Buenas, este diario va dirigido a todos aquellos que investiguen una ruta de unos 23 días algo cañera, pero que permite conocer bastante bien unos pocos lugares que son una pasada.
No pensaba escribir este diario porque en el foro ya hay bastante información sobre estos destinos, y no sé si puedo aportar gran cosa a futuros viajeros, pero al final, y aunque es posible que se me hayan
olvidado algunos (bueno, vale, bastantes) datos prácticos, me he animado a escribirlo, para preservar
las sensaciones que me produjeron los distintos sitios en los que estuvimos y de paso transmitirlos a quien quiera leer. Así, que antes de que la memoria me juegue una mala pasada y vaya escondiendo allá en sus profundidades los maravillosos recuerdos de este viaje, voy a plasmarlos, para que así perduren, para mí y para quienes pueda interesar. Amén.
El viaje lo iniciamos el 23 de junio de 2017 y la ruta que hicimos fue la siguiente:
Día 1 Salida España
Día 2 llegada a Singapur.
Días 3 y 4 Singapur.
Día 5 vuelo Singapur- Kuching.
Día 6 Excursión a Semmengoh.
Día 7 y 8 Parque Nacional de Bako
Día 9 Vuelo de Kuching a Kota Bahru. Traslado a Perhentians
Día 10-13 Perhentians
Día 14 vuelo de Perhentians a Kuala Lumpur.
Día 15 Vuelo Kuala Lumpur a Bali
Días 16 a 20 Bali
Día 21 Bali-Singapur
Día 22 Singapur
Día 23 Vuelta a España
No pensaba escribir este diario porque en el foro ya hay bastante información sobre estos destinos, y no sé si puedo aportar gran cosa a futuros viajeros, pero al final, y aunque es posible que se me hayan
olvidado algunos (bueno, vale, bastantes) datos prácticos, me he animado a escribirlo, para preservar
las sensaciones que me produjeron los distintos sitios en los que estuvimos y de paso transmitirlos a quien quiera leer. Así, que antes de que la memoria me juegue una mala pasada y vaya escondiendo allá en sus profundidades los maravillosos recuerdos de este viaje, voy a plasmarlos, para que así perduren, para mí y para quienes pueda interesar. Amén.
El viaje lo iniciamos el 23 de junio de 2017 y la ruta que hicimos fue la siguiente:
Día 1 Salida España
Día 2 llegada a Singapur.
Días 3 y 4 Singapur.
Día 5 vuelo Singapur- Kuching.
Día 6 Excursión a Semmengoh.
Día 7 y 8 Parque Nacional de Bako
Día 9 Vuelo de Kuching a Kota Bahru. Traslado a Perhentians
Día 10-13 Perhentians
Día 14 vuelo de Perhentians a Kuala Lumpur.
Día 15 Vuelo Kuala Lumpur a Bali
Días 16 a 20 Bali
Día 21 Bali-Singapur
Día 22 Singapur
Día 23 Vuelta a España
Primera Etapa Singapur
Singapur es una ciudad que nos alucinó. Había leído mucho sobre ella y sé que tiene algunos detractores porque es un Asia descafeinada (dicen), pero a mí no me pareció nada de eso. Si, es cierto,en Singapur no huele a alcantarilla como en Bangkok, pero tiene su barrio indio y su barrio chino, sus food Courts y sus Hackers que te transportan a lugares que son cien por cien Asia; sí, es verdad, enSingapur está prohibido comer chicle, o eso he leído, que carteles no vi, y nadie tira las colillas al suelo,que está tan limpio como el de muchas casas, pero eso no creo que sea nada malo; y sí, es cierto, en el metro van poniendo a modo de publicidad carteles un tanto infantiles y ridículos para nuestras todopoderosas mentes occidentales, que explican continuamente normas de civismo y convivencia, como dejar sentar a las personas mayores o con niños, no comer dentro de los vagones, y otras muchas que socializan a los singapurenses desde la cuna, pero a mí me da igual, el hecho es que son una gente encantadora, educadísima y además, cariñosos con los extranjeros. Quizás, lo mejor deSingapur es su gente, y ya digo, que nos ha encantado la ciudad.
