Día 3. Viernes 23 de agosto
Las primeras luces del astro rey aparecen muy pronto en el horizonte nipón para las horas a las que estamos acostumbrados los españoles, adelantándose en general los horarios respecto a los que manejamos en el país patrio. Por ello, y para intentar evitar los desplazamientos en la temible hora punta, hay que planificar siempre muy bien los desplazamientos que se vayan a realizar en transporte público, en especial con los trenes. En nuestro caso, y como también notábamos aún el cansancio del viaje en avión, decidimos empezar la ruta a las 9 de la mañana, cuando ya la afluencia de gente empieza a descender. Como el check-out suele realizarse bastante pronto en Japón (antes de mediodía), aprovechamos el servicio que ofrecía el hotel de guardaequipajes mientras visitábamos la ciudad durante toda la mañana.
La primera parada de la ruta era el Castillo de Osaka, localizado a seis paradas de metro de la estación del hotel con la línea Nagahoritsurumiryokuchi (color verde olivo). Hay que destacar que las estaciones de metro y tren suelen disponer en ocasiones de multitud de accesos, diferenciados mediante números y letras, y por tanto puede resultar confuso en ocasiones el orientarse. De forma similar, todas las estaciones están denominadas por letras y números, relacionadas con la línea de la que forman parte (normalmente la inicial) y el número que ocupan en esa misma línea. Empezaríamos a utilizar el pase de 1 día, por lo que lo único que debe hacerse es pasar el billete por la canceladora y quedará registrada la fecha de validez de ese día, pudiendo utilizar el metro a partir de entonces durante esa jornada.
En este caso, en la estación de Osaka Business Park (N21), deberemos buscar la salida 2 y nada más salir dirigirnos a la derecha para llegar hasta el puente Shinshigino, desde el que podrá observarse la silueta del castillo elevándose sobre una arboleda. Aquí empezaríamos a conocer el clima veraniego en el país oriental, donde nos llovería de manera intermitente durante todo el día.
La primera parada de la ruta era el Castillo de Osaka, localizado a seis paradas de metro de la estación del hotel con la línea Nagahoritsurumiryokuchi (color verde olivo). Hay que destacar que las estaciones de metro y tren suelen disponer en ocasiones de multitud de accesos, diferenciados mediante números y letras, y por tanto puede resultar confuso en ocasiones el orientarse. De forma similar, todas las estaciones están denominadas por letras y números, relacionadas con la línea de la que forman parte (normalmente la inicial) y el número que ocupan en esa misma línea. Empezaríamos a utilizar el pase de 1 día, por lo que lo único que debe hacerse es pasar el billete por la canceladora y quedará registrada la fecha de validez de ese día, pudiendo utilizar el metro a partir de entonces durante esa jornada.
En este caso, en la estación de Osaka Business Park (N21), deberemos buscar la salida 2 y nada más salir dirigirnos a la derecha para llegar hasta el puente Shinshigino, desde el que podrá observarse la silueta del castillo elevándose sobre una arboleda. Aquí empezaríamos a conocer el clima veraniego en el país oriental, donde nos llovería de manera intermitente durante todo el día.
Tras cruzar el puente, hay que dirigirse a la izquierda, donde a unos 150 metros se llega a una de las puertas de entrada al recinto del castillo, de nombre Aoyamon, y que permite atravesar el primero de los fosos. Nos recibirá una explanada de grava a la derecha que habrá que recorrer para llegar hasta el puente Gokurakubashi, uno de los dos que permite atravesar el foso interior. Al atravesarlo, el castillo se alzará ante nosotros.
Tras rodear el castillo y recorrer una serie de escaleras y terrazas, se llegará a la explanada principal situada delante del acceso principal. El pase Yokoso ofrece también algunos descuentos en muchas atracciones y actividades que pueden realizarse en Osaka, entre las que se encuentra el Castillo. Así que, tras comprar las entradas con descuento, procedemos a recorrer las diferentes plantas de que dispone el edificio, que albergan un museo dedicado a la historia del propio castillo y su relación con la de Osaka. La última planta actúa también como mirador, desde el que se tiene una vista 360º de la ciudad. Visita bastante recomendable como toma de contacto con los castillos japoneses, aunque se trate de una reproducción del original.
