guía, nos hizo pasar una excursión muy agradable.

Primera parada: Trou aux Cerfs. Es un volcán extinto que delata el origen geológico de la isla:



Como podéis observar, el día nos salió nuboso y un poco lluvioso. El tiempo de nuevo nos toca un poco la moral, pero acabamos pensando que mejor ir de excursión un día como ese que quedarnos en el hotel sin poder ir a la piscina o a la playa.

A continuación visitamos un taller de soplado de vidrio. De esta parada no tengo fotos porque nos encontramos por casualidad con las otras dos parejas con las que compartimos aventuras en Kenia, y la verdad es que no hicimos demasiado caso al taller, ya que nos pasamos la visita contándonos batallitas. Y tengo que añadir: el taller tampoco tenía mucho interés. Al final de la visita nos hacen pasar por la correspondiente tienda anexa al taller. Pasaríamos por muchas (demasiadas) tiendas ese día… pero si vas con tour operador es lo que hay.

Nos despedimos de nuestros amigos y seguimos la ruta. La siguiente parada la hacemos en una mansión de época colonial… que curiosamente es una tienda. Y la verdad es que en esa tienda picamos: mi mujer se dio un capricho y se compró una pashmina de Cachemira (mira que os gustan los caprichitos a las mujeres). Lo cierto es que se lo regalé yo, y que el pañuelo es muy chulo. Es un bonito recuerdo.

Seguimos con la excursión. Llegamos a nuestra siguiente visita: un taller de fabricación de barcos en miniatura… con su tienda claro. Me pareció de lo más curioso del día. Lo hacen todo a mano como pudimos comprobar en el taller: los cascos, las velas, los cañones... en las siguientes fotos lo podéis ver:



Y el resultado final son unos barcos en miniatura que son una maravilla. Hay de todos los tamaños. Obviamente, cuanto más grande más espectacular (y más caro también)

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Además, tienen veleros más modernos, barcos de guerra históricos ingleses, franceses, alguno español. Según nos explican, algunas de las miniaturas de los barcos más grandes las hacen basándose en los planos originales del barco. Algo muy curioso.

Me entran algunos barcos de los pequeños por el ojo, pregunto precio pero se pasan un poco de mi presupuesto… Creo recordar que los más pequeños estaban alrededor de 150€ al cambio. Por los de las fotos no llegué ni a preguntar. Habría sido un souvenir espectacular.

Montamos en el bus y seguimos el trayecto. Nos dirigimos ahora a un templo hindú.

Viendo los pueblos y los habitantes de Mauricio nos resulta muy curiosa la mezcla que hay en ésta isla: iglesias, junto a templos hindúes, oyes hablar francés e inglés a partes iguales entre los mauricianos, y puedes ver un mauriciano con rasgos africanos o con rasgos hindúes. O con rasgos mezclados, cualquier combinación que nos imaginemos es válida. Sivi nos explica que cuando los franceses colonizaron la isla trajeron esclavos de África a trabajar, y cuando los ingleses la conquistaron trajeron mano de obra de la India, por eso existe esa mezcla étnica. Con los idiomas pasa igual: hablan francés, inglés y criollo, que es una mezcla de ambos.

Cerca del templo hindú nos encontramos con dos estatuas gigantescas de dos de sus dioses:



Como veis, la segunda está por acabar. Según nos cuenta Sivi la estatua lleva bastantes años a medias porque se quedaron sin pasta con la estatua a medias. Yo pienso “vaya, igual que el estadio del Valencia CF” (equipo del que soy aficionado –AMUNT!-)

Llegamos al templo. Cuando lo vemos nos llevamos una pequeña decepción, ya que no era algo digno de ver. Únicamente el exterior tenía algo de encanto, con un lago enorme donde han llevado aguas del rio Ganges según Sivi. El templo:


El lago:



Yo no llego a entrar, porque había gente dentro rezando y no quiero molestar. Desde fuera se ven los altares con los distintos dioses de su religión. Me pareció una parada prescindible.

Subimos al minibus, dirección al mirador (uno de ellos) del Black River Gorge. Una garganta con unas vistas espectaculares:


Continuamos con la excursión, camino de la destilería de ron de Chamarel, donde vamos a comer. Cuando llegamos, me llama la atención que la puerta tiene una entrada como las de los parques de atracciones. La destilería es preciosa, con unos jardines espectaculares:



Después de ver cómo procesan la caña de azúcar (que es el principal cultivo de Mauricio) para llegar a destilar el ron, nos vamos al restaurante de la propia destilería, que es muy bonito también. Además, la comida no está nada mal. Después de comer nos invitan a una cata de ron, donde probamos las diferentes variedades que fabrican y los licores de ron que preparan:


Yo (junto con un compañero de Valladolid que me acompañó) los probé todos, o sea que salimos de allí contentos. Antes de irnos, pasamos por la tienda y nos llevamos una botellita de recuerdo.

Por la tarde, nos vamos a la última parte de la excursión. La tarde sigue nubosa cuando visitamos la cascada de Chamarel:


Lugeo visitamos la tierra de los siete colores, que según dicen es un fenómeno geológico único en el mundo:


Ya de camino al hotel, el conductor nos para en un mirador, desde el que tenemos estas vistas:


Además, en el mirador nos compramos medio coco, que tengo que decir que estaba ¡¡de muerte!! No he probado cosa igual. Después de intentar (si éxito) que Sivi se aprendiera el trabalenguas ese de "compadre cómprame un coco...", montamos en el bus para, ahora sí, dirigirnos al hotel.

La excursión en general me gustó bastante. Quizá nos llevaron muy en “plan turista rápido”, parando en muchas tiendas y subiendo y bajando del bus como ganado ovino, pero quitando eso la excursión no estuvo mal.

La excursión en general me gustó bastante. Quizá nos llevaron muy en “plan turista rápido”, parando en muchas tiendas y subiendo y bajando del bus como ganado ovino, pero quitando eso la excursión no estuvo mal.

Esa tarde nos habíamos resignado a no ver la puesta de sol, ya que estaba muy nubosa la tarde, pero al llegar al hotel vemos que las nubes se retiran:


Y nos vamos corriendo a la playa a presenciar una de las cosas más bonitas que se pueden ver en Mauricio:



Algo que nos gustó mucho fue que aún estando el hotel a tope como estaba, no resulta difícil encontrar tu rincón de playa. Hay ratos en los que estamos solos literalmente. La longitud de la playa del hotel lo permite:


Después de la magnífica puesta de sol: ducha, cena y a descansar, no sin antes hacer la visita de todas las noches al bar. Ya de vuelta en la habitación, antes de entrar me doy cuenta de que en la puerta tenemos un “visitante”:


Es un gecko, un pequeño lagarto inofensivo que tiene más miedo que otra cosa.

Al entrar en la habitación nos encontramos la invitación para una cena especial en el Tides para el día siguiente. Tengo que decir que ése mismo día había ido yo a recepción a exigir la invitación al ver que no llegaba, si no me parece que cenamos en el buffet otra vez. Al momento empiezo a oír chillos por fuera otra vez. Salgo y pillo al culpable:


Cuando se va el animalito y cesan los chillos, dormimos como bebés.

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