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BUDA
BUDA
Cúpula de las Termas Gellert
Sábado 2 de Junio, 2018
Nos despertamos al alba, con la primera luz del día, con el canto de la sirena, el del gallo y el mugido de la vaca lechera que no es que se escuchasen realmente pero queda muy bonito para comenzar una nueva etapa de diario. Ni siquiera desayunamos: Cogimos directamente los trajes de baño y cogimos un taxi para ir a las Termas Gellért ( www.gellertbath.com/ ) que están al otro lado, atravesando el Puente de la Libertad, que a esas horas no tenía tanto tráfico. Nos dimos este madrugón porque queríamos una relajante estancia en las termas con poca gente a nuestro alrededor y creo que acertamos. A eso de las 8 ya estábamos ahí. La entrada al edificio tiene unos interesantes relieves.
Relieves de la entrada del Balneario Gellert
Pagamos en la taquilla 6200 florines por persona por la entrada incluyendo cabina privada para cada uno. Te dan una pulserita que te permite pasar la barrera de entrada y acceder a la cabina que te asignen. Pasamos por el mostrador donde se alquilan toallas y al agua patos.
- ¡¡ He olvidado en casa el tablero y las fichas de ajedrez necesarios para el postureo de piscina húngara. !! -bromeé.
- ¡¡ Eres un desastre: No se te puede enconmendar nada !!
Termas Gellért
Se conoce la existencia de aguas medicinales procedentes del monte Gellért desde el siglo XIII. En la época medieval hubo aquí un hospital. Los turcos aprovecharon también estas aguas para construir unos baños utilizando las "mágicas aguas" de éste manantial durante los siglox XVI y XVII en su balneario llamado Sárosfürdő, que significa "aguas embarradas" ya que había barro mineral en el fondo de sus piscinas. El edificio actual se construyó entre 1912 y 1918 en estilo Art Nouveau Secesionista. Incluso estuvo abierto durante la II Guerra Mundial aunque la piscina de mujeres de estilo Art Nouveau y con una fachada con cerámicas y pyrogranito de Zsolnay fue destrozada por las bombas así como las cabinas de madera. Después de la II Guerra Mundial este balneario fue rediseñado de una manera más puritana pero en el 2008 fueron reconstruídos acercándose más al estilo original.
Termas Gellért
Es un sitio fantástico. Me sumergí en la piscina caliente (agua a 40ºC) y por otra caliente pero no tanto (36ºC). Muy relajante. Pasé también por la famosa piscina templada rodeada de columnas (la del famoso anuncio de Danone) y luego pasé las piscinas exteriores también de distintas temperaturas. Estuve un buen rato en la sauna a 90ºC y justo después a punto estuve de hacer la gran bilbainada de sumergirme directamente en un mega-barreño que hay de agua a temperatura gélida, pero cometí el error de meter primero solo un pié y ... ¡¡¡Aaayyyyy... !!!... Me eché para atrás así que decidí ir a una piscina calentita de chorros que había al lado y eso fue el "no va más". Me encontré aquí con una de mis acompañantes ("¡Anda, Salus! ¿Cómo así por aquí?). Chorros en el cuello, en los pies, en la zona lumbar... Me hubiese quedado ahí todo el día... Y eso que no me apunté a ninguno de los tratamientos o masajes que tienen (...y que encarecerían más la experiencia, claro).
Termas Gellért
Yo me traje mi propio gel de ducha que dejé en mi cabina, así que finalmente me duché y salimos para ir al apartamento, desayunar y volver de nuevo a Buda haciendo una parada en el mercado cubierto llamado Nagycsarnok, que no me pareció nada del otro mundo. En la salida pillamos un taxi que nos subiese hacia la parte superior de Várhegy o Colina del Castillo. Hay que decir a este respecto que nos costó varios intentos encontrar un taxista honesto que no quisiese clavarnos la friolera de 25 € por subirnos a la colina del castillo: Sí: 25 €: Más que un taxi desde Budapest al Aeropuerto. La impresión que tengo es que cuando se busque un taxi, hay que mirar en la puerta que diga si es freelance o, si por el contrario, es un taxista que trabaja para una empresa de taxis. Por lo general, los que trabajan por cuenta ajena son más baratos y fiables aunque, por supuesto, hay excepciones...
