Comenzamos nuestro primer día en Estambul saliendo sobre las 10 de la mañana de nuestro hotel. El día está despejado, y a esas horas ya pega fuerte el sol (esto será una constante en todo el viaje, del cual me quejaré en multitud ocasiones. ¡Es lo que tiene no soportar el calor!).
En primer lugar, nos dirigimos hacia la zona de las mezquitas, pasando previamente por el Hipódromo, donde se encuentra la columna serpentina y los obeliscos de Teodosio y Constantino. Nuestro hotel está muy centrico y en 5 minutos llegamos ahí. Como es una explanada y había poca sombra, aguantamos poco en el lugar y decidimos ir en dirección de la Mezquita Azul, que está pegada, a la cual se accede por una puerta desde la propia plaza y no se tarda mas de 2 minutos en llegar.
Habíamos leído que estaba en restauración, por lo que cuando accedes a ella, solamente se ven unos andamios que tapan el techo del recinto, por lo que la visita a este lugar es rápido, y a continuación vamos a la otra mezquita, la de Hagia Sofía.

Ahí se ve mucha mas gente, además la puerta para acceder está cerrada, por lo que comienza a formarse una cola para entrar. Como va para largo, aprovecho a sacar dinero en los cajeros que hay al lado. Vuelvo a la fila y aún así no me libré de estar esperando un rato a pleno sol.
Finalmente podemos acceder, y después de descalzarnos, entramos a la sala de oración, y como había estado cerrada, tenemos la suerte de poder verla con poca gente por medio. No había estado en mezquitas tan grandes, por lo que la primera impresión es de estar en un lugar gigante.
Como todavía es media mañana, decidimos acercarnos al palacio de Toktapi, donde también tenemos que esperar un rato para sacar las entradas, como no iba a ser menos, al sol. Nos decidimos por comprar la entrada completa, que incluye todo el palacio, el Harén y la iglesia bizantina de Santa Irene. El palacio se compone de distintos edificios como el pabellón de recibimientos, Cocinas del palacio, una mezquita etc. Respecto al Harén, son los aposentos privados, los cuales no me parecieron tan interesantes para tener que pagarse a parte.

Después de ver todo el complejo, ya es la hora de comer, por lo que vamos directamente a un lokantasi, que son pequeños restaurantes tipo las lecherías de Polonia, donde tienes los platos delante tuyo, y puedes decirle al cocinero lo que quieres comer. Fue todo un acierto, ya que 4 platos y 2 bebidas nos costó ¡5 euros!
Una vez terminados de comer y descansados del calor, nos acercamos a las calles aledañas al gran bazar, pero solo de paso ya que queríamos ver la mezquita de San Sergio y San Baco. En ese momento pudimos tener constancia de lo que son las compras en Estambul. Un montón de puestos, cada uno de diferentes productos (especias, alfombras, ropa falsificada, zapatillas fake, electrónica, túnicas, alfombras) y sus respectivos dueños llamándote para que mires sus cosas y compres, los cuales llaman tu atención hablandote en diferentes idiomas para que les contestes. Además, ahí no importaba que viviéramos en una pandemia, ya que las mascarillas escaseaban tanto por parte de muchos turistas como de los propios turcos.
Al principio sorprende, pero después de un rato viendo muchos puestos similares, ¡¡acabas mareado!!

Como estábamos cansados y el calor apretaba, vimos que al salir de las calles de compras, había un Starbucks, donde entramos a tomar una limonada y así poder descansar. Sorprende lo barato que es la vida en el país, ya que uno de los índices que utilizo es comparar los precios de esta cafetería en cada pais (no sé si es muy fiable, pero a mi me vale jeje). Por ejemplo el frapuccino, el café típico de este sitio, en Zaragoza cuesta 5,50€. Mientras que en Estambul costaba 2,80€
Terminada la bebida, ya solo nos quedaba de visitar la Mezquita de San Sergio y San Baco, y como estaba cerca del hotel, nos acercamos en un momento. Justo en el momento que llegábamos, estaban llamando para rezar, por lo que la vimos de forma muy rápida para no molestar a las personas que había ahí.
Sobre las 6 de la tarde llegamos al hotel, para poder descansar un rato, ya que habíamos conseguido ver todo lo que nos habíamos propuesto. A eso de las 8 y media salimos de nuevo para cenar, en un sitio cercano donde íbamos a probar el Testi Kebab, una especie de guiso de carne con tomate, el cual te lo terminan de hacer delante de ti, metiéndolo en una vasija y con fuego alrededor de el. La verdad que está rico, además te lo sirven acompañado de arroz, por lo que es un plato muy completo.
Para bajar la cena, dimos un paseo por la zona céntrica de la capital y a eso de las 11 ya estábamos en el hotel para descansar.

Gastos del día
Entradas Palacio de Toktapi: 280 liras
Comida en Balkan Lokantasi: 50 liras
Limonadas en Starbucks: 34 liras
Cena en Ortaklar: 127 liras