Esta historia comienza a fraguarse allá por el mes de abril, en semana santa, durante nuestro viaje a Nueva York. Allí casi de casualidad conocimos a Gemma, Miguel y Sara, una familia como otra cualquiera residente en un pueblo a 10 Km. De San Sebastián. Enseguida congeniamos y a pesar de los pocos días que pasamos juntos se fraguó una buena amistad. Este verano nos volvimos a ver, esta vez en la costa dorada, concreta mente en Sitges donde estuvieron a veraneando. Y esta vez si que nos calentamos y decidimos ir a visitarles al País Vasco. La fecha elegida fue el puente del Pilar, donde podríamos disfrutar de 4 días para conocer esta bella tierra.
La verdad es que a medida que se acercaba la fecha no sentíamos ese cosquilleo especial que se siente justo antes del viaje esperado, pero eso cambió en cuanto llegamos allí...
El primer día tocó un buen madrugón para no perder buena parte del día en el viaje. A las 5 y media de la mañana ya estábamos en camino. Los niños dormían y estaba muy oscuro. Teníamos pensado realizar el viaje (desde Barcelona) por la A-2 hasta Lleida y después coger la autovía de Huesca para empalmar con la carretera convencional hasta Pamplona y después la autovía de montaña hasta San Sebastián. Todo ello suponía invertir media hora más de tiempo, pero un ahorro considerable en Kilómetros (60 más o menos ) y dinero (0 peajes). Pero antes de Llegar a Lleida encontramos una tupida niebla, lo que unida a la oscuridad (aún era noche cerrada) hizo que nos equivocáramos y tomáramos la Autopista dirección Zaragoza.
El camino es bastante aburrido, kilómetros y más kilómetros de interminables rectas con una paisaje bastante monótono. Tras unos 570 Kilómetros y un par de paradas, el GPS nos dejó en la puerta de nuestro alojamiento para las dos noches siguientes: El Irenaz Resort Hotel Apartamentos, situado en la parte alta de la ciudad en una zona residencial y de oficinas donde no hay absolutamente nada más. A pesar de estar un poco apartado está a sólo tres kilómetros del centro de la ciudad. Nuestro apartamento estaba realmente bien, todo muy nuevo, además de contar con nevera y otros artículos de cocina como tostadora, y una preciosa terraza con vistas. El precio, 369 € dos noches sin desayuno (somos cuatro), un poco caro pero no encontramos nada mejor a dos meses vista.
La verdad es que a medida que se acercaba la fecha no sentíamos ese cosquilleo especial que se siente justo antes del viaje esperado, pero eso cambió en cuanto llegamos allí...
El primer día tocó un buen madrugón para no perder buena parte del día en el viaje. A las 5 y media de la mañana ya estábamos en camino. Los niños dormían y estaba muy oscuro. Teníamos pensado realizar el viaje (desde Barcelona) por la A-2 hasta Lleida y después coger la autovía de Huesca para empalmar con la carretera convencional hasta Pamplona y después la autovía de montaña hasta San Sebastián. Todo ello suponía invertir media hora más de tiempo, pero un ahorro considerable en Kilómetros (60 más o menos ) y dinero (0 peajes). Pero antes de Llegar a Lleida encontramos una tupida niebla, lo que unida a la oscuridad (aún era noche cerrada) hizo que nos equivocáramos y tomáramos la Autopista dirección Zaragoza.
El camino es bastante aburrido, kilómetros y más kilómetros de interminables rectas con una paisaje bastante monótono. Tras unos 570 Kilómetros y un par de paradas, el GPS nos dejó en la puerta de nuestro alojamiento para las dos noches siguientes: El Irenaz Resort Hotel Apartamentos, situado en la parte alta de la ciudad en una zona residencial y de oficinas donde no hay absolutamente nada más. A pesar de estar un poco apartado está a sólo tres kilómetros del centro de la ciudad. Nuestro apartamento estaba realmente bien, todo muy nuevo, además de contar con nevera y otros artículos de cocina como tostadora, y una preciosa terraza con vistas. El precio, 369 € dos noches sin desayuno (somos cuatro), un poco caro pero no encontramos nada mejor a dos meses vista.
A las 12 y media nos recogen nuestros amigos para empezar la jornada, parece que lo tienen todo preparado y eso hará que no perdamos tiempo buscando los diferentes destinos. Además el día es muy veraniego, con un sol espectacular.
En primer lugar, nos dirigimos directamente al Monte Igueldo, donde se aprecian unas vistas espectaculares de la ciudad. La subida puede realizarse en el funicular o en coche. Nosotros optamos por la segunda opción, lo que nos supone un reembolso de 2,10 euros por persona. Los niños pagan igual excepto los menores de tres años. Desde arriba se aprecia perfectamente el centro de la ciudad y la Playa de la Concha en todo su esplendor así como el monte Urgull y la isla de Santa Clara. Además se aprecian unos increíbles acantilados a ambos lados de la ciudad y una bruma que les da a las vistas un punto de misterio.