Várhegy - Castillo de Buda
El taxi nos dejó en la Szent György tér y de ahí nos fuimos andando al Bastión de los Pescadores. Llegamos a taquilla y nos dijeron que la Iglesia de San Matías estaba cerrada todo el día Así que nos quedamos con las ganas de visitarla por dentro. Pagamos la entrada al Bastión. No era mucho, pero me pareció un poco descaro cobrarnos por admirar las vistas desde ahí. Es de estilo neogótico al que le falta el paso de unos cuantos siglos para parecer genuíno. Ahora es demasiado perfecto, aseado y pulimentado. Son siete turretas -una por cada tribu fundadora de Hungría- de tejado cónico. Las vistas de Pest son fantásticas. Fue construído a principios del siglo XX.
Buda: Bastión de Pescadores con San Esteban a caballo
Procedimos después a pasear por Várhegy pasando por el pequeño oratorio judío y la Puerta de Vienna. Comimos un tentempié en una mini-cafetería que tenía cuatro mesitas en un patio y seguimos por Országház u. admirando casas, puertas, ventanas, plazas, tejados y aprendiendo de las estatuas.
Algunos tejados de Budapest tienen diseños asombrosos
Calles de Buda
Ventanas de Buda
Márton Lendvay (1807-1858), actor. Nacido en Rumanía, aunque de nacionalidad húngara. Comenzó de pueblo en pueblo con una troupe hasta terminar trabajando para el Teatro Nacional de Pest hacia 1837. Era especialmente bueno en roles dramáticos y en obras de Shakespeare, como Otelo o Ricardo III. Tenía además una hermosa voz que le permitió actuar en óperas y obras de teatro costumbristas que combinaban música, danza y drama con su estilo clásico pero al mismo tiempo siguiendo la tendencia romántica de su tiempo.
Ferenc Erkel (1810-1893) compositor húngaro. Fue el padre de la gran ópera húngara, escrita principalmente sobre temas históricos, que aún siguen interpretándose en Hungría. También compuso la música de Himnusz, el himno nacional , que se adoptó en el año 1844. Compuso por otra parte la danza de significado nacional húngaro "Palotás" cuyo tema gira altrededor de la gloría de los generales húsar.
Ferenc Móra (1879-1934), tocó muchos palos: Fue escritor, periodista, arqueólogo y museólogo. Comenzó escribiendo versos, poemas y composiciones narrativas. En sus relatos y novelas es uno de los representantes más sensibles de la indefensión del campesinado. Un excelente don narrador, un humor sereno y un estilo húngaro mundano cercano al lenguaje corriente caracterizan su prosa. Como publicista critica irónicamente y con valentía las injusticias y ambigüedades de la época de Miklós Horthy (regente de Hungría desde 1920 hasta 1944).
En 1905 conoce en Szeged a Lajos Pósa, quien dirige su atención hacia la literatura juvenil. A partir de 1905 escribe en el periódico infantil "Az Én Újságom", hasta 1922 más de 1000 de sus escritos aparecen aquí. Sus obras juveniles, cuyo inspirado material se basa en sus vivencias infantiles, han hecho de él un clásico de la literatura juvenil. Traba estrecha amistad con Gyula Juhász. Sus obras se han traducido a varias lenguas extranjeras entre las que no se encuentra el castellano todavía.
(Información extraída de Wikipedia: es.wikipedia.org/ ..._M%C3%B3ra
El calor era sofocante así que entramos en una cafetería para tomar una cerveza y relajarnos un poco para continuar cruzando la Plaza de San Jorge y por delante del enorme edificio neoclásico del Palacio Real que alberga dos museos y la Biblioteca Nacional, todos ellos cerrados ya a esas horas de la tarde. Seguimos admirando las magníficas vistas.