Una vez visitado el castillo, nos dirigimos hacia el exterior del recinto, atravesando de nuevo dos puentes y la puerta Otemon. Nuestra siguiente parada del recorrido era el templo Shitennō-ji, así que cogimos el metro en la estación Tanimachiyonchome (T23), bajando en la tercera estación de la línea Tanimachi (color púrpura), Shitennōji-mae Yūhigaoka (T26).
Saliendo por el acceso 4, habrá que seguir recto por una calle durante unos 350 metros. Justo a la izquierda encontraremos un torii de piedra dándonos la bienvenido a los terrenos del templo, considerado en ocasiones como el primer templo budista de Japón construido por el gobierno. Justo detrás nos encontraremos con la puerta Gokurakumon.
Una vez visitado el castillo, nos dirigimos hacia el exterior del recinto, atravesando de nuevo dos puentes y la puerta Otemon. Nuestra siguiente parada del recorrido era el templo Shitennō-ji, así que cogimos el metro en la estación Tanimachiyonchome (T23), bajando en la tercera estación de la línea Tanimachi (color púrpura), Shitennōji-mae Yūhigaoka (T26).
Saliendo por el acceso 4, habrá que seguir recto por una calle durante unos 350 metros. Justo a la izquierda encontraremos un torii de piedra dándonos la bienvenido a los terrenos del templo, considerado en ocasiones como el primer templo budista de Japón construido por el gobierno. Justo detrás nos encontraremos con la puerta Gokurakumon.
La entrada al templo incluye la visita de la pagoda de cinco pisos, bastante estrecha en sus pisos superiores, y de varios pabellones situados aledaños a la misma. Se trata de una visita interesante, donde se pueden observar algunos tesoros e imágenes del templo conservados.
Tras realizar la visita, nuestra próxima parada era la zona de Ebisuhigashi, a la que podremos llegar andando todo recto al salir por el torii de piedra durante unos 10 minutos. En este barrio se ubica la torre Tsūtenkaku, famosa por su forma similar a la de la Torre Eiffel, alrededor de la cual se encuentran calles repletas de restaurantes y locales con carteles luminosos variopintos. Aprovechamos para hacer una pequeña compra de galletas en una tienda situada justo al lado de la torre, ya que el desayuno había desaparecido del estómago hacía ya un buen rato y previendo que comeríamos algo más tarde, necesitábamos ingerir algo.
Al final del paseo central se halla el edificio Spa World, donde se pueden hallar varios pisos con salas de spa decoradas con motivos de diversas zonas del mundo. Justo al lado se halla la estación de metro de Dobutsuen-Mae (M22), donde cogeremos la línea roja del metro, Midosuji, para desplazarnos hasta Umeda (M16) y visitar el Umeda Sky Building, donde desde su mirador superior se obtienen las mejores vistas de Osaka. Para llegar hasta él, debe salirse de la estación de metro, que se sitúa justo debajo de la estación principal de trenes de Osaka, y atravesar la antigua playa de vías a lo largo de un callejón provisional. El Umeda Sky se trata de un edificio formado por dos torres unidas en su parte superior mediante dos pasarelas con forma de tubo suspendidas en el aire. Aquí también existe un cierto descuento por tener el pase Yokoso. Una curiosidad es que si se fija uno bien estando en el mirador, mirando hacia el sur, puede verse un edificio de forma circular que es atravesado por una autopista elevada.
Una vez visitado el edificio y asombrarse con las vistas desde el mirador de la megaurbe que es Osaka (mires adonde mires va a haber ciudad), tocaba volver ya hacia la zona del hotel. Eran alrededor de las 2 del mediodía, así que aprovecharíamos también para comer. Cogiendo la línea Yotsubashi (color azul oscuro) de metro en Nishi-Umeda (Y11) hasta Namba (Y15) y saliendo por el acceso 26D, apareceremos al lado del canal de Dōtonbori, que ya visitamos la noche anterior. A estas horas seguía habiendo personal en las calles aledañas, aunque ciertamente es una zona mucho más visitada por la noche.
