Sobre las 10,45h. ya estábamos en la terminal del puerto provenientes de Vallirana, dispuestos a abordar el Sovering. Recogieron nuestro equipaje, que serían entregados más tarde a nuestra habitación. Aunque este se hizo de esperar, pues a pesar de llevar el check-in online ya hecho desde casa, la cola para formalizar el embarque nos retuvo unas dos horas.
Pues solo con el equipaje de mano y cámara en ristre, comenzamos el recorrido de visita al buque. Serian sobre las 13 horas y aprovechamos para comer en el bufet Panorama. Por megafonía anunciaban que las habitaciones estarían listas entre las 15 y 16 horas




Por la tarde sobre las 16 ó17h. efectuamos el ejercicio obligatorio de emergencia, ya en el camarote, terminado el embarque de pasajeros anuncian el simulacro. Todos los servicios se interrumpen .Toca poner el chaleco salvavidas.

A las 20h.disfrutamos del primer pase del espectáculo para los pasajeros del segundo turno de cena. Nos pareció genial, no nos perdimos ninguno en el Salón Broadway. El elenco artístico Ballet, Banda, Cantantes, soberbios .Vestuario continuamente cambiando y espectacular.


Dicen que un viaje se mide mejor en amigos que en kilómetros. Y nosotros hasta ahora lo venimos comprobando, haciendo grandes amistades en nuestras travesías. Esa noche en la cena en el Restaurante El Guadiana, conocimos unas grandes y entrañables personas. Desde el primer momento en la presentación hubo una gran sintonía y afinidad entre todos. Las cenas serian fantásticas con su compañía.

Después, como cada noche haríamos amenizar el final de la jornada, moviendo el esqueleto en el salón Rendez-Vous hasta las 01,30h, y alguna noche lo combinamos con la discoteca.
El Sovering estaba navegando desde las 18h. durante toda la noche y el día siguiente, rumbo a Nápoles