Nada más llegar, ya fuimos recibiendo muestras de su amabilidad. Llegamos al aeropuerto a las 7 de la tarde, y como siempre que aterrizamos en un lugar nuevo, si podemos, preferimos buscarnos la vida con el transporte público para llegar al hotel. Aunque a alguno le pueda parecer un tanto masoquista,para mí no hay mejor manera de sumergirse en la nueva cultura que hacerse con la nueva moneda,pelearse con las máquinas del metro y comenzar a estudiar el mapa.
Para llegar del aeropuerto al centro, y después de cambiar el dinero justo, sacamos las tarjetas del metro. El MRT en Singapur conecta todos los lugares que hay que ver y también el aeropuerto y aunque nosotros somos de los que pateamos lo que no está escrito, la tarjeta MRT es imprescindible para aprovechar el tiempo al máximo y alcanzar los barrios más alejados. Las tarjetas se compran en las garitas del metro y luego se rellenan en las máquinas cuando se acaba el saldo
. En las máquinas hay que indicar el lugar al que se quiere ir y va descontando. La línea que va del aeropuerto de Changi al centro de la ciudad es la línea East West Line (línea verde). Nuestro hotel estaba muy cerca de Clark Quay, así que había que bajarse en 14 paradas, Outram Park y coger la línea morada dirección norte,dos paradas y bajarnos en Clarke Quay (parada 5). Eso pensábamos nosotros, cuando a las dos paradas de haber iniciado nuestra primera ruta en metro, se nos aproximan varias personas de las que estaban cerca nuestra en el vagón y casi nos obligan a salir. Aunque no entendíamos mucho el por qué insistían en que nos bajáramos, luego entendimos que la línea verde que viene del aeropuerto hace un recorrido muy raro y hay que bajarse en dos paradas, en Tanah Merah, porque el tren se bifurca y tira para otro lado y hay que coger un nuevo tren también línea verde, para llegar al centro. El nuevo tren que hay que coger sale del mismo andén, de la vía contigua, así que no hay que andar nada, solo bajarse y esperar al nuevo tren. Ahí ya pudimos ver el primer detalle que nos mostraría lo maja que es esta gente. Estaban todos pendientes de nosotros, de que no nos fuéramos a quedar en el tren equivocado. Me sabe mal decirlo, pero si es Madrid, ya habríamos acabado en Leganés.
Al bajar del metro nos pusimos a buscar nuestro hotel y nos llevamos una nueva sorpresa al preguntar cómo llegar. Fue gracioso cuando veo a una pareja de viejecitos cogidos del brazo paseando y me aproximo. Entonces mi churri me canta: “A esos no, que no hablan inglés, mejor a alguien joven.” Pero yo ya tenía a la pareja encima y no les podía hacer el feo......Y he aquí que la señora, más mayor que mi abuela, y con cara de china, se nos pone a dar explicaciones en un inglés que ya me gustaría a mí.
Raro, raro..... Luego supimos que en Singapur todo el mundo habla tres lenguas estupendamente y que la enseñanza no es sólo obligatoria, sino espectacular. Pues eso, que no será Asia, pero a quién le importa. ....
Raro, raro..... Luego supimos que en Singapur todo el mundo habla tres lenguas estupendamente y que la enseñanza no es sólo obligatoria, sino espectacular. Pues eso, que no será Asia, pero a quién le importa. ....
La zona donde aterrizamos, Clark Quay, nos pareció guapísima. Era ya tarde, con todas las luces encendidas. Se veía el río atravesado por un puente y los márgenes llenos de bares, gente sentada en los escalones, barcos iluminados, algunos eran barcos restaurantes y un montón de ambiente.
En el muelle de Clark Quay se puede coger un River cruise y hacer un recorrido en bote. Cuesta 25dólares adulto y 15 niño. Aunque un poco caro, al atardecer tiene que ser un planazo, con lo precioso que se pone cuando empieza a caer la noche. Lo tenía previsto, pero al final nos liamos y no lo llegamos a hacer. El día de llegada, a poco nos dio tiempo, paseito para tomar algo cerca del hotel y a descansar.
En el muelle de Clark Quay se puede coger un River cruise y hacer un recorrido en bote. Cuesta 25dólares adulto y 15 niño. Aunque un poco caro, al atardecer tiene que ser un planazo, con lo precioso que se pone cuando empieza a caer la noche. Lo tenía previsto, pero al final nos liamos y no lo llegamos a hacer. El día de llegada, a poco nos dio tiempo, paseito para tomar algo cerca del hotel y a descansar.
