El día amaneció soleado aunque ventoso. Decidimos dejar el plan de kayak para ver delfines y tortugas y subir al Teide. No teníamos intención de ir hasta arriba en el teleférico, ya lo hicimos la vez anterior y hay que reservar con bastante tiempo
(www.volcanoteide.com/ ...y_horarios). Además, ni hubiésemos podido, ya que el teleférico estaba cerrado. Pero teníamos muchas ganas de recorrer los miradores que hay por la cañada del Teide y hacer una pequeña ruta de senderismo.
Os recomiendo este tip de @Salodari:

Y los siguientes enlaces:
Guía de miradores: www.gobiernodecanarias.org/ ...ADORES.pdf
Plano general: www.gobiernodecanarias.org/ ...-Teide.pdf

Subimos desde Costa del Silencio hasta Vilaflor y desde allí ya fuimos ganando altura hasta llegar al Parque Nacional. La temperatura fue bajando, hasta unos 4 grados en el mirador de Boca Tauce, lo que sumado al viento, era una sensación térmica heladora. Llevábamos unas cuantas capas (camiseta, sudadera, polar y cortavientos), dado que era un viaje que combinaba playa y alta montaña, pero aun así pasamos mucho frío.
Desde este primer mirador vimos por primera vez el Pico Viejo y el Teide, con su pico nevado. Además de diferentes coladas volcánicas. Todo está perfectamente explicado en diferentes paneles.


A partir de aquí fuimos parando en todos los miradores que encontramos. Uno de los más grandes es el del Zapato de la Reina, donde destaca una curiosa formación que tiene forma de zapato de tacón.



El siguiente es de Llanos de Ucanca, la mayor cañada del parque nacional. Además del Teide y Pico Viejo, se ven desde aquí los Roques de García y la formación rocosa conocida como La Catedral.

Por fin llegamos a uno de los lugares más significativos del parque: los Roques de García. A la derecha está el parador nacional, donde es posible comer, aunque a precios algo elevados. También hay un baño, con entrada de 1 euro.
Nos asomamos al mirador de La Ruleta, donde el viento casi nos echa para atrás. Aquí está el Roque Cinchado, formando la famosa imagen del antiguo billete de 1000 pesetas. Una preciosa postal con la nieve.

Desde aquí sale una ruta corta pero muy bonita, que rodea los roques y baja a la cañada. No sabíamos si hacerla por el viento, pero decidimos caminar un poco y cuando nos metimos entre los roques el viento paró un poco, y al final la hicimos entera. Nos gustó mucho.






Pasamos de largo por el aparcamiento del teleférico y paramos en el mirador de Tabonal Negro, donde empezamos a ver la nieve en el suelo. Este mirador tiene vistas al Valle del Chiñoque y a una gran colada de lava.

Cada vez había más nieve, el paisaje era una maravilla. Llegamos al mirador de Minas de San José y no había ni un sitio donde dejar el coche. Tuvimos que esperar un rato hasta que salió alguien y pudimos aparcar. Pero no podíamos dejar la oportunidad de admirar de cerca ese paisaje nevado.
Yo estaba emocionada, corría en la nieve, nos tiramos bolas de nieve, jugando como niños. Disfrutamos muchísimo, y mira que hacía frío. El mirador se extiende a ambos lados de la carretera y en ambos el paisaje era precioso, con una mezcla de colores, negro de la lava, verde de la piedra pómez y blanco de la nieve.




Nos encontramos un pequeño muñeco de nieve que alguien había dejado allí, monísimo. Esta foto nos sirvió de felicitación en las pasadas navidades.

No volvimos a parar en más miradores, porque al empezar a bajar entramos en una nube negra que impedía ver nada. Así que emprendimos el camino de regreso al sur, a los 25 grados, con la esperanza de darnos un baño en la playa de Montaña Amarilla (en Tenerife puedes jugar con la nieve y bañarte en la playa el mismo día). Pero cuando llegamos la marea estaba muy baja y el mar muy movido, por lo que no nos atrevimos a bañarnos.
Aprovechando que la marea había dejado libre el acceso, recorrimos la base de la montaña y las pequeñas grutas que forma. Un paisaje también muy bonito, donde disfrutamos de una cervecita. Y la última en el chiringuito. El viaje se acababa.


Esa noche cenamos en el restaurante El Cordero, también de comida tradicional canaria.