En primer lugar, nos dirigimos directamente al Monte Igueldo, donde se aprecian unas vistas espectaculares de la ciudad. La subida puede realizarse en el funicular o en coche. Nosotros optamos por la segunda opción, lo que nos supone un reembolso de 2,10 euros por persona. Los niños pagan igual excepto los menores de tres años. Desde arriba se aprecia perfectamente el centro de la ciudad y la Playa de la Concha en todo su esplendor así como el monte Urgull y la isla de Santa Clara. Además se aprecian unos increíbles acantilados a ambos lados de la ciudad y una bruma que les da a las vistas un punto de misterio.
A la vez que disfrutamos de las vistas los niños también pudieron divertirse haciendo uso del pequeño parque de atracciones que tienen en el monte. Es bastante pequeño pero con una estética “vintage” que le da cierto encanto. Lo pasaron muy bien aunque no hay demasiadas atracciones y se les hizo poco corto.
En el monte nos dio la hora de comer, así que comenzamos a buscar lugar en la bonita zona que hay junto al monte dirección Bilbao, pero por la costa. Hay unas vistas preciosas y una serie de restaurantes junto a la carretera. Los dos primeros que miramos estaban completos, pero en el tercero tuvimos más suerte: el Mendizorrotz. Comimos de fábula en la terraza, unos platos combinados muy ricos, aunque el servicio un poco lento.
Sobre las 4 de la tarde, ya con el estómago lleno nos dirigimos a visitar el centro de la ciudad. Nuestro primer destino era el Peine de los Vientos, que se encuentra a los pies del Monte Igeldo. Pero aquí se nos gira un poco la tarde, ya que tras casi media hora dando vueltas para aparcar no conseguimos encontrar sitio. En esta zona no hay parking subterráneo y parece ser que en este puente la ocupación hotelera en la ciudad está al 100%, con lo que decidimos dirigirnos al Parking situado en el centro, junto al hotel María Cristina, uno de los más lujosos de la ciudad. Comenzamos la visita en la desembocadura del río Urumea, junto a la playa de Zurriola. La zona está llena de surfistas y hay muchísima gente paseando. Justo al lado se encuentra el famoso Palacio Kursaal, donde se celebra el festival de Cine de San Sebastián.
[align=justify]Siguiendo el paseo, nos adentramos en la parte vieja de la ciudad, a través del famoso Bulevard que, aunque corto, se asemeja a la Rambla de Barcelona por la cantidad de gente que podemos encontrar. Saliendo del Bulevard, a la Playa de la Concha, bastante concurrida por cierto, llegamos hasta la zona del puerto. Es muy pequeño pero las vistas son bestiales. Además hay una escalera metálica que llega hasta el agua.
En el monte nos dio la hora de comer, así que comenzamos a buscar lugar en la bonita zona que hay junto al monte dirección Bilbao, pero por la costa. Hay unas vistas preciosas y una serie de restaurantes junto a la carretera. Los dos primeros que miramos estaban completos, pero en el tercero tuvimos más suerte: el Mendizorrotz. Comimos de fábula en la terraza, unos platos combinados muy ricos, aunque el servicio un poco lento.
Sobre las 4 de la tarde, ya con el estómago lleno nos dirigimos a visitar el centro de la ciudad. Nuestro primer destino era el Peine de los Vientos, que se encuentra a los pies del Monte Igeldo. Pero aquí se nos gira un poco la tarde, ya que tras casi media hora dando vueltas para aparcar no conseguimos encontrar sitio. En esta zona no hay parking subterráneo y parece ser que en este puente la ocupación hotelera en la ciudad está al 100%, con lo que decidimos dirigirnos al Parking situado en el centro, junto al hotel María Cristina, uno de los más lujosos de la ciudad. Comenzamos la visita en la desembocadura del río Urumea, junto a la playa de Zurriola. La zona está llena de surfistas y hay muchísima gente paseando. Justo al lado se encuentra el famoso Palacio Kursaal, donde se celebra el festival de Cine de San Sebastián.
[align=justify]Siguiendo el paseo, nos adentramos en la parte vieja de la ciudad, a través del famoso Bulevard que, aunque corto, se asemeja a la Rambla de Barcelona por la cantidad de gente que podemos encontrar. Saliendo del Bulevard, a la Playa de la Concha, bastante concurrida por cierto, llegamos hasta la zona del puerto. Es muy pequeño pero las vistas son bestiales. Además hay una escalera metálica que llega hasta el agua.
Seguimos por el centro, callejeando por las calles contiguas al Monte Urgull, pasamos junto a la bonita Iglesia de Sta. Maria del Coro hasta llegar a la plaza de la Constitución, una antigua plaza de toros donde los balcones siguen numerados como antaño . Muy original. Aprovechamos que la zona está llena de Comercios para hacer unas compras de los típicos souvenirs: imanes y algún que otro recuerdo de la ciudad.
Tras pasear un rato por la zona y tomar un café en la cafetería Bideluze, junto al parque de la plaza de Guipúzcoa, nos dirigimos a la Catedral del Buen Pastor, construída a finales del S. XIX en estilo neogótico. Es muy parecida a las que vimos en Francia este verano y un buen lugar para finalizar el paseo.
Comienza a anochecer (son más de las 7) y decidimos volver al apartamento para cambiarnos para la cena. No queremos complicarnos mucho la vida esta noche y, tras tomar unos pintxos espectaculares en el restaurante Mandrágora, acabamos cenando en un cercano Telepizza. Ha sido un día largo y antes de las once decidimos dar por terminada la jornada. Mañana nos espera la jornada estrella de este puente.