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Madrugamos, desayunamos a tope y dejamos las maletas en recepción, donde nos las guardan en una habitación y avisamos que las recogeremos a mediodía. Nos dan unos tickets para ello.
Vamos a dedicar la mañana a terminar de buscar las criaturas misteriosas que nos quedaron el día anterior, y es que parece que no, pero lleva su tiempo. Y lo fuimos combinando con algunas visitas que teníamos programadas que nos habían quedado en el tintero los días anteriores. De las criaturas que descubrimos no os hago spoiler, solo deciros que entre ellas tuvimos que buscar tortugas en una fuente...hasta ahí puedo leer...
Como cada día cogemos nuestro bus 81 y bajamos en Torre di Largo Argentina, el lugar donde Julio César fue asesinado y que será accesible al público durante, supuestamente, este 2022, pero en Mayo desde luego allí no se veía gran avance.
Parecen unas simples ruinas entre edificios y calles con tráfico caótico, pero alberga nada más y nada menos que ruinas de hasta 4 templos diferentes. Además de una extensa colonia de gatos que son cuidados y alimentados.
A Hugo le encantó escuchar que el día anterior al asesinato de Julio César, su mujer tuvo un sueño premonitorio en el que visualizó la muerte de su marido, a lo que Julio César hizo caso omiso y acudió al Senado sin guardias que lo protegieran.
Comenzó a ser rodeado por senadores que fingían pedirle distintos favores, y a la señal de uno de ellos recibió un total de 23 puñaladas. Entre los atacantes se encontraba Brutus, hijo del propio Julio César y una de sus amantes, momento que recoge Sheakespeare en el que César, ya con un hilo de voz, se dirige a él y le dice: ¿También tú hijo mío?
Continuamos a pie hasta Campo dei Fiori a comprar unas cosas en su mercado y después visitamos uno de esos lugares que aún no están atestados de turistas en la ciudad eterna: Arco degli Acetari, es decir, el arco del Vinagre, que no es otra cosa que un pequeño patio por el que en su día pasaban los carros cargados de vinagre, de hecho las marcas de sus paredes son testigos de ello. Un lugar con mucho encanto y que descubriréis caminando por la Vía del Pellegrino.
Por esa calle hay multitud de callejones con encanto, plagados de trattorias y sin grandes masas de turistas, así que nosotros callejeamos sin rumbo entre ellas hasta terminar de nuevo en Plaza Navona.
Allí volvimos a subirnos en nuestro querido 81 y nos bajamos en Campidoglio para fotografiar el foro romano por última vez desde sus dos miradores, que aunque ya los conocíamos de nuestra anterior visita siempre me parecen una pasada. Y ya de paso, liquidábamos un par de pistas que se escondían allí.
De nuevo el 81 nos dejó en Isola Tiberina, donde se escondía la última criatura misteriosa y que por cierto no encontramos, tampoco pusimos mucho interés, había dos coches fúnebres, un tráfico caótico que entraba y salía del hospital que hay allí y no nos pareció que tuviese mucho encanto en ese momento del día. Además la hora de finalizar el viaje se acercaba, así que volvimos a coger el bus hasta el hotel, recogimos las maletas, y rumbo a Termini para coger el bus de Terravisión que igual que cuando llegamos salió puntual.
Vuelo estupendo de vuelta a casa y a ir pensando en el siguiente...más enamorados de Roma de lo que ya fuimos y deseando volver a pisarla sin tener que tardar tantos años, y recordando a Petrarca: "Necio es quien admira otras ciudades sin haber visto Roma"
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