L
os dos días siguientes no paramos. En total íbamos a pasar en Singapur tres días completos, y un medio día: dos al inicio de nuestro viaje y uno y medio al final. Queríamos reservar un día para llevar aHugo, nuestro hijo de 9 años a Universal Studios en la isla de Sentosa. Así que sólo dos días completos y medio para conocer la ciudad. No es demasiado, pero suficiente para hacerse una idea bastante certera.
Las zonas que más o menos pateamos fueron: Clark Quay, Barrio chino, barrio indio, algo del distrito financiero, la zona de la bahía por el lado del Marina Bay, y por el lado contrario, donde está el hotel Raffles y el Merlion, jardines Gardens by the bay y jardín botánico.
Nos pegamos una pateada bestial y vimos mucho, aunque alguna cosa se nos quedó en el tintero,sobre todo por culpa del tiempo, que nos falló un poco. Excusa perfecta para tener que volver.......
[align=justify]El mayor chaparrón de nuestra estancia nos coincidió con la mañana del primer día completo enSingapur, que teníamos reservada para Little India. En principio, el planning era por la mañana Little India y por la tarde Chinatown, pero a media mañana y con un aguacero bestial que caía, tuvimos que optar por sacrificar Little India y dirigirnos a Chinatown para, al menos, intentar completar algún recorrido. Llovía como sólo he visto llover en Asia. Para que luego digan ........De Little India, poco pudimos ver, alguna fachada de algún templo hindú, en concreto el Sri Veeramakaliamman. Y nos perdimos los maravillosos olores a comida hindú sobre los que había leído en algún blog de viajes....
Pero calados hasta los huesos, luchando para no resbalar con las chanclas (ejem, sí, íbamos con chanclas), sin paraguas, con la melena pegada en la cara y el enano igual de calado, que con la que caía ni chubasquero ni “na de na”, y con sus chanclas hawaianas verdes, la verdad que mucho templo no vimos, y oler, oler, olía a lluvia, casi como en Galicia. Nos metimos en los grandes almacenes, que son otra de las atracciones de la zona, el Mustafá Center, sobre todo a ver si escampaba y para pillar
unos paraguas. Los almacenes casi tampoco eran asiáticos, “cienes y cienes” de objetos de lo más variopinto, todo “arrejuntao” a más no poder, con pasillos super estrechos y las cosas más raras.
[/align]Pero calados hasta los huesos, luchando para no resbalar con las chanclas (ejem, sí, íbamos con chanclas), sin paraguas, con la melena pegada en la cara y el enano igual de calado, que con la que caía ni chubasquero ni “na de na”, y con sus chanclas hawaianas verdes, la verdad que mucho templo no vimos, y oler, oler, olía a lluvia, casi como en Galicia. Nos metimos en los grandes almacenes, que son otra de las atracciones de la zona, el Mustafá Center, sobre todo a ver si escampaba y para pillar
unos paraguas. Los almacenes casi tampoco eran asiáticos, “cienes y cienes” de objetos de lo más variopinto, todo “arrejuntao” a más no poder, con pasillos super estrechos y las cosas más raras.
Pillamos los paraguas, un imán para la nevera (sí, soy así de friky. Qué le voy a hacer....) y varias cosas para picotear y cuando acabó el aguacero, a media mañana, y ya caían las últimas gotas anunciando que ya estaba bien de lluvia por hoy, decidimos probar más suerte en Chinatown, salimos del almacén y pillamos el metro.
Chinatown nos deparó suerte infinita, ya que al salir del metro, dejó de llover y se vieron los primeros rayos de sol. Entre el sol y los alegres farolillos rojos y amarillos de la Calle Pagoda Street, la primera impresión no pudo ser mejor. La calle Pagoda Street es muy animada, llena de puestecillos varios.
Chinatown nos deparó suerte infinita, ya que al salir del metro, dejó de llover y se vieron los primeros rayos de sol. Entre el sol y los alegres farolillos rojos y amarillos de la Calle Pagoda Street, la primera impresión no pudo ser mejor. La calle Pagoda Street es muy animada, llena de puestecillos varios.