En la misma calle paralela al canal donde cogimos las bolas de pulpo, estuvimos comparando precios, parándonos delante de en un local donde había una máquina afuera en la puerta y tú podías elegir los platos que querías comer. Una vez elegidos y pagados, entras y lo único que debes hacer es darle los boletos que has comprado al personal del local, que te llevarán a una mesa o a la barra, dependiendo de tu elección. Al poco tiempo, sacarán los platos y podréis empezar a degustar la gastronomía japonesa. En nuestro caso, pedimos el famoso ramen, acompañado por trozos de carne. Estaba delicioso. Cabe destacar que en la mayoría de locales de comida, suelen ofrecerte jarras de agua o té verde de manera gratuita, que además puedes pedir que vayan rellenando, por lo que el gasto en bebida suele ser escaso en este tipo de locales.
Habiendo ya satisfecho los deseos de nuestros estómagos, iniciamos el camino hacia el hotel. Tras un paseo de unos 10 minutos, procedimos a coger las maletas y dar las gracias al personal de recepción por la amabilidad recibida. Teníamos que dirigirnos a la estación de Umeda, así que cogimos el metro en la estación del hotel, Shinsaibashi (M19), pero esta vez la línea roja hasta Umeda (M16). Al llegar, se notaba que era una estación bastante concurrida, además que estaba iniciándose la hora punta vespertina, por lo que el desplazamiento con las cuatro maletas se hizo un poco engorroso.
La estación de Osaka-Umeda (HK01) es la estación término de los trenes de la compañía Hankyu, de donde salen tres líneas a Kobe, Takarazuka y Kioto. En nuestro caso, debíamos coger uno de los trenes de la línea a Kioto, concretamente a la céntrica estación de Kyoto-Kawaramachi (HK86). El billete cuesta unos 400¥ y tiene la ventaja que se puede coger cualquiera de los trenes que vaya hacia allá, sin importar que sea local, semi-express, express, o limited express. El tiempo depende del tren escogido y las paradas que realice durante el trayecto, pero suele rondar los 45-60 minutos. Al ser hora punta y la parada inicial, el tren iba bastante lleno al principio. Por suerte, cogimos sitio en un extremo de un vagón y colocamos las maletas en el espacio entre las piernas como buenamente pudimos intentando molestar lo menos posible.
Tras una hora de trayecto, llegamos a la estación de destino y salimos al exterior por el acceso 1A. Estábamos en pleno centro de Kioto, y aunque no llovía demasiado, al ir con maletas no podíamos protegernos con los paraguas, así que teníamos que ir buscando sitios para resguardarse. Por suerte, tras cruzar el puente del río Kamo, la calle principal tenía las aceras cubiertas, por lo que resultó de gran alivio. A 10 minutos de la estación se hallaba nuestro alojamiento en Kioto, el Glanz kei Gion Shinmonzen, un edificio de dos pisos de apartamentos amplios equipados con cocina que se convertiría en nuestra próxima casa durante las siguientes 6 noches, casi la mitad del viaje. Además, su localización en plena zona norte del famoso barrio de geishas de Gion resultó ser fantástica. La casualidad además hizo su aparición en forma de uno de los recepcionistas, que resultó ser andaluz, lo que puso la guinda al pastel.
Después de dejar las maletas y descansar unos minutos, salimos a dar una pequeña vuelta por las calles cercanas y a echar un vistazo en uno o dos konbini cercanos al apartamento, ya que necesitábamos comprar algo para poder cenar esa noche y desayunar al día siguiente. La vuelta fue corta debido al cansancio que aún duraba del viaje y del día que habíamos llevado, probablemente uno de los más calurosos de todo el viaje. Además, debíamos acostarnos temprano debido a que al día siguiente nos despertaríamos muy pronto para poder visitar el santuario de Fushimi Inari antes que llegaran los grupos de turistas.