Tres puentes sobre el Danubio:
Puente de Isabel (Erszébet híd), Puente de la Libertad (Szabadság híd) y Puente Petöfi (Petöfi híd)
El cielo se estaba poniendo muy negro y empezó a correr un ventarrón muy sospechoso. No queríamos que la tormenta nos pillase ahí donde no hay ni un bar ni otro sitio donde resguardarse, así que bajamos al Danubio, cruzamos el Puente de las Cadenas y nos dirigimos hacia la zona de la Basílica de San Esteban y fué justo ahí donde comenzó a llover intensamente, así que entramos a una de las cafeterías cercanas para tomar unas birras "Soproni" del país. Jaimita vino del baño:
- No os perdáis la decoración de los lavabos. Es increíblemente hortera. -dijo.
Así que allí que me fuí. Tremendo: Dejo foto:
¡ Esa tela de color púrpura con pliegues...! ¡Esos billetes antiguos! ¡ Esas fotos de los bisabuelos del ayudante de cocina...! ¡ Ese mechero Zipo...! ¡ Las libretas y la caja de crema Nivea...! ¡ Esas placas con nombre grabado...! Yo quiero un lavabo así en mi casa, aunque añadiéndole el toque hispano-casposo: una cajetilla de Ducados o la vitola de un Farias junto con unas cuantas hojas secas bajo el cristal. Este lavabo por si solo justifica un viaje a Budapest. Lo malo es que no recuerdo el nombre del café restaurante donde estuvimos pero es uno de esos situados entre la Basílica de San Esteban y la Plaza Kossuth.
Dejó de llover y recorrimos la zona para buscar un restaurante donde cenar. En ello estábamos cuando pasamos por delante de una curiosa estatua en la que hay un hombre sobre un puente: Se trata de Imre Nagy. Ojo al pasar por el puentecito, que la superficie es muy resbaladiza.
Imre Nagy (1896-1958), político de procedencia campesina que abrazó la ideología marxista, formó parte del gobierno de Béla Kun en 1919 y nuevamente a partir de 1944 tras la derrota de los nazis como ministro de Agricualtura, de Interior y presidente de la Asamblea Nacional. Debido a su postura crítica hacia el partido respecto a su política agraria, fue expulsado. Regresó como primer ministro tras llevar a cabo públicamente un "mea culpa", pero a causa de su relajación y apertura política y económica levantó sospechas de nuevo: Los soviéticos veían con recelo sus reformas y la inestabilidad que éstas traían hasta que decidieron intervenir con sus tanques en 1956. Nagy fue sentenciado a pena de muerte y ejecutado en 1958.
Estuvimos en un restaurante cercano, cuyo nombre tampoco recuerdo. Al salir ya era de noche y paseamos por la zona para disfrutar de las vistas del Parlamento, de Buda, del Puente de las Cadenas, etc. iluminados.
Budapest la Nuit: el Parlamento
Budapest la Nuit: Puente de las Cadenas y Palacio Real
Finalmente nos fuimos al apartamento andando a hacer la maleta, recoger y dormir. A las 6.30 de la mañana nos esperaba un taxi en la puerta a la Salus y a mí para llevarnos al Aeropuerto Ferenc Liszt. Lo reservamos a una empresa llamada Shuttle Budapest que por 6400 florines (unos 20 €) nos llevaba hasta la puerta de la terminal. Allí apareció a la mañana siguiente como un clavo. Su conducción, aprovechando que era un domingo a la madrugada, fue salvaje. A pesar del poco tráfico, hizo un par de adelantamientos en curva cerrada y linea continua. Le llamamos la atención: No nos entendió o no nos quiso entender. La curva de acceso al aeropuerto tiene una señal de velocidad limitada a 40 kms/hora. El la hizo a 90 kms/h. Nos dejó en la puerta. Le pagamos el dinero justo (ni un florin de más), cogimos el equipaje y salimos por patas para alejarnos lo más posible de ese kamikaze. Hice una foto del coche con mi móvil y envié un email a la empresa para quejarme de su conducción. Ni que decir tiene que no me han hecho ni caso...