Curiosamente en el barrio chino está el templo hindú más bonito de Singapur. Eclecticismo total. Este templo es Sri Mariamman, templo al mas puro estilo hindú con unos techos espectaculares llenos de esculturas muy coloristas. Además, tuvimos la suerte de que en el patio, mientras disfrutábamos del templo, había dos músicos ensayando, uno con un sitar y el otro con otro instrumento indio de percusión. Nos amenizaron de lujo la visita al templo. Fantástico!
De allí llegamos primero a un templo budista muy chulo, el Thian Hock Keng Temple, templo pequeñito,que resulta ser el más antiguo de Singapur y luego al más afamado Buda Tooth Relic Temple, templo también budista, precioso, todo de madera tallada. Recogido, oscuro. Contraste total con el colorista templo hindú que acabábamos de visitar a tan sólo unas manzanas. En el templo había bastante gente haciendo ofrendas. Una señora arrodillada tiraba una especie de dados y miraba como caían. Mi ignorancia sobre la cultura budista no me permite explicar de qué iba la guerra, pero observar a la gente viviendo su religión resulta muy interesante.
Después del último templo budista, cambiamos de barrio y nos dirigimos al Distrito Financiero, en el que había leído que había un Food Court, que era el lugar en el que mejor se comía de Singapur.
Anduvimos un poco por allí entre los altos rascacielos que podrían pertenecer a cualquier ciudad americana o europea hasta que llegamos al edificio en el que está el Lau Pa Sat. El Lau Pa Sat, resultó una alternativa muy buena, barata y divertida. Los food courts o Hawkers son una especie de mercados en donde todos los puestos son de comida y en los pasillos sólo hay mesas para sentarse a comer.
Nada “fisno”. Nada de mantel ni cubiertos de plástico y cada uno se lo lleva a su mesita, pero todo muy rico, variado y a precio más o menos “asiático”. Uno se da una vuelta por los puestos, escoge lo que le apetezca y se lo come allí mismo. En Malasia volvimos a ver esta fórmula muchas veces. La verdad es que es la forma más divertida de comer, porque ves un montón de comidas distintas y vas probando según lo que tenga mejor pinta.
Cuando terminamos, nos dirigimos pateando hacia la bahía y vimos por primera vez lo que es elSingapur moderno. Absolutamente espectacular. En la zona de la bahía hay muchos edificios con una arquitectura increíble, con unos diseños que ya le gustaría a Calatrava. La bahía, los barcos, los impresionantes edificios iluminados y sus reflejos en el agua. El resultado te deja con los pelos de punta. Además, llegamos a tiempo para el espectáculo de luces y sonido que proyectan una vez cae la noche en la bahía, sobre el agua. Se ve desde una plataforma escalonada de madera y en ese entorno es mágico.
El segundo día teníamos pensado ir a Universal Studios, pero con la experiencia en Little India del día anterior, me dio por mirar la previsión del tiempo. Daban lluvias a todas horas, así que convencí al peque para dejar Universal Studios para el final del viaje, como final de fiesta, porque ir al parque de atracciones diluviando no tenía mucho sentido. ¡Craso error! El caso es que nos hizo un segundo día espectacular. Ni una gota. Disfrutamos mucho de todo este segundo día, pero luego no tuvimos suerte con el tiempo el día reservado para Universal Studios. En fin, está claro que el clima en el sudeste asiático es completamente impredecible. Vale más no consultar el tiempo en el móvil y tirar unos dados de madera en el templo chino.
Así que el segundo día lo dedicamos al jardín botánico por la mañana y por la tarde, nuevamente a la bahía, pero esta vez desde el lado contrario, desde el Marina Bay. El jardín botánico es como un parque público, lleno de plantas exóticas, donde la gente va a pasear y a pasar el día. Hacen picnics en el césped, y también en unos templetes repartidos por todo el parque. La familia que llega primero se hace con su templete para montar su fiestecilla particular. Muy curioso. El lugar merece mucho la pena. Está super cuidado y es muy bonito, con plantas y flores autóctonas, pero creo que lo que más me gustó es poder observar a la gente, sobre todo a las mujeres hindúes que habían salido de paseo con sus mejores saris, en un día que era festivo, y en aquel entorno de verde y flores, resultaba un cuadro de lo más pintoresco y bonito.
