Hoy tocaba cambio de localización, nos íbamos de Estambul rumbo a Selçuk, la ciudad donde está ubicada Éfeso. Ese sería nuestro punto desde donde nos moveríamos, ya que queríamos visitar Pamukkale, Priene, Mileto, Kusadasi...
A las 8 y media nos venía a recoger el transfer, así que a esa hora estábamos puntuales en la puerta del hotel esperando. En esta ocasión, en lugar de un minibús, nos tocó un taxi. La forma de conducir ahí es muy diferente a la de España, por lo que puedes desesperarte si te fijas en los detalles, como cambiarse de carril en multitud de veces, no hacer caso de líneas continuas, no poner intermitenes... todo unido a que el taxista le apeteció coger un ferry para cruzar el Bósforo, lo que hizo que perdiéramos algo de tiempo y que a la salida de la ciudad había cierto atasco.
Todo eso unido nos ocasionó que llegáramos un pelín justo al aeropuerto. A las 10 llegábamos a Sabiha Gokcen y nuestro vuelo salía a las 11:25. Por lo que tuvimos que facturar rápidamente las maletas e ir a buscar la puerta de embarque. Como era un vuelo interno, no tuvimos que pasar grandes controles y tampoco nos pidieron el pasaporte Covid en ningún momento. Después de todos los agobios, aún teníamos casi una hora de espera para coger el avión.

El vuelo fue muy corto, ya que duró unos 45 minutos, y el aeropuerto de Esmirna es pequeño, por lo que nos costo poco salir y recoger las maletas. En la puerta hay diferentes autobuses en función del lugar al que vayas, por lo que encontramos fácilmente el que iba a nuestro destino. Tras una hora de carretera, sobre las 2 y media llegábamos a Selçuk, que nos recibía con muchísimo calor, mucho mas que en la capital. Fue salir del automóvil y el poco trayecto que teníamos hasta el hotel se hizo agotador, caminar con las maletas y 41 grados es complicado.
Hicimos el check-in y pensamos que visto la hora que era, lo ideal era ir a comer y acudir sin descansar a visitar Éfeso, ya que entonces se habrían ido todos los tour turísticos que vienen de los cruceros por lo que tendríamos mucha tranquilidad (y calor) para ver las ruinas de la ciudad.
Después de comer, nos acercamos a la estación, donde se cogen los minibuses que te llevan al complejo de Éfeso. Tarda unos 15 minutos y una vez ahí, sacas las entradas y puedes acceder ya.
Lo mas importante que queda en la ciudad es la biblioteca de Celso, que estaba considerada como la 3ª mas importante del mundo antiguo. También hay otros espacios interesantes como el teatro, Templo de Adriano, Puerta de Hércules, Odeón o Ágora. Todos estos alrededor de la calle de los Curetes, realizada toda en mármol.



El periodo desde las 5 a las 7 de la tarde es un buen momento para visitarlo, no hay mucha gente y puedes pasear tranquilamente. Eso si, que no se te olvide mucha agua y paciencia para el calor. De todas formas, al final del recorrido hay una pequeña tienda que vende bebidas frías, el cual es una de los lugares mas visitados de Éfeso, aunque por distinto motivo a los anteriores monumentos...
Terminado de ver todo, volvimos a coger el minibús para volver a la ciudad, y aprovechando que el hotel tenía piscina, ¡qué mejor manera que un chapuzón para pasar el calor! Ese rato, ¡¡acompañado de una cerveza fría nos revivió!!

Como siempre, sobre las 9 de la noche salimos de nuevo para cenar, pero al ser la ciudad mas pequeña, teníamos menos donde elegir. De vuelta al hotel, compramos unos pocos baklavas de postre que nos los tomamos en la habitación.

Gastos del día:
- Autobús Esmirna-Selçuk: 40 liras
- comida en Kolyum: 79 liras
- ida y vuelta en minibús a Éfeso: 20 liras
- Entradas al complejo monumental: 240 liras
- Aguas y cervezas: 31 liras
- Cena en Firuze restaurant: 120 liras
- Baklavas: 13 liras