Después de hacer la ruta de las pasarelas del Pantano de Relleu (relato en mi diario de senderismo en el siguiente enlace
Rutas por Alicante: Senda del Pantano de Relleu y su vertiginosa pasarela. ), nos dirigimos a esta localidad, de la que nos habían hablado muy bien, de hecho se le considera uno de los pueblos más bonitos de la provincia de Alicante. Por el camino, vimos imponentes paisajes de la serranía, de esos que algunos visitantes no esperan encontrar en unas latitudes famosas, sobre todo, por sus playas.




En ocasiones anteriores, habíamos pasado varias veces por sus inmediaciones, pero siempre de paso, sin que surgiera la oportunidad de visitarlo. Y eso que, desde la propia carretera, llaman inevitablemente la atención tanto el caserío aposentando en un alto como sus alrededores. Vamos, uno de esos miradores en los que te gusta parar para tomar al menos un par de fotos, lo que hicimos también esta vez.

Dejamos el coche en un aparcamiento a la entrada del pueblo y seguimos a pie para ver lo más destacado de esta población de poco más de 5.000 habitantes. Creado como Señorío por Jaime I de Aragón, perteneció a la Casa de Aragón hasta mediados del siglo XV y a los Fajardo hasta el siglo XIX.


Actualmente, el municipio ocupa la zona central de la Marina Baja, con el río Guadalest haciendo frontera entre Polop y Callosa d’en Sarriá. La distancia desde Alicante capital es solo de 54 kilómetros y Benidorm está a poco más de 12 kilómetros. En fin, en coche, casi un paseo.
Situación de Polop de Marina en el mapa peninsular según Google Maps.


Durante nuestra breve visita, vimos sus monumentos más importantes, como la Iglesia de San Pedro, construida en 1723, el Santuario de la Divina Aurora, el Castillo y la muralla.


El Castillo es una fortaleza de origen musulmán situada en el alto de un cerro desde el que se vislumbra toda la población y sus alrededores. Se asciende por un camino empedrado, a modo de Calvario, desde el que fuimos descubriendo paulatinamente a través de sus numerosos miradores unas panorámicas espléndidas que alcanzan el interior y llegan hasta el mar.


Merece la pena darse la caminata y subir hasta lo alto, aunque sea solo para contemplar las magníficas vistas que se tienen tanto de camino como una vez arriba del todo.


De planta casi circular, una vez arriba del todo, se accede a los dos recintos con que contaba, si bien del exterior apenas quedan restos, ya que se utilizó para instalar el cementerio antiguo, que inspiró a Gabriel Miró (se puede visitar su Casa Museo en Polop) su obra “Huerto de Cruces”. Un ensanche del mismo constituye un cementerio más moderno. En la zona interior, se conserva una torre de planta cuadrada y un aljibe.



Más tarde, dimos una vuelta por las calles del pueblo, muy pulcro y con atractivas casas de colores; eso sí, buscando la sombra para librarnos en lo posible del calor, que apretaba bastante por un ambiente que empezaba a tornarse bochornoso.





Finalmente, llegamos a la Plaça de les Fonts, donde se encuentra uno de los mayores atractivos de Polop: la Font des Xorros o Fuente de los Chorros, cuyo origen se remonta a 1885, cuando contaba con solo 11 caños. La actual tiene nada menos que 221. Sobre los caños, hay azulejos con poemas y que también representan los escudos de muchos pueblos y ciudades alicantinas. Una plaza muy bonita con una fuente múltiple que se ha convertido en el símbolo de la población. Por sus dimensiones, resulta muy complicado fotografiar la fuente entera y solo lo conseguí, en parte, con un par de panorámicas no muy vistosas tomadas con el teléfono móvil.


La fuente representa la importancia que el agua tiene para Polop. Deficitaria en aguas desde tiempos remotos, tras la expulsión de los moriscos en el siglo XVIII, Beatriz Fajardo, propietaria del Señorío, decidió construir una gran acequia que utilizó el agua del barranco del Salt para regar más de 1200 hectáreas de terreno, lo que mejoró la economía de municipios como Benidorm, Alfaz del Pí, la Nucia y el propio Polop.



Y con este recorrido, regresamos a Santa Pola, después de lo que había sido una jornada muy agradable, a pesar del calor del mediodía en Relleu. Estas excursiones resultan muy recomendables si se está de vacaciones en la Costa Blanca para conocer una realidad diferente a la tradicional de sol y playa.
