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El día de hoy había quedado libre de planes con varias opciones a elegir sobre la marcha. La primera y más deseada era hacer una excursión a una de las islas Nusas, preferiblemente Nusa Pénida, ya que no habíamos podido incluir estancia de una o dos noches allí. La excursión sale del puerto de Sanur, que aparentemente está cerca de la zona en la que estamos alojadas (30 Kms). Sin embargo, tras conocer el tráfico de la zona, vemos que se puede tardar una hora en llegar al puerto. Ello unido al recuerdo del último viaje en barco, nos hace desechar esta opción, y pensar que cuando volvamos a Bali tenemos pendiente la visita a las islas Nusas, tratando de conocerlas bien alojándonos unos días como hemos hecho esta vez con las Gili.
Con todo ello decidimos quedarnos y disfrutar del hotel, sabiendo que tenemos la posibilidad de ir caminando a la playa de Balangán que nos han dicho que es muy bonita. En principio no tenemos claro si ir a bañarnos por la mañana o a ver el atardecer y finalmente decidimos dejar que los acontecimientos del día nos vayan dirigiendo a la opción mejor. Es nuestro último día en Bali y queremos tener una bonita despedida. ¡Y vaya si la tenemos!
Empezamos el día con un desayuno flotante, una tradición balinesa que nos habíamos propuesta probar en alguno de los días de nuestra estancia. ¿Y qué mejor día que el último para regresar con el mejor recuerdo? En este hotel hay que pagar 10€ por él y se puede elegir la piscina donde se quiere tomar. Vamos al restaurante, pedimos el desayuno y nos dicen que esperemos en la piscina a que nos lo lleven. Una experiencia única desayunar en el agua y viendo el mar.
Tras el baño en la piscina infinita y un rato de hamacas, decidimos bajar a conocer la playa de acceso privado del hotel. La bajada entre árboles es preciosa y la llegada nos sorprende con una playa de arena y con rocas grandes, pequeña, solitaria y con gran oleaje como es propio en esa zona de la isla.
Pasamos parte de la mañana allí solas, jugando con las olas y disfrutando del paisaje, y subimos de nuevo al hotel a darnos otro baño en la piscina. A mediodía vamos a tomar algo al restaurante:
- The View La Joya: tosta de aguacate y Mie Goreng. 18€.
Continuamos la tarde en la piscina de la zona superior. Estamos tan a gusto en este hotel que no tenemos ganas de desplazarnos. Tenemos una playa preciosa, dos piscinas maravillosas…
… vistas a la puesta de sol, un restaurante estupendo, unos camareros que nos comunican que es la happy hour ofreciéndonos 2x1 en coktails… y un spa que aún no hemos tenido el gusto de conocer. Cuando nos acercamos a verlo, nos enamoran las salas, que son pequeñas cabañas frente al mar. Justo hay un hueco en la sala doble en ese momento. Son las 18:00 y vamos a darnos nuestro último masaje balines viendo la puesta de sol. 13€ cada una. Como nuevas.
Es de noche y no hemos salido del hotel. Solo nos falta la última cena, que es típica indonesa y nos encanta:
- The View La Joya: nasi goreng, verduras dos salsas (setas y limón, las salsas que nos conquistaron en la primera cena en este hotel), 2 zumos. 21€
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