Amanecimos temprano y la dureza del colchón nos pasaba factura, no dormimos bien ninguna de las noches que pasamos en Tokio. El hotel está bien en general, un plus que tenia era que en la habitación tenían un móvil con internet que podías llevar contigo y tenía información de los sitios turísticos, guay si no tienes datos en el móvil, además podías hacer llamadas internacionales gratis a España, yo llame a mi madre desde el otro lado del mundo que me hizo ilusión!
Arrancamos con un buen desayuno comprado la noche anterior en el seven eleven, donde trabajaba el tipo menos simpático de Tokio, todo el mundo nos atendió siempre con una sonrisa y una amabilidad maravillosa, todos menos él, no le debía gustar mucho el trabajo… o nosotros…
Para empezar nos fuimos a ver el templo zojoji, parece mentira encontrar un remanso de paz tan grande en medio de la ciudad, hay un pasillito en un lateral del templo con figuritas de piedra de niños pequeños con gorritos y bufandas que la gente teje para ellos, son en honor a los niños pequeños y bebes fallecidos.
Después decidimos cambiar un poco los planes y como hacia buen día pasamos el resto de la mañana en la isla de Odaiba, vimos el Gundam gigante que cada hora hace un espectáculo con luces y ahora también se mueve, se ve que antes no lo hacía, pero tampoco baila, sin hacer mucho spoiler diremos que se mueve poco. Odaiba mola mucho, tiene un par de centros comerciales con un parque de atracciones virtual y muchas tiendas de todo tipo, vimos una tienda de mascotas, curioso ya que apenas vimos dos perros en todo el viaje, dejando de lado mi opinión sobre la venta de mascotas ojo el dineral que pedían por algunos cachorritos; 200000 yenes ni más ni menos, unos mil y pico euros.
Nos subimos a la noria de Odaiba, que se ve desde el avión si sales desde Haneda y vimos una exposición de coches Nissan que creo que es permanente, había simuladores de coches en realidad virtual y lo mejor, gratis! Comimos allí en el centro comercial donde estaba la zona de restaurantes y en el centro la zona de las mesas, así si cada uno quiere comer una cosa pues no se discute. En el centro había una fuente con agua y vasos para acompañar la comida.

Para llegar y salir de la isla hay que coger un tren no tripulado, si tenéis oportunidad poneros en el primer vagón que tiene la pared de cristal y mola un montón. Ya en la ciudad nos fuimos a cruzar el famosísimo cruce de Shibuya, lleno de gente como lo había visto en mil películas, series y documentales, cruzamos un montón de veces sacándonos fotos y videos además de visitar al perro mas famoso de Tokio, Hachico.

Terminamos el día en Harayuku donde antiguamente se reunían los grupos de chicos y chicas vestidos de cosplay y lolitas, en algún video de youtuve vi que decían que ya no se veían y tenían razón, no vimos ni una persona con esas vestimentas que se ven por la tele cuando sale este barrio. Altamente recomendable la calle Takeshita, no es muy larga pero está llena de tiendas de ropa muy alternativa, es una calle con mucho ambiente donde se ve mucha gente joven. Nada más entrar en la calle, a mano izquierda y bajando unas escaleras hay un Purikura, eso que es? Lo mas friki que hay en Tokio; son unos fotomatones donde al ritmo de un musicón a todo volumen, te sacas fotos en distintas poses y luego te llevas el recuerdo impreso a casa por 300 yenes. Al entrar hay un tocador donde las chicas, que son su público principal, se peinan y maquillan para salir guapas, no hace falta en realidad tanto maquillaje si luego las fotos están retocadísimas, al fondo se encuentran las distintas cabinas cerradas con cortinas para tener intimidad. Una vez dentro de la cortina echas las monedas y empieza la fiesta, música luces y una muchacha virtual en la pantalla te dice cosas en japonés que no entiendes pero es fácil de seguir, primero en la pantalla ves la pose y hay que imitarla, sacan en total unas 6 fotos, al acabar sale la opción de cómo de grandes quieres que salgan los ojos en la foto, yo me decanté por los más pequeños que falta no me hace ponerme más. Después en la parte contraria esta el centro de edición, cuesta entre tanta cortina encontrarlo sin dar antes con otro fotomatón o una pared, pero unas muchachas nos echaron una mano. Ahora viene lo bueno! Hay que ser rápido porque solo tienes 90 segundos, esta todo en japonés y no te enteras de lo que pasa, hay que coger un lápiz táctil y en la pantalla poner todas las chorradas que se puedan cuantas más pongas mas chula queda la foto, hay que elegir también que fotos quieres imprimir y en que formato y al poco salen por una rendija. Me gustó tanto y salía tan guapa que repetí la experiencia, esta vez sin Néstor, que el parecía un marciano con los ojos tan grandes, definitivamente está hecho para chicas y no me extraña que guste tanto esto en Tokio, es súper divertido!!
Como estábamos muy cansados cogimos algo para cenar en la habitación, si, bolitas de arroz!! Y nos fuimos caminando entre borrachines trajeados, el animal nocturno tokiota.