En la misma calle paralela al canal donde cogimos las bolas de pulpo, estuvimos comparando precios, parándonos delante de en un local donde había una máquina afuera en la puerta y tú podías elegir los platos que querías comer. Una vez elegidos y pagados, entras y lo único que debes hacer es darle los boletos que has comprado al personal del local, que te llevarán a una mesa o a la barra, dependiendo de tu elección. Al poco tiempo, sacarán los platos y podréis empezar a degustar la gastronomía japonesa. En nuestro caso, pedimos el famoso ramen, acompañado por trozos de carne. Estaba delicioso. Cabe destacar que en la mayoría de locales de comida, suelen ofrecerte jarras de agua o té verde de manera gratuita, que además puedes pedir que vayan rellenando, por lo que el gasto en bebida suele ser escaso en este tipo de locales.
Habiendo ya satisfecho los deseos de nuestros estómagos, iniciamos el camino hacia el hotel. Tras un paseo de unos 10 minutos, procedimos a coger las maletas y dar las gracias al personal de recepción por la amabilidad recibida. Teníamos que dirigirnos a la estación de Umeda, así que cogimos el metro en la estación del hotel, Shinsaibashi (M19), pero esta vez la línea roja hasta Umeda (M16). Al llegar, se notaba que era una estación bastante concurrida, además que estaba iniciándose la hora punta vespertina, por lo que el desplazamiento con las cuatro maletas se hizo un poco engorroso.
La estación de Osaka-Umeda (HK01) es la estación término de los trenes de la compañía Hankyu, de donde salen tres líneas a Kobe, Takarazuka y Kioto. En nuestro caso, debíamos coger uno de los trenes de la línea a Kioto, concretamente a la céntrica estación de Kyoto-Kawaramachi (HK86). El billete cuesta unos 400¥ y tiene la ventaja que se puede coger cualquiera de los trenes que vaya hacia allá, sin importar que sea local, semi-express, express, o limited express. El tiempo depende del tren escogido y las paradas que realice durante el trayecto, pero suele rondar los 45-60 minutos. Al ser hora punta y la parada inicial, el tren iba bastante lleno al principio. Por suerte, cogimos sitio en un extremo de un vagón y colocamos las maletas en el espacio entre las piernas como buenamente pudimos intentando molestar lo menos posible.
Tras una hora de trayecto, llegamos a la estación de destino y salimos al exterior por el acceso 1A. Estábamos en pleno centro de Kioto, y aunque no llovía demasiado, al ir con maletas no podíamos protegernos con los paraguas, así que teníamos que ir buscando sitios para resguardarse. Por suerte, tras cruzar el puente del río Kamo, la calle principal tenía las aceras cubiertas, por lo que resultó de gran alivio. A 10 minutos de la estación se hallaba nuestro alojamiento en Kioto, el Glanz kei Gion Shinmonzen, un edificio de dos pisos de apartamentos amplios equipados con cocina que se convertiría en nuestra próxima casa durante las siguientes 6 noches, casi la mitad del viaje. Además, su localización en plena zona norte del famoso barrio de geishas de Gion resultó ser fantástica. La casualidad además hizo su aparición en forma de uno de los recepcionistas, que resultó ser andaluz, lo que puso la guinda al pastel.
Después de dejar las maletas y descansar unos minutos, salimos a dar una pequeña vuelta por las calles cercanas y a echar un vistazo en uno o dos konbini cercanos al apartamento, ya que necesitábamos comprar algo para poder cenar esa noche y desayunar al día siguiente. La vuelta fue corta debido al cansancio que aún duraba del viaje y del día que habíamos llevado, probablemente uno de los más calurosos de todo el viaje. Además, debíamos acostarnos temprano debido a que al día siguiente nos despertaríamos muy pronto para poder visitar el santuario de Fushimi Inari antes que llegaran los grupos de turistas.