Dia 4 miércoles 7Nov
Escala en Esmirna-Efeso: desembarque 08:30 embarque 15:00.
Desembarcamos, y nada mas salir del puerto, había una parada de taxis. Allí había una chica que era la intermediaria entre los taxistas y los turistas. Ella te decía los precios que costaban los taxis para cada excursión.
Pillamos uno por 80 euros los 4, nos llevaba hasta Efeso y allí nos esperaba unas dos horas para luego volver.
La chica nos informo que en Efeso, había 2 puertas, una de salida y otra de entrada, nos lo recalco varias veces, ya que era muy importante.
Subimos al taxi y los pelos se nos ponían de punta, íbamos volando, solo frenaban y respetaban las señalizaciones cuando había radares.
Estábamos saliendo de Esmirna, Efeso estaba a unos 45-50 minutos, y solo veíamos pobreza. Todas las montañas que rodeaban la ciudad estaban llenas de viviendas, era como las favelas, chabolas y chozas que se medio caían, rodeadas de pequeñas mezquitas y un dato muy curioso, la mayoría de las casas con antenas parabólicas. Desde el barco la vista de Esmirna era impresionante, veías la zona del puerto, con edificios altos, parques muy bien cuidados, buenos hoteles, y 2 calles mas atrás empezaba lo pobre hasta las montañas,
Bueno pues llegamos a Efeso y el taxista nos deja en la puerta, nos viene un señorin, diciéndonos que el nos lleva hasta Efeso, nosotros flipando porque creíamos que ya estábamos, pero resulta que el taxista nos había dejado en la puerta de salida y desde allí nos llevaban otros a la entrada.
Le dijimos que no, dimos una vuelta por el aparcamiento y nos dimos cuenta que no nos quedaba otra opción, si entrábamos por la salida eran 4 kilómetros de ruinas hacia arriba y otros 4 hacia abajo con lo cual no había tiempo material, total que volvimos donde el señorin, el cual nos dijo que nos llevaba gratis pero que primero nos llevaba a su tienda (podíamos elegir entre cuero y alfombras), nosotros dijimos que no nos interesaban las tiendas y el dijo que sino íbamos a las tiendas no nos llevaba, no nos quedaba otra opción así que hasta la tienda de cuero fuimos. Cuando entramos en la tienda flipamos, todo colocadito, enorme, con una buena pinta… de repente las puertas de la tienda se cerraron y empezaron a salir los dependientes a patadas a darnos la chapa, que pesaos, compramos una cartera y casi una cazadora muy chula pero nos pedía mogollón al final cuando salimos el dependiente salio detrás diciendo que nos la dejaba súper barata nose si eran 100 euros, pero al final nada.
El señorin que nos trajo no estaba, a nosotros nos daba mala espina, en su lugar había otro que nos llevaba por fin a la deseada puerta de las ruinas también gratis, subimos a la furgoneta un poco moscas, pero nos dejo en la puerta, le dimos 2 euros de propina y después del susto fuimos a comprar la entrada para ver las ruinas.
No llevábamos dinero cambiado en Liras, y no nos aceptaban euros, así que en las tiendas de recuerdos de al lado nos lo cambiaron, el cambio fue mas o menos correcto, no abusaron mucho.
Nos costo 10 liras turcas por persona entrar, además allí mismo compramos un libro por 3 euros con toda la información.
Las ruinas de Efeso nos dejaron boquiabiertos, ni comparación con las de Olimpia, estas otras estaban muy bien cuidadas y por lo menos no había que echarle tanta imaginación a las ruinas.
Estaba lleno de gatos, los guías llevaban pienso y les daban de comer.
Destacar el Odeón, la Biblioteca de Celso, el anfiteatro y el templo de Artemisa.
La Casa de la Virgen Maria no lo vimos, ya que habíamos leído antes de ir que era un timo.
A la salida fuimos a los servicios, que nos cobraron 50 céntimos por entrar, y también afuera nos esperaba el taxista.
Subimos al taxi, y cuando llevábamos un rato en el coche nos dimos cuenta que no estábamos volviendo por la misma carretera, ya que por donde fuimos primero, eran rectas y esto eran todo curvas. Susto de nuevo, pero no, el pobre hombre nos llevaba por otro camino, para que viéramos la costa, que por cierto era preciosa y con unas casas impresionantes. El taxista nos decía “good, good” y nos señalaba el mar. Por lo visto era una de las zonas ricas de Esmirna.
Como conclusión, sacamos que allí todos están compinchados y que al taxista por dejarnos en la salida, los de la tienda seguro que le daban algo, pero bueno, así funcionan en estos países.
La ciudad de Izmir, no nos dio tiempo a verla, y la verdad es que nos quedamos con las ganas.
Con las mismas al barco a descansar, ducharse, ver los espectáculos y cenar.