Al salir del jardín botánico, salimos por una puerta distinta de por donde entramos. El jardín es enorme y resulta que sólo hay una boca de metro que da acceso al jardín, de forma que si se sale por otra puerta, toca dar la vuelta a todo el perímetro del parque. Así que no nos quedó otra que ponernos a caminar y caminar. A una parejita joven que nos vio le debimos dar pena y se pusieron a preguntarnos que si estábamos perdidos y que a dónde queríamos ir. Acabamos subidos con ellos en un autobús que nos devolvía al centro. Cuando les dijimos que por lo pronto, sólo queríamos ir a comer, se bajaron en la misma parada en la que nos hicieron bajar a nosotros y nos acompañaron andando a la zona en la que, según su entender, mejor se come de Singapur. Vamos,imposible encontrar gente más amable. La zona que nos indicaron para comer era una zona de puestos con mesas en la calle de diferentes tipos de comidas del mundo que está en la zona de los centros comerciales. Llegamos tarde y ya estaban cerrando, así que no sé si se comía realmente bien allí.
Acabamos comiendo regular en un restaurante chino del centro comercial.Por la tarde volvimos a patear la zona de la bahía, fuimos a ver el famoso Merlión, fuente con forma mitad León y mitad Pez, emblema de Singapur y nos hicimos las típicas fotos guiris, simulando que el chorro de la fuente nos caía en la boca. En fin, cosas del turistear....
Después, seguimos andando hasta el famosísimo hotel Marina Bay. Por fuera es una pasada. Con su forma de barco futurista iluminado, más que un barco parece una nave espacial de Star Wars. Desde arriba se ven los famosos jardines Gardens By The Bay con sus árboles gigantes, que es otro espectáculo. Había leído que para subir, había que coger el ascensor de la torre 3 y pagar 18 euros, o comer en un restaurante mega carísimo, el Kudeta, de la misma torre. Pero, hete aquí que di con un forero samaritano que dio una información muy útil, que es que, en otra torre, en la uno, hay un bar en el piso 57 al que se puede subir gratuitamente y tomar algo o apuntaba también este forero, la posibilidad de subir sólo a ver la vista sin consumir. A mí en principio, esto me parecía un poco heavy. Como que no me veía con mis dos chicos echándole tanta jeta, y diciéndole al camarero: “Sólo venimos a mirar”, pero una vez en el piso 57 mi instinto Tío Gilito, me dijo que de allí salía gratis. (je, je). Bueno no, no puedo atribuirme tanto mérito. Lo cierto es que el bar estaba cerrado. Pero más a nuestro favor, porque al salir del ascensor, siguiendo de frente hay una pequeña terracita con unas vistas alucinantes. Se ve el mar con una barbaridad de barcos enormes de mercancías atracados hasta donde no alcanza la vista y abajo los famosos jardines con sus árboles gigantes.
A ver, para que nadie se pierda: esto es Torre 1, piso 57. En el ascensor es posible que nos
encontremos con gente con su albornoz blanco y toalla a juego en la cabeza a lo maruja en día de domingo. No pasa nada, nosotros a lo nuestro. Salir del ascensor. Si miramos a la izquierda nos encontramos con una cadena que da acceso a la famosa infinitive Pool, donde un amable empleado del hotel nos invitará a alejarnos de allí rápidito, si miramos a la derecha según salimos del ascensor,tenemos el bar que nos encontramos cerrado con todo el lateral y la puerta de entrada acristalados y si seguimos de frente y caminamos cinco pasos, bajamos tres escaloncitos, y Voila! Terraza escondida sólo para nuestro disfrute particular.
encontremos con gente con su albornoz blanco y toalla a juego en la cabeza a lo maruja en día de domingo. No pasa nada, nosotros a lo nuestro. Salir del ascensor. Si miramos a la izquierda nos encontramos con una cadena que da acceso a la famosa infinitive Pool, donde un amable empleado del hotel nos invitará a alejarnos de allí rápidito, si miramos a la derecha según salimos del ascensor,tenemos el bar que nos encontramos cerrado con todo el lateral y la puerta de entrada acristalados y si seguimos de frente y caminamos cinco pasos, bajamos tres escaloncitos, y Voila! Terraza escondida sólo para nuestro disfrute particular.
En la terraza hay unos escaloncitos en los que nos sentamos a esperar a que anocheciera y la noche se cubriera de mil luces y así nos despedimos por el momento de esta ciudad que tanto nos había gustado,ya que al día siguiente nos esperaba nuestra siguiente etapa del viaje: ¡El Borneo malasio! Tampoco pintaba nada mal.......