El día está un poco más fresco (se agradece) y hay anuncio de lluvia para la tarde. Salimos hacia Skradin que es donde esta la recepción de visitantes del Parque nacional Krka.

Un barquito nos lleva remontando el rio hasta la cascada principal, Skradinski Buk. Muy bonito, un vergel, ruido de agua por todos el bosque. Silvia y Luisa se bañan al pie de las cascadas, yo me quedo tumbado en la pradera. Aparte de la elevada humedad que hay por todas partes aquí se agrava el asunto al pulverizarse el agua al caer por la cascada, es una sauna en toda regla.

Bocata, barquito y coche. Llegamos a Sibenik donde damos un paseo por el puerto y vemos la iglesia de S Jakob, todo con mucho sabor.


Coche hasta Trogir, una de las joyas de Croacia, una ciudad de postal con palacios, callejuelas, iglesias.... y muchos turistas (como nosotros). A las 18.00 y cae el diluvio, decidimos refugiarnos y aprovechar la circunstancia para hacer una merienda-cena, risotto y pasta con frutti di mare, buenísimo.
En el capítulo gastronómico hay que comentar que los sitios más económicos son las konobas (tabernas) y que fruto del pasado veneciano de dalmacia, en todas sirven platos como los que mencioné antes, aparte de pizzas, ensalada de pulpo, pescados y todo tipo de pastas. Otros platos típicos que probamos fueron la pasticada que es un guiso de carne con salsa, el brodet dálmata (parecido al pescado a la roteña) y la buzzara de mejillones y de scampi (cigalas). Otro plato que probamos fue el cebapcici que me dio la sensación de que era de origen bosnio porque en algunos bares anunciaban "el auténtico cebapcici de Sarajevo", era una salchichita de carne picada con especias. Para los bocatas venía muy bien el queso de pag y el jamón ahumado (prsut). En las panaderías también vendían unas empanaditas rellenas de carne que venían muy bien para salir al paso. Los precios en general eran asequibles, teniendo en cuenta que Dalmacia es un sitio muy turístico. Cuando viajabas hacia el interior, los precios bajaban bastante.
La tarde noche la pasamos en la terraza del apartamento leyendo y viendo el atardecer. Impresiona especialmente como después de la tormenta la superficie del mar está completamente quieta. Mañana iremos a la isla de Brac a pasar la mañana en la famosa playa de Zlatni Rat (famosa aquí, claro).
